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El deporte profesional de equipo, en ocasiones, es muy complicado de analizar. En otras, muy sencillo. La justicia tampoco aparece siempre en las variables. En ... el Buesa Arena ayer ganó el equipo que más lo buscó, que más lo deseó y que más lo luchó. Así de simple. Hablando de competitividad, la clave en un playoff, el Valencia Basket no apareció en el partido. Fue una sombra del equipo sólido que elevó el lunes el listón físico que siempre exige el Baskonia para ganar los partidos. Es lógico que tras una derrota así, con la serie 1-1, el dato objetivo es que nada está perdido. Ponsarnau sacó ayer el símil de tenis, de un partido a tres sets donde el primero se gana en el tie break y el segundo se pierde de forma sencilla. El tercero será en la Fonteta, mañana con un máximo de 1.000 espectadores por la nueva normativa del CSD. Eso no quita la amargura del segundo partido, de no saber competirlo. La mejor forma de construir una mentalidad ganadora es reconocer cuando no se tiene. La peor noticia de la noche fue la confirmación del fallecimiento de Jorge Bauset, consejero del Valencia Basket y un histórico desde la época del Pamesa.
TD Systems Baskonia
Giedraitis (15), Dragic (13), Peters (13), Jekiri (12), Henry (8), Polonara (7), Colom (4), Sedekerskis (2), Fall (2) y Massenat (0).
76
-
65
Valencia Basket
Prepelic (20), Williams (11), Van Rossom (7), Dubljevic (7), Hermannsson (6), Tobey (5), Kalinic (5), Sastre (4), Labeyrie (0) y Vives (0).
PARCIALES 26-16, 15-12 (41-28); 21-18 y 14-19.
ÁRBITRO Emilio Pérez, Arnau Padrós, Javier Torres.
Las sensaciones en pista también dejaron algún dato para la esperanza. El Baskonia no logró finiquitar la victoria hasta los últimos minutos, con un rival que se puso 69-61 pese a terminar con 21 pérdidas, 7 de 29 en el triple (24%) y -55 en el +/- acumulado en pista. Esos números no son de un 76-65 final sino de una derrota más dura. Un aviso de que el Baskonia tampoco llega sobrado de gasolina. El pase a semifinales se decide mañana en la Fonteta.
«Hemos estado horribles», así definió Ponsarnau la mala primera parte de su equipo. Cuando fue preguntado por la ausencia reiterada de San Emeterio y Pradilla, mucho más discutible cuando no sale un plan de partido y ni siquiera se intenta cambiar con ellos el rumbo, dejó clara su apuesta para este playoff: «Estoy para tomar decisiones. Sumar energías nos vendría bien pero llevamos experiencias en la temporada en las que nos hemos centrado en encontrar gente, feelings, táctica y sensaciones. Fernando y Jaime están preparados para ayudar pero nuestra apuesta es tener confianzas muy sólidas. Hay diez que se las llevan pero en el baloncesto es difícil generar confianzas con más de diez si no hay 70 partidos por delante, ahora no hay 70 y es la apuesta que hemos hecho. Si perdemos habré fallado».
La entrada de la segunda unidad y las pérdidas de balón se le atragantaron a los taronja en el primer cuarto y en el arranque del segundo. Perder diez balones en diez minutos equivale a atragantarse con tres polvorones en la boca. Con ellos, es imposible entonar una canción. Si cada casi un minuto mandas un balón a la grada, o a las manos de un rival, no se meten puntos. Es sencillo. Así, del prometedor 8-12 inicial se pasó al 39-20. Un parcial de 31-8 que pudo llevarse el segundo partido de la serie directamente por delante. No fue así, para disgusto de un Ivanovic que no pudo esconder de camino a vestuarios que su equipo había perdido una opción de romper el partido de forma definitiva. Con un rival con -65 acumulado en el +/- en pista, ir ganando por trece significa no haber exprimido todo el zumo de la naranja, nunca mejor dicho. Tras el 26-16 del primer cuarto, los taronja dejaron su anotación en 12 en el segundo. Argumentos muy débiles para opositar a finiquitar una serie de playoff. El único clavo al que agarrarse, por muy doloroso que sonara en ese momento por aquello del mal menor, es que la diferencia no era insalvable en el segundo tiempo. «Fue nuestra peor primera parte de la temporada junto a la de San Sebastián. Jugamos muy mal y sin energía», ese fue el claro diagnóstico de Prepelic en los micrófonos de Movistar Plus antes de arrancar el tercer cuarto.
El gran problema para el Valencia Basket es que arrancó la segunda parte con los mismos errores, con otra pérdida, otros dos fallos en el tiro y un Baskonia castigando (44-28). La realidad es que los taronja ya no tuvieron ninguna opción de ganar el partido, por mucho que los vitorianos no lograran cerrarlo. Ivanovic no se fiaba ni con el 62-46 al final del tercer cuarto pero, pese a las apreturas finales, el 1-1 estaba ya claro.
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