Jones se inventa una victoria para el Valencia Basket en Atenas (91-92)

Con 91-89 en el marcador, y 17.5 segundos en el crono, Chris Jones pidió el balón. Llevaba ocho puntos seguidos en ese momento para levantar el 84-81 y que el Valencia Basket tuviera el balón de partido. Con dos horas y cuarto ya en el crono del partido por la cabeza del de Garland no pasaba la prórroga. Los segundos fueron bajando y la bola le volvió a la mano con los segundos suficientes. Fintó el triple, su defensor saltó, dio un paso a un lado, otro hacia atrás. Se levantó, el OAKA perdió el aliento, la bola rodó... y besó la red en la última décima. 91-92. Victoria taronja. El segundo 'oakazo' de la historia. El primero, en 2010, lo decidió De Colo. ¿El segundo? No podía ser para otro. Como Nando, es un jugador que ve el basket de colores. En otra dimensión.

Más allá de la épica de la victoria, lo más importante es que permite a los taronja llegar al parón de la Euroliga con un balance de 13-11, en puestos de Top 8 en la octava plaza, empatados con el sexto y a una victoria del quinto. A diez partidos para que termine la Liga Regular, los valencianos se han ganado el derecho a soñar para meterse en el playoff. Sí, en la antesala de una Final Four. Palabras mayores.

Cuando al descanso un equipo pierde en valoración 68-37 y el marcador refleja un 49-42 el baloncesto te ha dado una vida extra para intentar despertar. Ese simbolismo, el de estar dormido, fue la mejor definición de un Valencia Basket irreconocible en la primera parte, con algunas pérdidas de balón que llegaron, directamente, de despistes. Ahí, Rivero no estuvo fino. Hasta que no regrese Dubljevic, los taronja necesitan la versión del cubano y de Alexander. Si eso no ocurre, a sufrir. El Panathinaikos, sin bordar ningún momento el baloncesto, fue marcando las distancias al mismo ritmo que el 18-11 que marcaba el rebote al descanso (7 puntos en segunda oportunidad de los griegos) que permitió a los helenos marcar la pauta desde el 26-21 con el que terminó el primer cuarto a la máxima renta que marcó Lee con un triple (47-39). Mucho más clave que todo ello, con el partido abierto.

Lo entendió a la perfección el Valencia Basket en el arranque del tercer cuarto, con un parcial de 0-6 que obligó a parar el partido al técnico local (48-49). Había que culminar la remontada y llegó con una canasta más adicional de Alexander (52-53). Es cierto que ahí el partido enloqueció, con una sucesión de errores en los dos equipos impropias de un partido de Euroliga que llegó a desesperar a los dos banquillos. En esos minutos complicados, los taronja aguantaron una mínima renta para afrontar el último cuarto (68-69).

Esos últimos diez minutos fueron dramáticos, con todas las acepciones que puede tener esa palabra. Cuando parecía que lo tenía de cara el Valencia Basket, con un 75-79 con un paso al frente de Pradilla y Claver, el Panathinaikos se volvió a meter en el partido con la quinta falta de un gris Rivero, los griegos volvieron a ponerse por delante con un parcial de 6-0 (81-79) donde se sucedieron las canastas más adicional de Gudaitis. Alguna fue, alguna otra por la 'magia' del OAKA. Tan surreal fue el partido que Jones tuvo la bola del partido, tras inventarse una canasta de fantasía poco antes, por un tiro libre fallado de Matt Thomas. El último servicio de un campeón taronja en 2019 con aquella Eurocup. Restaba el triple ganador de Jones para que el OAKA se silenciara. Inolvidable. Tremendo.

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