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MOISÉS RODRÍGUEZ
Sábado, 17 de noviembre 2018, 00:58
Iker Lecuona entra en el hospitality del Swiss Innovative Investors. Le reciben entre aplausos, como un héroe después de haber sido el piloto más rápido de la parrilla de Moto2 en medio de la tempestad que arreció en la jornada de libres sobre el Ricardo Tormo. Al valenciano, que no hay que olvidar que sólo tiene 18 años, le ha cambiado la vida en poco más de un año. En 2017 se había destrozado sobre el asfalto y había perdido la confianza. Ahora es el ojito derecho del mandamás de KTM. Esa evolución que ha cristalizado en una enorme mejora de los resultados lleva detrás muchas horas de trabajo.
«Siempre he ido rápido, pero después de la caída del año pasado perdía la confianza. Iba con mucho cuidado y siempre se me iba de delante. Rodaba lento y cada vez que pilotaba en agua, me iba al suelo», recuerda. Ayer dominó las dos tantas y en la mañana, con mejores condiciones en la pista, fue el único piloto de Moto2 capaz de bajar de 1.47 (rodó en 1.46.705).
De un Lecuona a otro hay una labor de su psicólogo deportivo, de la familia y, por supuesto, de los técnicos de su equipo. «Me han hecho ver las cosas de otra forma y han conseguido que tenga buen feeling con la moto. Ahora disfruto de nuevo», comenta el valenciano.
Tanto que, de estar en la cola del grupo, se ve capacitado para aspirar a todo. «En 2019 puedo estar en el top 5 y aspirando al podio», desliza. Antes, sin embargo, se le ha presentado una ocasión única para cerrar 2018 con buenas sensaciones y un gran resultado. «Me siento muy bien en lluvia, pero también en seco. En esas condiciones ya rodamos rápido en los test que se celebraron en Cheste», apunta.
El secreto está en olvidarse de los tiempos. Como ayer. «No sabía que iba primero, simplemente me van marcando las vueltas que me quedan de cada tanda», comenta. Se refiere a la caída que sufrió al final de la segunda sesión. «No pienso en ir rápido, sino en divertirme encima de la moto. ¿La caída? Eso ha sido un pequeño resbalón», bromea. Se tocó con Isaac Viñales, se despistó un instante y eso le costó un anecdótico paseo por la grava.
«Si no se cae, lo veo en el podio seguro», pronostica otro valenciano, Héctor Garzó. «No he acabado entre los seis primeros porque al final he sufrido una pequeña caída. Tenemos que analizar por qué ha sido, pero tengo buen feeling. Habrá que jugársela mañana (por hoy) en la vuelta rápida. Si el domingo llueve puedo estar entre los diez primeros», comenta el de Paterna.
Más discretos fueron los tiempos del otro valenciano en Moto2 en el inicio del GP de su despedida de Gresini. Jorge Navarro fue el 17 por la mañana y el 16 en la tarde. «He tenido dos caídas que no me explico en absoluto. Ha sido un día muy complicado, pero lo positivo es que si continúa lloviendo sabemos qué dirección tomar», aseguraba el piloto de La Pobla de Vallbona.
Tampoco fue una jornada positiva para los pilotos valencianos en la categoría pequeña, donde el mejor tiempo lo marcó, en la segunda sesión, Alonso López, compañero de Arón Canet en el Estrella Galicia. «Ha sido un día marcado por las caídas que hemos sufrido. Las dos han resultado similares, en virajes de derecha y por perder adherencia. Tenía buen ritmo y creía que podría lograr un buen tiempo, pero todas formas estoy animado porque mis sensaciones son buenas», comentó el piloto de Corbera.
Jaume Masià, que en principio podía aspirar a todo en Valencia pero que llega con su tobillo maltrecho al GP de la Comunitat, rodó a dos segundos de la cabeza. Tampoco logró destacar el otro piloto de casa, el cullerense Vicente Pérez.
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