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Max Verstappen y Lewis Hamilton, en el circuito de Interlagos en Brasil. Reuters
El título más igualado y tenso para el cierre de una era
Análisis

El título más igualado y tenso para el cierre de una era

El heptacampeón Hamilton y el líder de la clasificación Verstappen se juegan el Mundial justo antes de una temporada 2022 que se antoja crítica

david sánchez de castro

Madrid

Lunes, 15 de noviembre 2021, 14:51

Ha habido que esperar a la última temporada con la normativa actual para ver, por fin, una pelea de verdad por el Mundial entre dos pilotos de diferentes escuderías. Lewis Hamilton y Max Verstappen están separados por solo 14 puntos con 78 en juego. Después de ver cómo en los últimos años se decidían los campeonatos con varias carreras de margen, es buena noticia para la afición que aún cree en este deporte.

La Fórmula 1 está en pleno proceso de revolución, en muchos aspectos. La normativa que entrará en vigor en 2022 abrirá paso a unos nuevos coches que, en teoría, permitirá ver más espectáculo en pista, más adelantamientos reales y no solo dopados gracias al DRS y con el sello obligado de la sostenibilidad ecológica mediante tecnologías que luego se llevarán al mercado automovilístico de calle. No es casual que resurja el rumor de que Audi va a hacerse con las riendas del grupo McLaren en próximas fechas, algo que desde Woking no han tardado en desmentir. Después de varias décadas en las que las noticias de entrada del grupo VAG en la Fórmula 1 se habían convertido en un chiste recurrente, parece que esta vez está más cerca que nunca… aunque de nuevo no vaya a producirse.

Pero la competición está también en una fase de cambio de filosofía y protagonistas. Fernando Alonso será el último vestigio de los pilotos que compitieron contra Michael Schumacher en los años gloriosos de Ferrari, y Lewis Hamilton será el único que sabrá lo que es vérselas con el asturiano como candidato al Mundial y no como una vieja gloria. Figuras como Max Verstappen, Lando Norris, Carlos Sainz o George Russell van a ir dejando de lado poco a poco a los más veteranos de la actual parrilla. Aunque Hamilton y Alonso quieren retarse por última vez antes de emprender sus próximos destinos (el británico fuera de los circuitos y el español alargando su carrera en otras competiciones), está claro que el cambio generacional está cada vez más presente.

Como todo cambio y revolución se generan fricciones. No es casual que Verstappen, líder del campeonato, sea el hombre a batir ahora mismo frente a un Hamilton que quiere dejar un legado más allá de su bandera en favor de la inclusión racial y demás campañas sociales. Convertirse en el piloto con más títulos mundiales de la historia en solitario, ocho, es un objetivo demasiado tentador como para no lucharlo con uñas, dientes, sangre, sudor y lágrimas hasta que tenga una mínima opción matemática. Y ahora mismo, vaya si las tiene: Verstappen, aunque líder, no puede fallar en ninguna de las tres carreras que quedan.

El factor FIA

La figura de Michael Masi, director de carrera, está cobrando un protagonismo extremo en estas últimas carreras de la temporada. Fernando Alonso ya le había convertido en el foco de sus iras en varias citas de este año, pero ahora ha sido parte fundamental en el devenir de la carrera de Brasil.

La inacción de los comisarios que él comanda en la defensa ilegal de la posición de Verstappen sobre Hamilton va a dar mucho de que hablar. No tanto por ese 'laissez faire, laissez passer' ('dejen hacer, dejen pasar') por el que libró al de Red Bull de un castigo que dos carreras antes sí había sido advertido, sino porque después admitió que ni siquiera comprobó todas las pruebas que tenía.

Masi fue más enemigo que Red Bull para Mercedes en Interlagos, primero por la exclusión de Hamilton por la apertura del DRS dos milímetros más de lo legalmente permitido, y después por ni siquiera haber investigado esta acción. La sospecha de que hay una mano detrás de Masi que le pide, ante la duda, inclinar la balanza al lado de Red Bull, se está usando como método de presión y motivación en Mercedes para apretar las tuercas a quienes les han ganado casi toda la temporada.

Pase lo que pase en las tres carreras siguientes, sin duda este grado de tensión competitiva beneficia al espectáculo. No más, porque hay que recordar que estos pilotos se están jugando la vida en cada circuito, pero tampoco menos. ¿No se han escrito las mayores gestas deportivas sobre raíces de grandes rivalidades entre titanes?

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