Jesús Gutiérrez
Miércoles, 22 de febrero 2023, 14:05
Por primera vez desde la pandemia, la sede del equipo Repsol Honda en Madrid volvió a ser el escenario de la puesta de largo del equipo oficial que competirá en el Mundial de MotoGP con el reto de reverdecer antiguos laureles. La última vez que la presentación fue en este escenario, la escuadra más laureada de la historia del campeonato partía en la pole de favoritos, con un Marc Márquez que venía de arrasar el año anterior. La película ahora ha cambiado. El gigante hispano-nipón lleva en letargo tres temporadas, las mismas que su referente ha estado fuera de juego por lesión. Durante este tiempo, Honda ha sumado decepción tras decepción y arrancará la temporada 2023 un paso por detrás de sus rivales, especialmente de Ducati, actual dominadora de la categoría reina.
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Lo que no cambia es una alianza que alcanza ya los 29 años. Hace casi ya tres décadas que Honda y Repsol unieron fuerzas para formar su primer 'dream team' con Mick Doohan y Álex Crivillé. Desde entonces, los nombres más ilustres del motociclismo han vestidos estos colores, logrando la friolera de 17 títulos de pilotos. «No es habitual en el deporte ver una unión de tantos años. Es un hito, algo excepcional», comentaba en el escenario Manuel Fraga, director de comunicación de Repsol, quien recalcaba que para la marca española «la competición sigue siendo un embajador inigualable». Ya no es una frase hecha porque el mundial de MotoGP camina en paralelo con las legislaciones europeas en temas de emisiones, y a partir de 2027 sus motos de competición deberán ser propulsadas con combustibles renovables.
El proyecto Repsol Honda 2023 llega renovado, tanto en la parte técnica, con la caída del máximo responsable dentro del box, Takeo Yokoyama; como en la deportiva, con el fichaje de Joan Mir. El piloto balear aterriza en el equipo con el reto mayúsculo de competir de tú a tú con un Marc Márquez que, ahora sí, está físicamente recuperado y con más hambre que nunca tras tres años sin poder pelear el título. Un nuevo 'dream team' formado por los dos últimos campeones españoles de MotoGP y que suman entre ambos diez títulos mundiales. Talento hay, habrá que comprobar si tienen una moto a su altura.
Para Marc Márquez 2023 será un año clave. La lesión que estuvo a punto de retirarle parece superada y cuatro operaciones en su brazo después y un sinfín de problemas físicos, arrancará la temporada al cien por cien en el aspecto físico. «Vengo de vivir los peores años de mi vida en los que Honda tampoco ha logrado sus mejores resultados, así que tenemos que remar juntos», comentaba el piloto de Cervera vestido por primera vez con los colores de 2023.
Será la undécima temporada consecutiva de Márquez en el box del Repsol Honda, donde ha ganado seis títulos en la máxima categoría, el último en 2019. Y no esconde que su objetivo de este año es volver a conquistar un campeonato, con el que igualaría en números a los de Valentino Rossi. «Aunque todavía estemos en el mes de febrero, tenemos que hablar de títulos. Sé que tengo que convivir con esta presión, que a mí me hace sacar un punto más y estar más concentrado. Una presión eché de menos los últimos años, aunque me auto presionaba para marcarme objetivos cada fin de semana».
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A pesar de que en el primer test celebrado en Sepang terminó décimo a siete décimas de las Ducati, «las sensaciones en pretemporada han sido ilusionantes», destacaba. Resta todavía un test en Portimao (11 y 12 de marzo) para dar el esperado paso adelante antes del inicio del campeonato y Márquez hacía su pronóstico para ese primer gran premio del año: «me veo dentro de los cinco favoritos».
Los años de travesía en el desierto de Honda no han terminado de minar la paciencia del de Cervera, aunque el año pasado sí que se le vio cabreado con la situación. «Hay veces en las que hay que tensar la cuerda para haber una reacción, yo aprieto a Honda y ellos a mí. Pero siempre ha habido compromiso entre las dos partes de estar juntos y de hacerlo juntos». Y de paso, aprovechó la presentación para asegurar que va a cumplir con los dos años que le restan de contrato con el equipo, alejando los fantasmas de una posible ruptura si el proyecto no reflota. «Tengo dos años de contrato en los que el objetivo es luchar por el Mundial, hacer crecer el proyecto y devolver a Honda a donde se merece y donde lo dejamos».
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