Jaume Masià, celebrando su victoria en Catar. REUTERS/Ibraheem Al Omari

Masià, un campeón del mundo a cuchillo

El valenciano llegará al GP de la Comunitat con el título de Moto3 en el bolsillo tras ganar el GP de Catar, donde Sasaki sólo fue sexto | «Es una sensación increíble después de tantos años de trabajo, de hacerme daño y de incertidumbre de si vas a poder seguir corriendo», reivindica

Domingo, 19 de noviembre 2023, 15:44

El noveno Mundial de la historia para el motociclismo valenciano ha llegado a cuchillo. Jaume Masià andaba cabreado en el desierto catarí. Hay quien dice que su enfado viene de lejos. De hecho, ya lo dejó entrever en Malasia, cuando quedó tercero tras Veijer y ... Sasaki. Se quejó de los tambores de guerra que resonaban desde Austria, llamando a todos los pilotos KTM a molestarle y, en la medida de lo posible, facilitarle el título a su rival japonés, que corre con la filial Husqvarna. «Tendremos que pelear nosotros solos», reiteró el sábado, tras una calificación gris, que le condenaba a partir por detrás de su rival. El de Algemesí afrontó la carrera de su vida con rabia y como si fuera una batalla final, como si no tuviera la bala de Valencia el próximo domingo. Se puso el cuchillo entre los dientes, se ajustó el casco y abrió gas, al ataque, desde que se apagó el semáforo de Losail.

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Su valentía tuvo premio: ganó, Sasaki sólo pudo acabar sexto y ya es campeón del mundo. El éxito que lleva persiguiendo desde niño y que parecieron truncarle sinsabores como aquella carrera en la que se rompió los dos brazos, como cuando el Bester Capital Dubai se deshizo por falta de fondos o cuando tuvo que salir por la puerta de atrás del Red Bull KTM Ajo, la estructura a la que llegó con la ilusión de que fuera su escalera hasta MotoGP. Por eso Masià se dio el gustazo de conquistar el título a lo campeón: a falta de una carrera para pasar a Moto2 y plasmando la madurez adquirida con varios profesionales con los que trabaja más allá de los entrenamientos técnicos. La de ayer tuvo un poco de aquella carrera de 1989, en la que Aspar hizo labor de equipo para hacerle el lío a Peter Oettl y que Manuel ‘Champi’ Herreros se convirtiera en el tercer campeón del mundo valenciano. Adrián Fernández, a tres vueltas del final, presionó a Ayumu Sasaki, y consiguió que perdiera contacto con el grupo delantero y quedase sexto, perdiendo todas sus opciones al trono de Moto3. Para que Jaume Masià haya sucedido a Nico Terol como último campeón de la Comunitat y que se encarame al olimpo valenciano de las leyendas de las dos ruedas que abrió Ricardo Tormo con dos títulos y donde destaca Jorge Martínez ‘Aspar’ con cuatro.

«Quiero dar las gracias a mi equipo por creer en mí», señaló Masià entre lágrimas. «Es una sensación increíble, tras años entrenando, haciéndome daño, con la incertidumbre de si vas a seguir corriendo o no. Se lo dedico a mi padre y a mi madre por todo lo que han hecho por mí. Este fin de semana me he notado un poco más nervioso de lo normal, todo el mundo tiene dudas, con la ayuda de toda mi gente me he calmado y lo he conseguido», indicó. El de Algemesí, muy agresivo con Sasaki, no sólo le venció, sino que arrasó en el cuerpo a cuerpo a su máximo rival. También mantuvo a raya a Daniel Holgado y a David Alonso, que llegaban con opciones a esta penúltima carrera. Pudo pasar de todo porque los adelantamientos fueron al límite durante las 16 vueltas: de haber fallado los dos máximos aspirantes, tanto el alicantino como el piloto del Aspar Team podrían haber llegado a Cheste con opciones... y entonces, imagínense la brutalidad de desenlace para la siempre trepidante categoría pequeña de Moto3.

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Masià y en el Leopard tenían bien claro que había que evitar el thriller final. «Es el título que más hemos sudado. Jaume ha puesto todo lo que tenía que sacar esta carrera. No podía dejar escapara Sasaki porque tiene un gran ritmo», ha indicado Chistian Lundberg, el team manager del equipo: «Luego ha venido Adrián Fernández y ha ayudado». Resumió así a la perfección una carrera al límite. Su obsesión era colocarse en todo momento grupo delantero, lo cual ha hecho en la primera vuelta. Y resolviendo por la vía rápida los problemas en los que se había metido en la clasificación del sábado, al partir por detrás de Sasaki y con los otros aún aspirantes (el alicantino Holgado y David Alonso) todavía con opciones de destronarle.

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A partir de ahí plasmó la veteranía que ha exhibido en este 2023, sobre todo en la segunda parte, para ser campeón del mundo antes de subir a Moto2. Masià rodó al límite en una absoluta locura de carrera. Primero se tocó con Veijer, el neerlandés que la semana pasada le quitó cinco puntos a Sasaki, su compañero, y que han sido vitales para que el Mundial no llegue vivo a Valencia. Y cuando llegó delante, se olvidó de Oncü, que se había adelantado en la salida e iba a ser sancionado con dos vueltas largas (a pesar de las cuales terminó en el podio), pero también de Holgado y Alonso: ellos estaban a 25 puntos, con opciones más que remotas.

Adelantó dos veces al límite a Sasaki, lo que le ha valido un ‘warning’. Masià rodaba a ‘machetazos y motazos’, como dijo Nico Terol, director deportivo del Aspar Team y el piloto al que ha sucedido Masià. «No me podía permitir que me ganara (Sasaki), nadie me ha ayudado durante el año, lo he peleado con muchas ganas, en ningún momento me he cansado, hubiera peleado 20 vueltas más. Con el warning he cambiado, quería seguir dándole caña, aunque él seguía haciendo el guarro», precisaba el valenciano.

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«Ya a partir de Malasia la estrategia era que Adrián siguiese a Sasaki y desde dirección de carrera nos decían que no podía molestarse, es inaceptable. Al final les joda o no lo ha ganado un español. Creo que nos lo merecemos como nadie», desveló Masià. La labor de su compañero de equipo fue trascendental cuando Sasaki cometió un error, se vio algo cortado y el madrileño le molestó. Ahí no pensó en dirección de carrera ni en nadie más. Al contrario que Veijer en Sepang, fue el escudero perfecto. Mientras, a Masià le dijeron que le llevaba 0,2 segundos al nipón. Él miró una vez más atrás. Luego se acopló a su Honda y tiró con un rumbo fijo: el olimpo. Y cuando cayó la bandera a cuadros tuvo la certeza que siempre transmitía Ángel Nieto: «Cuando seas campeón del mundo eso ya no te lo va a quitar nadie, lo recordarás toda la vida». El fin de semana, en casa, tocará celebrar con su afición tantos años de trabajo antes de subir en 2024 a Moto2.

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