Juan Carlos Villena
Miércoles, 12 de octubre 2016, 18:13
Es muy complicado imaginar un inicio de Eurocup más redondo que el que ayer completó el Valencia Basket en la Fonteta. Victoria por aplastamiento frente a un buen equipo como es el Ratiopharm Ulm y donde nadie dio facilidades. Todas las personas que presenciaron el partido, o lo disfrutaron por televisión, seguro que estarán de acuerdo en que el arbitraje no fue ni mucho menos casero. Fue realmente malo, impropio de la segunda competición de la Euroliga. Sin los más de diez puntos que anotaron los alemanes después de fallos de primero de básica arbitral el resultado hubiera sido antológico. Al final, el +37 puede valer oro en un grupo que se presenta como el más igualado de la primera fase.
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El triunfo taronja llegó de menos a más, como hacen los grandes. Cuando el equipo de Pedro Martínez se acostumbró a la dureza en pista del Ulm, que salía a falta por defensa en los primeros minutos del primer cuarto, empezó un despegue que nadie pudo detener. Aunque la victoria fue coral, el rendimiento de Dubljevic y Oriola fue sobresaliente. No es una mala señal teniendo en cuenta que Chechu Mulero sigue rastreando el mercado buscando el mejor relevo para Bryant. Los 25 puntos y 15 rebotes que sumaron entre los dos fueron el mejor símbolo de lo bien hilada que se está mostrando esa rotación. Un alivio para la búsqueda del jugador que complete la plantilla, puesto que deportivamente se está demostrando que no hay ninguna urgencia por el nivel de la plantilla.
La victoria del Valencia Basket, que nunca peligró, sigue aumentando la leyenda frente a los equipos alemanes en la Fonteta, donde el balance brilla hasta el 13-0, además de ratificar que la entidad suele comenzar con victoria una competición donde tiene tres entorchados en las vitrinas. Tras la paliza al Ulm, los valencianos han ganado diez de los primeros once partidos de cada edición de la Eurocup (con sus diferentes nombres) que ha disputado en su historia.
El conjunto valenciano dominó sin problemas la primera parte pero al ecuador se llegó con una sensación extraña, simbolizada por Dubljevic. El montenegrino se marchó con tres faltas, dos de ellas ridículas al 48-34 al descanso.
El Valencia Basket no quiso que el Ulm se creyera en ningún momento que iba a tener opciones de dar la sorpresa en la Fonteta, el 23-11 de parcial del tercer cuarto y el 47-24 global de la segunda parte fue el mejor símbolo. El partido sirvió para que Jankovic comenzara a encontrar sensaciones positivas en pista o para que Van Rossom disputara sus primeros minutos de base tras superar la lesión. El Valencia Basket amagó con poder ganar el partido por más de cuarenta puntos, pero la renta final supo a gloria.
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