Faltan menos de dos horas para dar el pistoletazo de salida a la prueba de Moto3 en Cheste y Orfilia Rodrigo ya nota ese cosquilleo en el estómago. Ese que nunca ha perdido. A sus 69 años, sigue ejerciendo como comisaria en el Circuit ... Ricardo Tormo y este domingo volvió a dar rienda suelta a su pasión. Vive las carreras con la misma ilusión con la que empezó en la década de los 70, cuando se convirtió en la primera mujer en acceder a tal puesto. Vela por el orden y la seguridad en la pista. Ha visto a numerosos pilotos crecer y triunfar. Siente una devoción especial por los de 'casa', pero también por un Valentino Rossi al que descubrió en Cullera siendo un crío. La guardiana sigue haciendo historia.
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Este domingo, Orfi, como la conocen todos, volvió a estar al pie del cañón con motivo del Gran Premio de la Comunidad Valenciana. Algo que lleva haciendo desde que se celebró la primera edición en 1999. A base de dedicación y experiencia, y se ha convertido en un referente entre los comisarios del Circuit Ricardo Tormo.
«Es mi hobby. Yo soy la responsable de parrillas. Mi trabajo consiste en tener a una serie de gente y se encarga cada uno de una fila. En cada fila hay tres pilotos. El comisario que está en esa fila es el que controla que no se pasen la salida, que si les pasa algo saquen una bandera amarilla en el momento que corresponde para que los otros no se lo lleven por delante. Durante la parrilla soy la que va controlando que todas las filas estén bien, que quiten los paneles en su momento... Aunque no hace falta porque mis comisarios saben muy bien lo que tiene que hacer. En MotoGP tengo 15 comisarios», explica Orfi, quien cuida cada detalle: «Es mucha responsabilidad y mucho estrés en un momento determinado. Luego nos podemos relajar relativamente, porque hasta que termina la carrera la adrenalina ebulle. Si pasa alguna incidencia ellos me lo comentan a mí y yo lo comento a dirección de carrera. Es mi hobby, y doy todo lo que sé y me sabe muy mal que salga alguna cosa mal».
Orfi es la jefa de parrillas en las diferentes categorías. Ejerce en todos los eventos que alberga el trazado de Cheste, ya sean de motociclismo o de automovilismo. Y el Mundial de MotoGP se presenta como la cita más esperada durante doce meses: «Este es el regalo por venir durante todo el año a las otras carreras. Vienen juniors que no tienen la experiencia y estás con el agua al cuello hasta que han salido y han pasado la primera curva porque piensas que se la pueden dar. Esta es más tranquila porque todos saben lo que tienen que hacer que las otras carreras durante el año. Las otras carreras producen más estrés que esta. Estoy en el Circuit desde 1999, desde que empezó».
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Es una veterana. Y en sus inicios marcó un antes y un después: «En el mundo de la moto llevo desde el 76, cuando entré como secretaria de la Federación Valenciana. Entonces éramos delegación. Estuve de secretaria 11 años. Una vez allí, me preguntaron si quería ser comisario. Y según me confirmaron, he sido la primera mujer comisaria en activo de España. Había una anterior a mí pero era secretaria de organización en el motoclub Yunquera, en Guadalajara. Y ella tenía cargo oficial pero ejercía solo de secretaria. Y la primera en actuar fui yo. Ahora somos muchísimas. En el 76 me saqué la primera licencia y a partir de ahí tardaron un poco. Pero en el circuito de Cheste la mitad de los jefes de puestos somos mujeres».
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Fue pionera. Y contagió su pasión en casa: «Tengo a mi marido en el puesto 14 y a mi hermano y mis sobrinos están conmigo en parrillas. Tengo a la familia conmigo. Y cuando todavía estábamos haciendo las carreras en los pueblos, mi padre también fue comisario conmigo».
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Orfi ha tenido un papel relevante a la hora de impulsar la figura femenina en el motociclismo, aunque sabe que hay un largo camino por recorrer: «Sigue siendo un poco un mundo de hombres, porque hay más hombres que mujeres. Lo que pasa es que nosotras ya hemos cogido un protagonismo fuerte. En parrillas diría que tengo más mujeres que hombres». Realiza una reivindicación: «Estamos intentando que la mujer tenga más protagonismo sobre todo en pista, con más mujeres corriendo, pero es difícil porque cuesta mucho dinero y no siempre las apoyan. Cuesta mucho encontrar esponsors para la mujer. Quitando a Ana Carrasco que ganó en Superbikes 300 cuesta mucho. En MotoGP no ha habido ninguna puntera. Ha habido buenas pilotos, pero que lleguen más arriba... Ahora en MotoGP no hay ninguna mujer. Tenemos a María Herrera y a Ana Carrasco y luego en los nacionales».
Orfi se abrió camino con autoridad. Actuó de forma rigurosa. Incluso con su esposo, Enrique Ferrera: «Los pilotos me han tratado siempre genial. También es verdad que tuve que ser más dura que los hombres para que empezaran a respetarme. Pero una vez se dieron cuenta de cómo actuaba, de que soy justa, de que no hago favoritismos... Mi marido también corría y al primero que le decía 'como me hagas alguna cosa mal, el que va fuera eres tú'. La última carrera que corrió mi marido fue en Cheste en 1999 y me dejaron darle bandera. Se retiró con 55 años».
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Se ha convertido en una institución: «Me gustan muchos pilotos, porque a muchísimos los he conocido desde que estaban con las minimotos, como a Guevara, Sergio García... Todos los que son de aquí que han estado en la Cuna de Campeones los he visto desde que llevaban chupete prácticamente. Por ejemplo, conozco a los padres de Jorge Martín desde antes de que él naciera porque hacían tandas organizadas en el circuito. Hay muchísimos pilotos a los que conozco desde jovencitos. Y los padres de algunos de ellos ya corrían en pueblos cuando hacíamos carreras».
No obstante, siempre ha tenido debilidad por 'Il Dottore': «He sido muy de Valentino Rossi porque conocí a su padre cuando Valentino era pequeñín. Vino a correr a Cullera y fui la primera que le vio hacer un caballito. El padre de Valentino era muy gracioso y lo pasé muy bien. Me reí muchísimo. Pero hay muchos que me gustan. Me gusta mucho cómo está corriendo Aleix Espargaró».
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Orfi recuerda sus inicios con sumo cariño: «Había un piloto con el que me reía muchísimo porque siempre decía que parecía que le tenía manía. Pero es que cuando no se dejaba la licencia, se dejaba las botas, le faltaba el casco, se había dejado los guantes en casa... Era Macaper. Era genial».
También ha vivido situaciones desagradables. Difíciles de digerir: «Ricardo Tormo tuvo un accidente en Benidorm. Se fue recto y se llevo a un señor por delante. Con una diferencia de dos semanas, le ocurrió lo mismo a Ángel Nieto en Alicante. En esas carreras estaba yo de crono. Son momentos críticos. Y en Cheste hemos tenido algún fallecido también. Esos momentos son muy duros. A los que amamos la motos, esas cosas nos duelen mucho».
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Orfi se siente orgullosa por haberse erigido en precursora dentro del mundo del motor. Enseñó el camino a las comisarias. «Además soy medalla de plata al mérito motociclista», dice con luz en los ojos. No piensa en la retirada: «Hasta que mi marido diga basta. Él es mayor que yo. El día que él diga que ya no puede más, lo dejaré». Ya ha dejado huella imborrable. «Ets molt dura, però t'estimem», le recuerdan muchos expilotos cuando se reencuentran.
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