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Carlos Alcaraz venía al mundo en el minúsculo municipio de El Palmar. En este enclave murciano se asomaba al mundo un fenómeno. Nadie lo sabía en ese momento, por supuesto, pero la vida está llena de felices coincidencias que endulzan el relato del camino del tenista español hacia el cetro universal del tenis. Una de ellas es cruzarte con la persona adecuada. Hay quien se irá a la otro mundo sin haber tenido al lado a gente de luz. Alcaraz, que en su infancia fue interesándose por el deporte, se presentó con doce años en Villena. Allí hay una academia de estrellas. Está tocada por la varita mágica de Juan Carlos Ferrero. Tenista que llega, tenista con opciones de éxito. Ese fue el momento que ambas vidas se cruzaron. A partir de ahí han sido varias las casualidades que les unen. La primera de ellas es que en el año de nacimiento de Alcaraz, cuando decía sus primeros «ajos», el tenista de Ontinyent también llegaba al número uno del tenis mundial. Mira que hay años, pues tuvo que ser en el del alumbramiento del murciano. Alcaraz nació el 5 de mayo de 2003 y fue cuatro meses después cuando Ferrero logró colocarse en lo más alto del ranking ATP. Y ocurrió también con la disputa del Open de Estados Unidos. Era 1993, un 8 de septiembre, y Ferrero disputaba la final en Flushing Meadows frente a Andy Roddick. Perdió por 6-3, 7-6 (7-2) y 6-3, aunque ello no le impidió al valenciano convertirse en el mejor del mundo, tras haber ganado en Monte Carlo y Valencia y, sobre todo, en Roland Garros, el gran éxito del valenciano.
Y de repente, doce años después de tocar la cima en Nueva York, ya retirado, dirigiendo una academia y muy solicitado por tenistas prometedores para que les guía en su carrera, se presenta en Villena un renacuajo. «Lo vi con 12 o 13 años», recordó el valenciano. «Vino a la academia, entrenamos un día, era muy pequeño, pero todo el mundo hablaba de él. Tenía todo lo que tiene ahora, pero en pequeño. Oficialmente lo fui a ver cuando consiguió su primer punto ATP, con 14 años, ya se veía cómo competía. Cuando ya llegó a la academia, con 15 años, era un fideo, tenía rapidez, pero no músculos», rememoró Ferrero. Aún así, vimos algo muy especial».
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Alcaraz ha ido creciendo, paso a paso, sin saltarse ni uno, siempre guiado por la gente de Equelite, sabios del deporte. Pero necesitaba un entrenador personal. Que le acompañara a cada torneo, que le marcara las directrices a seguir, a quien admirar y de quien aprender. Hubo que esperar a agosto de 2018. Ferrero entrenaba a otro potencial número uno, el alemán Zverev. Pero el de Ontinyent se cansó de las informalidades del germano. El que llega arriba ha de sufrir. Sólo con la calidad te quedas a medias. Y Ferrero descartó seguir la carrera del gigante y se decantó por el murciano. Era apuesta segura. Pero ha tenido que trabajar mucho con él, el físico y el aspecto mental. Rafa Nadal es el ejemplo en el que todos se miran y así debe ser uno para conquistar metas en el deporte. ¿Cambiará Alcaraz después de haber logrado la gloria? «El haber jugado y tenido experiencias muy importantes me ha ayudado a saberlo llevar de una forma bastante directa. No tiene segunda personalidad, es como se muestra. Es un chaval muy sencillo, humilde, hay que trabajar para que siga siéndolo. Tiene una familia espectacular que le ayuda a estar en los pies en el suelo».
Alcaraz y Ferrero se han convertido en inseparables y han sido numerosos los piques durante la temporada. El valenciano le hacía ver que en los torneos a los que acudían siempre él llegaba más alto en su época que el murciano en la actualidad. Llegó Hamburgo, este año, y la rivalidad se hizo pública. «Si gano en semifinales igualaré su mejor resultado aquí, pero lo que significaría mucho sería superarle, ganando el título. En caso de hacerlo, bromearé mucho con él diciéndole que soy mejor que él. Podría ser emocionante», dijo el murciano entre risas. Y sí llegó a la final, aunque la perdió ante el italiano Musetti.
Pero Alcaraz, pese al éxito en Nueva York, todavía tiene un crecimiento por delante. «Creo que está al 60 % de su juego, puede mejorar muchas cosas, sabemos que tiene que seguir», dijo Ferrero. «Ahora que es número uno debe seguir ganando, lo sabemos y se lo recordaré».
«Debe mejorar al resto, el saque también, el revés en ciertas situaciones, la consistencia, el intentar no irse mentalmente…», enumeró el técnico. «Son detalles que hasta que uno no se retira, todos los jugadores tenemos que mejorar».
Así, el técnico del campeón del US Open sabe la comparación con Rafael Nadal, Novak Djokovic o Roger Federer no es una buena idea. «Será difícil que alcancen lo que han hecho en el tenis, Hablamos de 22 grandes, es un largo camino, pero quién sabe…», deslizó Ferrero. «Tiene todo el potencial para ser uno de los mejores, lo que tiene que hacer es intentarlo».
«Carlos nació para jugar estos torneos, para jugar estos partidos», aseguró el valenciano. «Desde el primer momento vi cosas distintas a los demás chicos de su edad y sigo viéndolas ahora. Incluso si está en su primera final, es un gran competidor, lo vimos contra Cilic, Sinner y Tiafoe».
«Viene muy rápido, es una sorpresa para todos, excepto para mí, porque entreno con él cada día y sé lo que pueda hacer», reconoció el entrenador. «Estaba seguro de que si no era este año, sería el segundo. Ahora queremos seguir».
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Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Patricia Cabezuelo | Valencia
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