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Tonet IV ya puede retirarse como leyenda de la pilota y sólo tiene 22 años. Ha traspasado límites apenas explorados. Grau está considerado el mejor mitger de la historia de la escala i corda y ganó un Individual. Coeter II logró dos en raspall. «¿Ahora? Seguir disfrutando de la pilota», aseguraba el joven de El Genovés con el Fris Grec bajo el brazo después de conquistar con claridad su tercer mano a mano de otros tantos disputados, este ante Salelles II, por 25-10.
«Para triunfar en la pilota tienes que quererla». Tonet IV se tatuó esta frase en la mente. «Por casa está siempre botándola y si va a la caseta donde tiene a los perros, también lleva una. Lo ves sobándola, la ama», explicaba Tonet padre, fotocopia del hijo tanto en el rostro como a la hora de expresar emociones. Pero al pilotari, ya en la presentación, se le escapaba una sonrisa. «Yo sé que mi hijo está disfrutando si, por las noches, se duerme conforme cae en la cama. Y esta semana ha sido todos los días igual», comenta el progenitor, que apunta con orgullo: «Tiene 22 años y ha logrado algo que ya veremos si alguien lo repite. Y los niños y niñas quieren ser como él. Es un referente».
Palabra de padre, sí, pero también una verdad tan grande como la leyenda en la que ya se ha convertido Tonet IV. Una semana después de que se abriesen las puertas del exclusivo club de poseedores del Fris Grec para recibir a Puchol II, ayer lo hicieron de nuevo para que entrase triunfal el mitger. El primero de la historia después de que, desde 1990 se hayan ido coronando, sucesivamente, restos: Paco Genovés, Enrique Sarasol, Álvaro, Soro III y el mencionado Puchol II en escala i corda, y Pasqual II, Waldo y Victoria en raspall.
El más grande, Paco Genovés, por cierto, acuñó esa frase de: «Para triunfar en la pilota tienes que quererla». «Le he dedicado esta partida a Paco porque él tiene mucho que ver en este éxito», señala Tonet IV. Hasta última hora, cuando el mitger jugaba se pasaba por casa del mito, lo recogía e iban juntos al trinquet. Esos viajes en coche eran un máster para él. También ha aprendido de Sarasol II, o de Tonet, su padre, que fue pilotari. «Ha estado en un buen ambiente para saber lo que hacer con la vaqueta, ¿no?», sonríe su progenitor.
Y para la partida más importante de su vida, el joven sabía que debía aplicar una premisa: no hacer nada diferente a cualquier otro día. «Los nervios no son buenos compañeros, así que estaba tranquilo», afirma. Hace tres años, su padre le recomendó no jugar el Individual porque no le veía preparado. Hace dos le animó. Había llegado el momento y se plantó en la final, donde destronó a un Moltó que parecía lanzado hacia su quinto título y, al fin, a ganar el Fris Grec. En 2021 volvió a vencer al de Barxeta, esta vez en Castelló de Rugat.
Su rival esta vez era otro joven manomanista, de quien se habla como posible ganador del Individual. «No he dado mi 100%, pero estoy muy satisfecho de cómo he llegado a la final y de cómo la he disfrutado», señalaba el pilotari de Oliva, que ganó la reballada y a pesar de eso eligió empezar en el resto: «Este es un trinquet muy grande y si en el saque te la paran, luego ya, a padecer. Y el palco es grande para que se quede. Pensé que con iguales a 20 estaría más cómodo».
Salelles II sólo podía sonreír al inicio de la partida. Su primera final y en ese trinquet que tan bien conoce porque se ha criado en él. Estaba nervioso porque estaba a cinco juegos de su sueño, aquel por el que dejó el fútbol: «Volvería a tomar esa decisión 1.000 veces». Pero delante estaba el depredador. «¿Para ganarle? Habrá que lesionarlo», bromeaba: «No... pues tendremos que entrenar mucho, ser constantes, y algún día caerá».
Pese ese día no ha llegado. Ahora mismo es Tonet IV, el invencible, al menos en el Individual. «Es un trinquet largo y tanto él como yo solemos estar cómodos en el resto. Pero esta vez, no sé por qué, no ha sido así», señaló el ya tricampeón del Individual, confirmando la decisión de su oponente tras la reballada.
En el dau, con su saque -no olviden que es un mitger-, el de El Genovés fue un martillo. Sólo se vio una vez, en el tercer juego, iguales a 5, por detrás (15-30) después de que Salelles II hallase dos veces la galería. «No me he puesto nervioso porque hasta ese momento lo estaba haciendo bien, tenía que seguir así», comentó Tonet IV. Solventó la situación medianamente comprometida y pasó al resto.
El caníbal del raspall, que pelea cada quinze, en cada partida, no se dejó llevar tras ir 30-0. Salelles II cometió un par de fallos, ofreció alguna duda y, cuando Tonet IV huele sangre, no perdona. Rompió (15-5) y, desde entonces, tuvo dominada la final, ya de forma definitiva. De retirarse, ni hablar, y de dejarse ganar: «No». Tampoco se inmuta cuando se le habla de los diez títulos de Waldo que, por edad, está en condiciones de asaltar algún día: «Mi objetivo es seguir disfrutando de la pilota, y lo hago en la final o en una partida del día a día».
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