Valentino Rossi dijo en su rueda de despedida que estas semanas ha estado intentando «mantenerse competitivo». Sabe de sobra que todos los focos están apuntándole, una vez el Mundial de MotoGP está resuelto en favor de Quartararo, y no ha querido rodar por rodar. Nadie le habría tenido en cuenta que en este GP de la Comunitat, el de su despedida, hubiese salido en la cola de la parrilla, pero no va con el ADN de 'Il Dottore'. En Valencia, en ese circuito al que no profesa ninguna simpatía, ha apretado los dientes para partir en su última carrera lo más delante posible. Con las gradas teñidas de amarillo, con el mundo del motorsport rendido de forma unánime a sus pies, esta ha sido la última victoria del nueve veces campeón del mundo.
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En parte debe agradecérselo a Bagnaia, que hizo de escudero suyo en la jornada de clasificaciones. Sobre todo en la FP3, su compatriota le dio el rebufo que quizás fue decisivo para que Rossi haya estado en la Q2 por primera vez desde Assen. Luego, el piloto de Ducati volvió a rodar con el '46' a su estela, y le respaldó para que fuera décimo en la parrilla de la carrera de su despedida. En la cuarta fila, la última posible pasando a la segunda parte de la clasificación, pero en esos minutos de la Q2 Rossi tampoco fue el más lento.
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Por todo ello, en la mañana le acabó dando la mano a Bagnaia, agradeciéndole su ayuda. Por la tarde el piloto de Ducati, por cierto, se fue al suelo cuando todavía tenía el mejor tiempo. Este se lo arrebató un soberbio Jorge Martín, que al final se hizo con la pole (1.29.936), la cuarta de su carrera en la categoría reina. Este resultado, por cierto, eleva las posibilidades del madrileño formado en la Cuna de arrebatar la condición de mejor rookie del año a Bastianini. La gesta del español y esta escaramuza van a quedar eclipsadas por Rossi.
Batallas menores, en cualquier caso para un fin de semana teñido de amarillo. Desde el jueves basta con acercarse a cinco kilómetros de Cheste para ver algún distintivo del '46'. Este sábado ya ha habido colas en la A-3 y se ha colapsado la entrada 334, la que desemboca en el acceso principal al Ricardo Tormo. No es exagerado afirmar que las tres cuartas partes de los aficionados que vuelven a las gradas desde 2019 lucen merchandising de Valentino Rossi. Al final, aunque pueda sonar prepotente, nadie puede discutirle cuando afirma sobre sí mismo que es un mito.
El paddock está salpimentado con pequeñas siluetas que cuelgan de cada camión. Se ha instaurado la 'Piazza Valentino Rossi'. Las cámaras y los aficionados miran al box de Petronas cada vez que va a subirse a la moto. Y este domingo nadie quiere perderse ese último baile en una carrera de MotoGP donde para nada es descabellado afirmar que sus opciones de ganar (o de podio) son prácticamente nulas. Pero centrar todas las miradas y que haya miles de personas que aún sueñen con que no se retire ya es una enorme victoria.
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En lo deportivo, se da una curiosidad en la carrera de la categoría reina: que posiblemente no vaya a haber ningún piloto del equipo oficial Honda en la última parrilla del Mundial de 2021. Marc Márquez ya anunció durante la semana que es baja por los problemas de visión que arrastra desde la caída que sufrió entrenando antes de Portimao. El susto lo dio ayer Pol Espargaró, que se dio un costalazo brutal y tuvo que ser trasladado, primero a la clínica del circuito y luego a un hospital de Valencia. Aunque no está confirmada su baja, parece poco probable que hoy esté en condiciones de correr.
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