Cenk Özkacar se ha convertido en el reflejo de la ruina del proyecto deportivo de Peter Lim desde que el dueño de Meriton decidió cerrar el grifo de la financiación. Como es lógico el jugador no es el culpable de ese óleo sobre lienzo, pero ... el análisis del movimiento del club sobre él enmarcado en la foto global de la temporada no tiene ninguna justificación a nivel de planificación deportiva. El pasado verano arrancó para el Valencia, con el pequeño remanente que aún quedaba de CVC destinado a mejora de la plantilla, con 10 millones que se dividieron, como si fueran buenos hermanos, entre Pepelu y Cenk. Cinco para pagar la libertad del de Dènia desde el Levante y otros cinco de la opción de compra por el central al Olympique de Lyon.
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La inversión, en un internacional de 23 años, no hubiera chirriado tanto si la decisión, desde entonces, no hubiera sido la de cerrar el grifo. A buen seguro que Baraja, si hubiera sido consciente del valor de esos cinco millones dentro de la inversión global del curso, hubiera verbalizado en la reuniones internas que se debería haber destinado en los refuerzos de posiciones que nunca llegaron y que provocaron que se tuviera que exprimir el rendimiento de los canteranos que, a principio del verano, no contaban en los planes del primer equipo. El mejor ejemplo es el de Fran Pérez, cuyo destino era una cesión en el Elche antes de que fuera una opción prioritaria para los extremos del primer equipo por la falta de fichajes.
Cada mal partido de Cenk, así son las cosas, no hace más que tirar una tonelada de sal en esa herida. El partido del turco en Arosa no estuvo a la altura, por no hablar de su error grosero a pocos minutos del final que casi le cuesta un disgusto a su equipo. Lo que está claro es que su actuación no le va a ayudar a recuperar la confianza de Baraja para regresar a la primera unidad. Antes de sus problemas en la rodilla, el turco perdió la condición de titular tras la derrota contra el Betis por 3-0 y el posterior empate en Mallorca. Dos citas donde, por cierto, tuvo que desempeñarse en el lateral izquierdo por la lesión de Gayà. Desde aquel 7 de octubre no había vuelto a ser titular hasta la cita copera en Arosa y para hacerlo de central había que viajar al 27 de octubre. La realidad es que, estando todos los jugadores sanos, Paulista, Diakhaby y Mosquera están por delante del jugador que tiene sobre sus hombros el 50% de la inversión en pago de traspasos autorizados por Peter Lim. Ese porcentaje se pule unas décima si se ponen sobre la mesa el pago por Canós o las cesiones.
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Borja Gregori
La cruda realidad para Baraja es que en el mercado de invierno, el que arranca el 1 de enero, no va a tener ninguna cara nueva en la plantilla a menos que se produzca alguna venta. Ese es el verdadero temor, con las joyas de la cantera recién renovadas pero con la tentación de que una venta de cualquiera de ellos supondría una inyección directa al no tener amortización. Preguntado sobre esa opción antes del partido en Montilivi, Corona no se despeinó a la hora de verbalizar, en una entrevista en DAZN, que el club no tiene que tener miedo a que llegue esa circunstancia: «No, no lo tenemos. Sabremos mantener la plantilla y competir bien hasta el final. Hemos hecho un análisis desde el 1 de septiembre, nadie puede decir que existe la plantilla perfecta y estaremos preparados para el momento en el que financieramente podamos para completar una buena plantilla». Unas horas antes, Baraja optó por desmarcarse del mercado del Valencia. Sabedor de que va estar en el foco en casa rueda de prensa hasta el 31 de enero: «No puedo gastar energía en el mercado. No tengo constancia de que pueda suceder una venta en enero. En el fútbol puede pasar de todo porque hay cláusulas pero no creo que el club esté pensando en desprenderse de jugadores».
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Preocupación con Canós
Ante un panorama sin fichajes, puesto que si el Valencia no vende en enero como Baraja espera no está previsto que venga nadie, exprimir la plantilla será clave para no pasar apuros. Es cierto que la situación actual no es preocupante, el equipo está en estos momentos a 10 puntos de la zona de descenso, pero con una plantilla más debilitada que el pasado curso, y más inexperta, en Paterna produce pavor sólo de pensar en una segunda vuelta donde se coquetee con la zona baja. Para ello, el rendimiento de jugadores como Sergi Canós tiene que subir. Es cierto que el de Nules viene de una pretemporada inexistente por culpa de la surreal situación que llevó al club a tener que rogar a Lim que autorizara el pago de 250.000 euros para ficharlo. Comparar de nuevo con Cenk, duele. Analizando el partido de Copa ante el Arosa, la correcta actuación, nada más, de Guillamón, tampoco permite al técnico tener la certeza de que sea una pieza a tener en cuenta para dar descansos a Javi Guerra o Pepelu. Amallah ha pegado un bajón de rendimiento mientras que la recuperación de Alberto Marí sí que es una alegría.
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