Un cambio de mentalidad en el Valencia Basket liderado por Mumbrú

En el deporte profesional, nada es fruto de la casualidad. Ni las cosas malas, ni las buenas. El renacer del Valencia Basket en las últimas semanas, simbolizado por las cinco victorias consecutivas sumando la ACB y la Euroliga, tiene mucho de aparcar egos, de gestión de grupo y de aprovechar las oportunidades cuando se presentan. Con un pico de siete bajas por lesión (en los partidos ganados frente al Efes en la Fonteta y en el Astroballe) el paso al frente de los jugadores que estaban teniendo menos minutos en el primer tramo de la temporada ha sido una de las claves. Un cambio de mentalidad liderado por Álex Mumbrú, tal y como ha podido confirmar este periódico por fuentes conocedoras de la situación. La falta de experiencia en los banquillos, un dato obvio cuando un entrenador lleva solo cinco años en activo, no significa que un técnico no tenga otras herramientas para solventar situaciones límite. Mumbrú era jugador en activo 40 días antes de coger las riendas del banquillo del Bilbao Basket. Es decir, sabe hablar el mismo idioma que sus jugadores coetáneos. Esa es la diferencia con respecto a hacerlo habiendo sido exjugador pero de hace varias décadas. Mumbrú, por ejemplo, se enfrentó con el Bilbao a Van Rossom y Dubljevic en aquellos cuartos de final de la ACB que fueron puro fuego en 2015. Ahora entiende sus problemas y sus necesidades, como las de Pradilla, Alexander o Harper.

"En vez de llorar por las bajas todo el mundo dio un paso adelante para confiar en lo que hacíamos". La reflexión, del propio Mumbrú tras ganar el domingo al Zaragoza, lo resume todo. La fuerza de un vestuario unido ha sido la clave para solventar un gran problema deportivo, tanto en la ACB como en una Euroliga que a principios de diciembre tenía el peligro de convertirse en un polvorón difícil de digerir en tierra de nadie. Mumbrú, que ganó un Mundial como jugador, sabe leer las coordenadas de un vestuario que confía en un entrenador pese a acumular derrotas de otro que está deseando perderle de vista. Eso, el que ha jugado al máximo nivel lo huele.

A partir de esa base, ha crecido la confianza de los que quedaban sanos. Eso ha permitido a los taronja, en 52 días, acumular un balance de 5-2 en la ACB con un +81 de average y ganar seis de los últimos diez partidos en la Euroliga. La misma racha abierta que Real Madrid o Barça. La estadística, pese a una primera vuelta en la Liga Endesa discreta en el global siendo octavos, refleja que el Valencia Basket es el segundo equipo que más triples anota por partido (11,18), el segundo que más faltas recibe (21,12) y el tercero más eficiente en el rebote, capturando el 52% de los posibles en sus partidos. Ahí, Dubljevic y Webb III lideran la estadística avanzada como los dos jugadores de la Liga Endesa que más porcentaje de rebotes capturan mientras están en pista. Cuando juegan, el 26% son para el montenegrino y el 25% para el americano.

El paso al frente de Pradilla y Alexander desde la lesión de Rivero es otro de los ejemplos que explican la racha de victorias y, más importante aún, de calidad de juego sobre la pista. El aragonés, al que le costó encontrar su rol en la plantilla, acumula en los últimos cuatro partidos de la ACB el 34% de los puntos que ha anotado este curso en la Liga y el 37% de su valoración. El caso del canadiense es aún más extremo. En los dos últimos –con victoria frente al Manresa y el Zargoza– acumula el 26% de sus puntos y el 34,6% de su valoración. Si a todo ello se suma la versión más solidaria de Prepelic (6,6 asistencias de media en sus últimos seis partidos) o el crecimiento de Puerto a nivel de alero de selección, se explica el dulce presente.