Sara Sorribes, el talento pulido en su vuelta a casa

Pero es que además el parón mundial pilló a Sara Sorribes en un momento de cambios en su carrera. «Terminé mi etapa con Germán (Puentes, su anterior entrenador) y llamé a Silvia Soler. Ella y yo tenemos una gran relación desde hace tiempo, la telefoneé para contárselo, como a una amiga», comenta: «Se quedó ahí y una semana después empezó todo lo de la pandemia. Me pilló en Estados Unidos con mi madre y entonces prioricé en volver a casa y ver día a día lo que pasaba».

Cuando se reactivó el circuito WTA, volvió a llamar a Silvia Soler, pero esta vez con una propuesta. «Ella ya había dejado de jugar, aunque no lo había anunciado. Cuando ya podíamos movernos entre provincias le pregunté si le apetecía que empezásemos a trabajar», relata. Ahora la ilicitana es su entrenadora, y también se ejercita bajo la batuta de Paco Fogués –que preparó a David Ferrer– las semanas que está en Valencia.

«En la Comunitat hay grandes profesionales y han salido muy buenos jugadores. Ojalá haya vuelto (antes se entrenaba en Barcelona) para quedarme. Me gustaría acabar mi carrera con este equipo», afirma Sara Sorribes, que desde luego en este año ha experimentado un notable paso adelante en su juego y sus resultados.

«Ahora soy más agresiva, fuerte, trato de llevar más la iniciativa. Tenía muchos aspectos en los mejorar pero básicamente, que los puntos dependieran más de mí. Mi esencia es la de una jugadora sólida, que estoy más cómoda defendiendo, pero eso no quita que ataque más», explica la castellonense. Ese cambio lo ha dado a las órdenes de Silvia Soler: «Ella te dirá que no tiene ninguna receta mágica, pero yo creo que ella lo ha vivido y hacía poco que se había retirado. Me ha dado mucha tranquilidad y me ha entendido en aspectos de mi juego y de mi vida. Ya te digo que trabajar con ella y con Fogués es espectacular».

Tanto que este año ha ganado su primer torneo individual del circuito WTA (Guadalajara) se ha asentado en torno a las 50 mejores raquetas del mundo. Esto le ha abierto de par en par las puertas hacia Tokio: disputará la competición de singles y en dobles jugará con Paula Badosa. Si también participará en el dobles mixtos, es algo aún por confirmar.

«Yo soy una persona muy deportista. Me encanta el fútbol, pero soy amante de casi todas las modalidades. He trasnochado para ver ganar a Mireia Belmonte en los Juegos y también vibré con el oro de Maialen Chourraut, por ejemplo», afirma: «He visto a mucha gente ganar medallas por la tele, por lo que estar allí lo voy a disfrutar. Es un sueño que tengo desde pequeña, mucho más que jugar un grand slam».

Por ello, ante el debate generado por algunas de las estrellas mundiales, ella no tiene duda: el tenis debe seguir en el programa olímpico: «Es uno de los deportes más importantes». Así, de paso, ella podrá vivir la experiencia no sólo en Tokio. Con la progresión que lleva, a sus 25 años, puede estar en más Juegos: «Con la ilusión que me hace y lo que significan para mí, no me veo renunciando».