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Bojan Dubljevic (Niksic, 1991) aterrizó en Valencia en el verano de 2012. En su primera Copa del Rey rozó el título en Vitoria 2013 en la final contra el Barça pero se quedó enamorado del halo que rodea al torneo. Desde entonces es su pequeña gran obsesión deportiva. Desde el jueves, en Madrid, tendrá el noveno intento de cerrar el círculo.
-¿El partido ante el CSKA fue el más loco que ha vivido en su carrera como jugador?
-Sí, la verdad es que fue un partido muy loco pero lo más importante es que lo ganamos. Creo que esa victoria nos va a servir mucho para nuestra confianza y para luchar por el objetivo del Top 8 de la Euroliga.
-¿Cómo se encuentra físicamente después del tiempo que ha tenido que estar parado?
-Al principio estaba sufriendo mucho en los partidos porque no es fácil volver en buena forma después de veinte días en cama pero estoy mejor cada día. Creo que ahora estoy mejor.
-La de Madrid es la novena Copa del Rey que va a disputar. ¿Cuando llegó a Valencia en 2012 esperaba estar tantos años?
-El primer año no pero después sí. Ahora ya todo el mundo sabe lo que Valencia significa para mí. Ojalá que en 2022 podamos hacer la misma entrevista antes de jugar mi décima Copa del Rey.
-Siempre ha dicho que no puede retirarse sin ganar la Copa. ¿Si tuviera que elegir este año preferiría ganarla o disputar la Final Four de la Euroliga?
-Ganar la Copa del Rey, seguro. A ver es la típica pregunta que diría las dos cosas pero entendiendo lo que quiere decir si tuviera que elegir sería ganar la Copa. Sueño con ganar la Copa del Rey desde que llegué a Valencia, es un deseo. Siempre que hablo con mis amigos les digo que es el mejor torneo en Europa. Mi hermano y mis amigos han venido a España para verla y se quedaron impresionados. La Copa para mí significa mucho desde que llegué y ahora es el único trofeo que me falta en Valencia de las competiciones nacionales.
-¿Le daría rabia ganarla este año que es el único sin público?
-En esta Copa no somos favoritos pero podemos jugar contra todos. Estamos muy motivados. Es cierto que no será lo mismo sin el apoyo de la afición pero vamos a luchar por el trofeo. Si ganamos ya buscaremos una forma de celebrarla pero ahora sólo pensamos en el partido de cuartos contra el Real Madrid.
-Con lo emocional que es usted, ver la Fonteta vacía debe ser como tener un pellizco en el corazón.
-Cuando piensas en lo que hubiera vibrado la Fonteta con finales como contra el Maccabi o el CSKA es una pena enorme. Es muy duro jugar sin la afición. Para mí todo esto es muy raro y echo de menos hasta el saludo que le dedico a la grada en los cambios.
-Termina contrato en 2023. Tendrá 32 años y el Casal España Arena estará construido. ¿Su plan sigue siendo retirarse de taronja y en el nuevo pabellón?
-Sí, ese es mi Plan A pero nunca sabes lo que puede pasar mañana. No voy a pensar tan lejos. Lo más importante es lo que va a pasar ahora, en este caso en la Copa. Eso sí, mi deseo sigue siendo acabar mi carrera siendo jugador del Valencia Basket.
-Me consta que es futbolero y que le gusta mucho la Premier. Es usted un One Team Player.
-Lo más importante para mí no son mis números individuales sino los resultados del equipo, que el club mejore cada día y que eso nos haga conseguir títulos.
-El único dato que le queda por batir en el club es el de partidos jugados de Luengo. Si el equipo está en Euroliga y cumple su contrato lo logrará. Debe ser un orgullo.
-Sí, para mí es un orgullo poder estar tantos años aquí y llegar a esas cifras en todos los apartados. Significa que he trabajado muy duro aquí desde que llegué. Para mí el baloncesto lo es todo y venir a la Fonteta a entrenar con el equipo cada día es la vida. El mejor trofeo, de verdad lo digo, no son los números que llevo con el Valencia Basket o los trofeos sino que la gente piense que soy una buena persona. Que los que me hayan conocido puedan decir que Dubi es buena persona.
-¿Siente que ha crecido como jugador al mismo ritmo que el club?
-Sí, pertenecer a un gran club como el Valencia Basket es algo increíble y es verdad que hemos ido creciendo juntos.
-¿La actual es la mejor plantilla de la que ha formado parte en Valencia?
-Puede ser que sea la mejor. Tenemos muy buenos jugadores y equipo pero es verdad que el calendario es muy duro. Hemos tenido meses de catorce partidos. Cuando tienes lesiones y juegas cada dos días es complicado. Ahora ha vuelto Marinkovic. Con el equipo completo somos muy buen equipo.
-¿Con la plantilla al completo son un equipo para luchar por los títulos esta temporada?
-Sí, claro. Si no tenemos lesiones en los momentos decisivos creo que esta temporada podemos luchar por ganar algún trofeo.
-¿La estabilidad en el banquillo es clave en un proyecto?
-La estabilidad siempre es buena. Cuando perdemos un partido no es sólo culpa del entrenador sino también de los jugadores. Creo que Ponsarnau es un buen entrenador y una buena persona. Con él puedes hablar siempre, si algo te molesta siempre está dispuesto a escucharte.
-¿El debate entre los modelos de entrenador en función de si son duros o no es justo?
-Si un entrenador no grita mucho no significa que no tengamos presión. Mucha gente puede pensar una cosa en este caso de Ponsarnau pero también tiene carácter. A él le gusta mucho la táctica y tiene su estilo. No gritar no significa no tener carácter. He tenido todo tipo de entrenadores, que gritan y que no. A mí me gustan los dos, el equilibrio.
-¿Otro sueño que tiene es ganar una Euroliga en el nuevo pabellón siendo capitán?
-Sí, claro, pero tenemos que ir paso a paso. Necesitas tener un camino, un crecimiento. Si vamos paso a paso creo que podemos ganarla. La ambición de todos los jugadores y del club es ganar algún año la Euroliga y estamos por el buen camino.
-¿El Valencia Basket merece una Licencia A de Euroliga?
-Luchamos por conseguir la clasificación en la pista porque es la regla que se nos marca para jugarla pero el club creo que está haciendo un trabajo muy bueno, con L'Alqueria o la construcción del Arena, y creo honestamente que el Valencia Basket se merece una Licencia A en la Euroliga.
-Habla de L'Alqueria. En una entrevista en LAS PROVINCIAS ya reconoció que uno de sus deseos cuando se retire es entrenar allí a los niños y niñas del club.
-Lo sigo pensando. Me gusta mucho trabajar con jóvenes y me gustaría transmitirles todo lo que he aprendido en mi vida, tanto en el baloncesto como fuera del deporte. Es una forma de devolver todo lo que me han dado. Enseñar a los niños es algo que me apetece. Vengo de los Balcanes. Allí la vida es dura, más que aquí, y puedo enseñar buenos valores.
-Usted nació en 1991. No fue consciente de lo que ocurrió en los Balcanes hasta que fue mayor. ¿Qué pensó entonces de todo aquello?
-A nuestra generación nos pasó como me imagino a los niños en España que no vivieron la Guerra Civil y luego se enteraron de mayores de lo que pasó. No entiendes nada y sientes mucha pena. La vida ha cambiado mucho. A los niños les digo que nosotros no teníamos tantas cosas, ni teléfonos ni nada.
-El mejor símbolo de la normalidad es que ahora conviven en un mismo equipo dos serbios, un montenegrino y un esloveno. Todos fueron niños o no habían nacido en aquella época.
-Somos amigos porque vivimos fuera de los Balcanes mucho tiempo. En los Balcanes aún viven muchas personas que no aceptan estas cosas. Esa herida todavía existe y aún hay gente muy cerrada. Viven aún de los recuerdos de sus padres. Si un padre o una madre habla mal en una casa de Croacia, Serbia o Montenegro después su hijo, desde pequeño, también empieza a hablar mal. Tengo ese sentimiento, que los jugadores que hemos salido fuera, por ejemplo todos los jugadores balcánicos que he conocido en Valencia son muy buenas personas y ninguno tiene esas cosas en la cabeza. La política en los Balcanes es de otra manera, muy dura.
-¿Es de los que piensa que hubieran tenido una selección de baloncesto imparable estas últimas décadas? Ahora mismo con Doncic, Jokic, los dos Bogdanovic...
-Si, es verdad. Si miramos las últimas generaciones seríamos una selección Top 3 en el mundo durante todos estos años. Como le ha pasado a España. Es una lástima y ahora todos jugamos para nuestros países, ya no hay más Yugoslavia.
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