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Jorge Martínez 'Aspar' | Cuatro décadas de Aspar en el Mundial de motociclismo

Cuatro décadas de Aspar en el Mundial de motociclismo

El valenciano debutó en el Jarama el 23 de mayo de 1982: «Mi mejor recuerdo es la primera victoria, en Holanda. Ángel Nieto me dijo que nunca la olvidaría. Es verdad»

Lunes, 23 de mayo 2022, 01:13

El 23 de mayo de 1982, Ángel Nieto sumó una victoria de tantas. Como el 12 + 1 veces campeón del mundo, aquella mañana se subieron al escalón más alto del podio Kenny Roberts, Carlos Lavado y Stefan Dörflinger. El suizo, que ganó cuatro campeonatos a lo largo de su trayectoria deportiva, se impuso en aquella mañana del Jarama en la carrera de 50 cc. Había compartido parrilla con un chaval que, camino de los 20 años, debutaba y lo hizo acabando en la sexta posición. Ese día empezó la leyenda de Aspar.

El alcireño, uno de los deportistas valencianos más laureados de la historia, cumple este lunes cuatro décadas en el Mundial. «Para mí fue un día muy especial porque conseguí lo que llevaba buscando mucho tiempo», comenta. Desde niño, cuando se escapaba del colegio para compartir horas con los pilotos de la legendaria escudería Avidesa. Apretaba tornillos y cambiaba neumáticos soñando con convertirse algún día en piloto. Y uno de sus referentes, Vicente Ferrer, fue decisivo para que pudiese correr el Campeonato de España. Pero él quería mucho más. Como en toda su vida y, quizás, ese haya sido uno de los secretos del éxito.

Jorge Martínez Salvadores no se rindió. Aquella carrera del Jarama fue el premio a su perseverancia. Pero pareció quedarse en una anécdota. Él tenía previsto hacer sólo algunos GP del Mundial, lo que permitiese el presupuesto. Pero el dueño de las motos decidió venderlas y el valenciano se quedó sin posibilidad de competir. Tuvo que conformarse con el Campeonato de España a bordo de unas monturas que le cedió Ricardo Tormo.

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Al año siguiente lo fichó Derbi y, ya como piloto de fábrica, despegó definitivamente. En 1983 ya se subió al podio, pero la victoria se haría esperar hasta el 30 de junio de 1984. A decir verdad, no pudo llegar en mejor lugar: en la catedral, en Assen. «Recuerdo que todo el público iba en contra mía, porque me jugué el triunfo con Hans Spaan. Era holandés y, claro, el público quería que ganara. Pero el recuerdo es espectacular», relata Aspar.

Tanto que al hablar de ese día rememora todos los detalles. «Ángel Nieto hizo una de las suyas. Él había ganado en 125 y yo en 80. En 250 la victoria había sido para Carlos Lavado y en 500, para Randy Mamola. Entonces las carreras en Assen eran los sábados y en el podio te daban una corona de laurel. Al día siguiente tenías que ir a un teatro y entonces te entregaban el premio», relata el valenciano: «Le dieron el protagonismo a Mamola por haberse impuesto en la categoría reina y Ángel se enfadó, decía que él había sido campeón varias veces. Cogió el telón y lo cerró».

Lo cuenta entre risas, con añoranza. También recuerda el consejo paternal que le dio, todavía en el circuito y cuando a Aspar le costaba dominar la euforia. «Chico, disfruta mucho de este día porque llegarán más victorias, pero ninguna de ellas será como la primera», le comentó Nieto. «Y es verdad. Si me preguntas por mi mejor recuerdo en el Mundial, es aquel GP en Holanda, aquel triunfo. Actualmente les digo lo mismo a mis pilotos», señala.

Porque hoy día el valenciano sustenta el Aspar Team, uno de los pilares del Mundial de MotoGP. Ganó cuatro campeonatos como piloto. También llegaron los malos momentos. «Los peores como deportista son las lesiones. Me acuerdo de una en Austria, donde me rompí una clavícula y un pulgar, me tuvieron que poner dos placas y ocho tornillos», indica: «Luego hubo más y siempre se te pasa por la cabeza si vas a ser capaz de volver en las mismas condiciones».

Pero él regresó, una y otra vez. «Cuando estás en la parrilla nunca piensas en que puedes hacerte mucho daño. A quien se le pase eso por la cabeza, pierde agresividad y con la competitividad que hay...», reflexiona. Y cuando Aspar vio que había varios jovenzuelos, sobre todo un tal Valentino Rossi, que se lo ponían cada vez más difícil, decidió preparar el futuro. Fundó el Aspar Team, donde compaginó sus últimos GP a lomos de la moto con los primeros como team mánager.

Hubo quien le dijo que sería imposible compaginar ambas tareas. Quizás tuviera razón, pero también es verdad que la decisión sería determinante no sólo para él, sino para el propio Mundial de motociclismo. Desde el box ha llevado a la gloria a Álvaro Bautista (2006), a Gabor Talmacsi (2007), a Julián Simón (2009), a Nico Terol (2011) –en su caso, con el valor añadido de que se convirtió, hasta la fecha, en el último campeón valenciano–, y a Albert Arenas (2020).

Desde aquel 23 de mayo de 1982 hasta la fecha, en tiempos de éxitos y en travesías por el desierto, Aspar ha estado de forma ininterrumpida 40 años en el Mundial de motociclismo. Su escudería fue la única con presencia en las tres categorías, desde Moto3 a MotoGP y ha apoyado decididamente proyectos como el de las motos eléctricas (MotoE) y el FIM CEV como uno de los últimos escalones para los jóvenes talentos. «¿Llegar al medio siglo? No lo sé. Ojalá. Seguiré aquí mientras mantenga la ilusión, y espero que no se me vaya nunca», asegura. De momento, se le iluminan los ojos al hablar de las opciones de Sergio García Dols e Izan Guevara de ser campeones. Y sonríe al deslizar que ya planifica la temporada de 2023.

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