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Bojan Dubljevic atiende a este periódico en Zaragoza, poco después de batir uno de los pocos récords que le quedaban por dinamitar en ... el Valencia Basket, el de puntos anotados en la ACB que dejó en 3.701 tras los 19 que endosó al conjunto maño. «No hablaba ni inglés ni español. Sólo contestaba sí y no», recuerda sobre la primera vez que contestó preguntas nada más aterrizar en Valencia en el verano de 2012. El primer día le llevaron a comer a la playa, con un sol rotundo. Pidió un teléfono para llamar a su casa de Niksic y soltar la profecía: «Me quedo a vivir aquí». Ha cumplido.
El capitán taronja cumplirá el 24 de octubre 30 años. Tiene contrato hasta 2023 con opción a un año más pero con él eso no es problema, puesto que como reconoció en su momento en LAS PROVINCIAS quiere retirarse en la Fonteta. Es más, sigue teniendo claro que cuando eso llegue el único puesto que quiere dentro del organigrama es uno que le permita entrenar en L’Alqueria con los niños y niñas que sueñan con ser el próximo Dubljevic o la Ouviña del futuro. «No sigo mucho los números ni los récords. Lo más importante son las victorias. Cuando ganamos un partido con el Valencia Basket para mí significa mucho y si meto puntos y eso hace que acabe siendo el máximo anotador de la historia del club me hace feliz», reconoce. El pívot es el máximo anotador de la historia taronja en global, en competiciones europeas, en la ACB y en la Copa. Sólo le falta serlo de la Eurocup (lo logrará este curso) y de la Supercopa.
Bajo esa apariencia de tipo duro se esconde la misma persona sencilla que unos meses antes de fichar por la entidad taronja visitó la Fonteta con el Buducnost y que alucinó con un compañero que casi una década después es su hermano: «Recuerdo que cuando llegué a Valencia y le vi por primera vez dije algo así como madre mía voy a jugar con Rafa Martínez. Aquello significó mucho. Nueve años después sólo puedo decir que estoy muy orgulloso de mi trabajo porque he luchado mucho para conseguir todo lo vivido en Valencia. Ahora no voy a parar y quiero seguir hasta el final». Los dos, cuando se retiren, verán sus dorsales 14 y 17 colgados de la Fonteta, o del Casal España Arena, y tendrán un pista de L’Alqueria con su nombre.
A Dubljevic le gusta el tono que está teniendo su equipo en el arranque del proyecto de Peñarroya y el paso al frente de los jóvenes con la plaga de lesiones: «Esta temporada hemos cambiado un poco el sistema, luchamos más y jugamos más duro. Ver a los jóvenes cómo luchan en la pista para suplir a los que tenemos lesionados es un orgullo como capitán. Para ellos es un buen camino, tienen tiempo para crecer y mejorar como jugadores. Trabajan mucho».
Lo que no se le puede negar al valenciano de Montenegro es su deseo de conseguir la gloria de taronja. Algo que ha demostrado cada vez que ha renunciado a cobrar más dinero en algunos grandes de Euroliga, españoles incluidos, o en aquella famosa declaración a LAS PROVINCIAS en el arranque de la temporada 16-17 de que el objetivo era ganar la ACB. Aquel día algunos le llamaron loco. Tras ganar la Liga, dejó un audio para la historia, el de aquel ¡Dubi es loco pero la Liga es nuestra!. «Cada año sueño en grande y tengo claro que no me puedo retirar sin ganar más títulos con el Valencia Basket. Uno de ellos sigue siendo ganar la Copa, hasta que no la ganemos no me retiro (se ríe con fuerza). Ganar un título con el Valencia Basket es mejor que ganar diez con otros equipos», sentencia.
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