A Gerard Piqué le gusta estar en todas las salsas. Detrás de esa estética oversize no hay más que la naftalina catalana de 'la pela es la pela'. Por eso se aburrió del fútbol a mitad temporada para buscarse la vida en negocios en los ... que no hubiera que arriesgar el ligamento en cada entrada. A través de Kosmos ha querido construir un imperio, con competiciones modernas para adolescentes que odiamos los amantes del fútbol moderno. Piqué, el del Casio, según canturrea Shakira, loba y herida, también mojó en las cuentas valencianas a cambio del patrocinio de la Generalitat para una Copa Davis convertida en negocio fracasado.
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El tenis fue la excusa perfecta para que el Botánico empezara a despojarse de sus complejos y poder flirtear así con los grandes eventos, aquellos de los que abominó durante la época de los gobiernos del PP. Traer a España a la plaza de toros de Valencia a base de raquetazos fue el sueño de una noche de verano. El idilio de la Copa Davis sólo duró un año, porque a Piqué aquel invento, potenciando desde Kosmos Tennis, le salió rana y perdió parte de la camisa. En 2021 las pérdidas sumaron 14 millones de euros, según las últimas cuentas depositadas en el registro mercantil. Un lastre que llevó a romper meses después de anunciarse un acuerdo entre la empresa de Piqué y la Federación Internacional de Tenis que en principio era para 25 años.
El 17 de marzo de 2022, Kosmos Tennis anunció que Bolonia, Glasgow, Hamburgo y Málaga serían las ciudades que acogerían en evento. Pero la capital andaluza fue elegida escenario de la final, por lo que se quedó un hueco por el que se coló la candidatura Turisme CV para ser sede de las eliminatorias hasta 2026 –con la opción de que Valencia optara a la final en 2024–. En abril de 2022 se firmó un acuerdo en el que entraron de lleno la Generalitat, el Ayuntamiento y la Diputación de Valencia. Las cuentas decían que el impacto mediático y económico para la ciudad sería de casi 16 millones de euros, por lo que el retorno directo multiplicaría por tres la inversión institucional prevista.
En la memoria justificativa para dar el sí a la aportación se hablaba de Nadal y Alcaraz, de la trascendencia mundial y demás. Todo eso tenía un precio, y para Turisme fue de 2.443.207,72 euros más 649.460,28 euros de IVA. En total, 3.092.668 euros para colocar la palmera en la Davis de Piqué. Tres millones asumibles para Puig y Ribó, que vieron con otros ojos los grandes eventos. El presidente de Turisme Comunitat Valenciana, Francesc Colomer, rubricó el patrocinio a favor de la empresa de Piqué. Un acuerdo que firmó el que fuera CEO de Kosmos, Enric Rojas, el mismo que se encargó la de sellar la ruptura del patrocinio después de que la empresa de Piqué y la Federación Internacional de Tenis terminara peor que su divorcio con Shakira.
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Al final, el flirteo del Botánico con los grandes eventos se quedó en los preliminares, una simple eliminatoria, un sueño que nunca se cumplió, el de albergar una final de la Davis. Y Piqué pasó por la ciudad de manera fugaz, sin traer el Ferrari que prometió y dejar aparcado un Twingo abandonado.
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