Valencia Basket: décima en la Euroliga y quinta plaza

Con más razón o menos, dependiendo de la opinión de cada cual, da la sensación de que el Valencia Basket navega en unas temporadas donde nada de lo que haga parece suficiente. Puede que sea un signo de identidad que, por otra parte, tiene la lectura del inconformismo. A estas alturas del calendario en la Euroliga el equipo que entrena Ponsarnau, y sus jugadores, merecen un margen de confianza. Lo dicen los números que en ocasiones son muy caprichosos. Los valencianos llegaron la pasada campaña al cierre de la competición por la pandemia con un 12-16 de balance. Ahora, a Navidad, con un 10-6, desde la quinta plaza, y con opciones de terminar la primera vuelta dentro del Top 4 si logra ganar en Vitoria. Focus.

Es cierto que ayer cerró la décima victoria contra el colista Khimki de una forma no muy brillante, después de ir ganando 51-31 en el arranque del tercer cuarto y liarse al bajar la intensidad. El conjunto ruso llegó a ponerse a cuatro (61-57) pero la sensación en pista, pese a la agonía de un final que parecía no llegar nunca, nunca peligró la victoria. Comandado por un gran Hermannsson (16 puntos y 9 asistencias) y una muy buena versión de Williams (15 puntos y +14 con él en pista en el baremo del +/-) a los taronja les bastó para ponerle el lazo a un triunfo que hace buena la victoria en El Pireo de hace una semana. Focus.

La mejor lectura que hicieron los taronja -Ponsarnau y sus jugadores- es darse cuenta en el segundo cuarto que era el momento de mover el manzano, pese al evidente cansancio acumulado, porque lo que tenían enfrente es el mejor ejemplo actual en el basket Europeo que doce buenos jugadores no hacen un buen equipo. El Khimki volvió a dar su peor versión en la primera parte en la Fonteta y un rival metido, intenso, con sinergias entre los jugadores y a la faena le endosó un 45-29. Una máxima renta que dejó a Kurtinaitis helado en el banquillo más de tres minutos, ya con sus jugadores en el vestuario, al descanso. El único 'pero' al final del segundo cuarto es que el 59-20 en valoración, que reflejó a la perfección la intensidad de los dos equipos en pista, no tenía su continuidad en el marcador. Un +16 encarrila una victoria pero no la certifica.

El problema llegó con la relajación que dejó el 51-31. El Khimki aún no funciona como un equipo pero tiene mucha calidad individual. Con McCollum, Booker y Mickey (y la estrella Shved sentada en el banquillo) los de Moscú amasaron un serio parcial de 4-21 (55-52). Dos robos seguidos de los locales lograron salvar el tercer cuarto (59-52). Al Valencia Basket aún le tocó sufrir unos minutos más porque fue incapaz de romper el partido en el último parcial pero, al final, nunca peligró su décima victoria.