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El Valencia Basket ya está en España, donde este domingo juega un partido de la Liga ACB en Granada 42 horas después desde el inicio ... del encuentro de la semifinal de la Eurocup contra el Hapoel, y los graves incidentes ocurridos en Samokov ya están siendo estudiados por la Euroliga. Desde el mismo vestuario, la entidad taronja contactó con Diego Guillén e Ingrid Mosclús, responsables del departamento de competición de la Euroliga, para que fueran conscientes, en directo, de lo que estaba sucediendo. La Euroliga tiene un protocolo para situaciones donde un equipo se sienta amenazado para abrir un expediente en un plazo máximo de 90 minutos tras el final del partido. El Valencia Basket redactó la queja en el trayecto de autobús entre Samokov y Sofía, donde durmió la expedición, para que comenzara esa investigación. El informe oficial del partido ya incluía los insultos sistemáticos de «Valencia, hijos de puta» que cantaron al unísono los 2.000 seguidores del Hapoel.
En el escrito de la denuncia del Valencia Basket se recogen todos los insultos recibidos, los gestos amenazantes hacia miembros de la expedición, episodios de salivazos desde la grada, el lanzamiento del palo de plástico de una bandera o los insultos racistas, con gestos del mono, que recibió Amida Brimah mientras practicaba el tiro al descanso. También, la situación de tensión vivida al abandonar el Samokov Arena. Un centenar de ultras estaban esperando al Valencia Basket a la salida rodeando el autobús, sin ningún cordón policial. Tras recibir el delegado Alfonso Castilla y algún miembro de la directiva taronja insultos a pocos centímetros de la cara, intentando provocar una trifulca, el director general Enric Carbonell reclamó protección oficial para que los jugadores salieran del vestuario, negándose a salir hasta que se asegurara la integridad física de la expedición. Cuando se formó ese perímetro de seguridad es cuando el equipo pudo salir, entre insultos de «hijos de puta», para comenzar el traslado hasta Sofía.
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Antes de comenzar el viaje de regreso a España, Enric Carbonell atendió a LAS PROVINCIAS. «El argumento central de la queja que hemos remitido a la Euroliga es que muchas veces nos vanagloriamos de que el baloncesto es un deporte limpio, que tiene unos valores, y lo que vivimos fue de todo menos valores del deporte. Lo que ocurrió no se puede permitir en una competición como la Eurocup. Un equipo, aficionados o periodistas que se desplazan a un partido no pueden sentirse amenazados y amedrentados por venir a presenciar o trabajar en un partido de baloncesto», declaró el director general que fue más allá en cuanto a las sensaciones vividas en el pabellón: «Sentimos miedo en Samokov y eso es inadmisible en un partido de baloncesto. Al escuchar los insultos contra Valencia, cantados por todo el públicos, sentimos vergüenza e indignación. Al final del partido no sentíamos seguridad para poder salir del vestuario, porque había mucha gente al lado del autobús que seguían insultado a miembros de la expedición, y exigimos que la policía protegiera la salida de los jugadores».
«Los insultos iban acompañados con gestos de odio. Esa virulencia que vivimos en los insultos es algo que no habíamos sentido nunca en un partido fuera de casa», insistió el directivo que mandó todo su apoyo a Amida Brimah: «Los insultos racistas nos producen una tremenda repulsa y hay que condenarlos. Se ha adjuntado en la protesta formal a la Euroliga esa denuncia citando al testigo que presenció ese suceso. Me cuesta mucho entender que en la sociedad sigamos teniendo a personas con ese odio dentro». Uno de los momentos de más tensión en la zona de vestuarios llegó cuando miembros del Hapoel, incluyendo su director deportivo, restaron importancia a lo sucedido. Es más, este periódico fue testigo de cómo uno de ellos justificó el insulto de «Valencia, hijos de puta» alegando insultos a Itoudis en el primer partido de la semifinal de la Eurocup disputado en la Fonteta, que nadie ha denunciado ni se sabía de su existencia, y que eran «conscientes» de la tragedia sufrida en Valencia por la dana y que eso no les cambiaba su opinión sobre los graves insultos recibidos por parte de la expedición taronja. «Al terminar el partido hablamos con el propietario del Hapoel y el director general y lo que nos decían es que es algo cultural y que no debíamos tomarlo mal. Ellos lo dan como algo normal por parte de sus seguidores radicales. Ese no es el problema del Valencia Basket. Nosotros defendemos que en una competición que depende de la Euroliga estas cosas no pueden suceder», sentenció Carbonell que quiso lanzar un mensaje a los aficionados taronja de cara al tercer partido de la semifinal de la Eurocup del miércoles 2 de abril, cuyo ganador entrará en la final: «La Fonteta tiene que ser un ejemplo y los valencianos tenemos que dar un ejemplo de lo que debe ser un partido de baloncesto, dándolo todo en la pista y en la grada para ayudar a nuestro equipo a ganar. Ojalá nos clasifiquemos para la final de la Eurocup».
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