La Fonteta venera a los Martínez

Confesaba Rafa Martínez en la previa del partido, en una entrevista a este periódico, que si algo ha aprendido en el mundo del deporte profesional es que el cariño de la gente es mucho más importante que los títulos. La leyenda taronja volvió a emocionarse con el cariño de la Fonteta antes, durante y después del partido. Saboreando cada segundo por si acaso es el último baile. También lo hizo Pedro Martínez, con la afición puesta en pie para recibirle para sellar el agradecimiento eterno por aquella Liga del 2017. El templo de Hermanos Maristas veneró a dos de sus mitos. En un mundo tan de comida rápida es muy emocionante ver esos episodios de cocina a fuego lento. Algo que reconoció Pedro Martínez, en plural, tras el partido: «Estamos muy agradecidos. Le debemos mucho a este club y a esta ciudad y que nos reciban así es muy de agradecer no sólo por la afición sino por parte de todo el mundo que trabaja en el club y de Juan Roig que ha venido a saludarnos. El cariño es mutuo y cuando pasan estas cosas son emocionantes porque no todo es ganar. Hay otras cosas y cuando hay estas conexiones hay que ponerlo en un sitio importante en la vida personal y profesional de cada uno».

El Valencia Basket, con otra leyenda como Brad Branson apoyando en la grada, supo sobreponerse a todo para llevarse un partido sufrido, con 19 pérdidas, que le permite volver a depender de sí mismo para ser cabeza de serie en el playoff. Con

El acierto en el triple (8 de 14) salvó a los taronja en la primera parte. Como ocurrió en varias fases de los partidos en Bourg en Bresse y Badalona, los de Peñarroya sufrieron cuando la defensa rival dificultó la circulación de balón. Es ahí donde puede sufrir el Valencia Basket sin un base puro como Van Rossom. El mejor ejemplo en la docena de balones perdidos en la primera parte fue Hermannsson. El islandés fue un estilete ofensivo (10 puntos) pero cometió 4 pérdidas. Desde la máxima renta local (28-19) un Moneke imparable, 19 puntos, permitió al Manresa marcharse con el partido abierto al descanso (50-46) y remontar en los compases finales del tercer cuarto (59-61). Un 7-0 permitió a los taronja un respiro (66-61) antes de afrontar un último cuarto de infarto y encarrilar la victoria tras un triple de Puerto (83-76).