El Valencia Basket, tras tres días de descanso para despejar la mente después de la eliminación ante el Real Madrid en las semifinales de la ACB que puso punto y final a la temporada, comienza una semana de muchas decisiones a nivel ... de club. La primera, que llevará a una reunión inminente con Jaume Ponsarnau, será decidir si se le ofrece al entrenador de Tàrrega una cuarta temporada al frente del equipo o si se opta por el cambio de ciclo. En ese escenario, el mejor colocado sigue siendo Joan Peñarroya, que ya fue la gran alternativa en 2018.
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Una vez se conozca el nombre del técnico para el curso 21-22 se perfilará la plantilla. Hay mucha decisión que tomar ahí. El club cuenta con los siete jugadores con contrato (incluido Puerto como otro indicio tras la ficha doce en el equipo femenino de que L'Alqueria va a ir cobrando importancia en los primeros equipos) y el esbozo es de ir a una plantilla corta en temporada de Eurocup. Si no sale ninguno de los siete y se confirma el fichaje de Dimitrijevic serían ya ocho fichas. Restarían cuatro (o como máximo cinco) a repartir entre los posibles refuerzos y los siete jugadores que o terminan contrato (Kalinic y Sastre) o con los que el club tiene opción de ampliar un año más (Van Rossom, Vives, Marinkovic, San Emeterio y Williams).
Vives y San Emeterio son dos de los casos que están a la espera y que, por las cartas iniciales, más complicado lo tienen. El cántabro parte con un compañero de puesto (Puerto) con contrato y otros dos (Sastre y Marinkovic) con los que también hay que tomar una decisión. Tras seis temporadas de taronja, y tres títulos, el alero confirmó a este periódico que quiere seguir: «Me voy con incertidumbre pero lo afronto con tranquilidad, con la conciencia tranquila de haber dado el máximo. El club tiene la opción de renovarme, me encantaría quedarme por lo menos un año más y el verano que viene valorar muchas cosas. Me gustaría quedarme en el Valencia Basket pero no quiero meter ninguna presión ni nada. Me gustaría jugar un año más y aquí. Esa es mi idea. Estar en un equipo grande siempre es difícil, el embudo es estrecho, pero me veo con fuerzas de seguir ayudando». San Emeterio apuntó que ha sido una temporada «muy larga, rara y extraña» donde se interiorizó como normal algo que no lo es: «Nos hemos tenido que adaptar a jugar sin público que ha sido muy incómodo. En muchos partidos te costaba meterte porque una cosa fue lo de la fase que su nombre lo decía, excepcional, y otra una temporada casi entera. Peleamos los objetivos pero nos quedamos a las puertas de todos».
El caso de Vives, que ayer fue padre por primera vez tras el nacimiento de Biel, también es complicado. Tiene a un compañero de puesto con contrato (Hermannsson) y a otro en su misma situación (Van Rossom) que ha sido el base con un rendimiento más regular y el más utilizado. A todo eso hay que añadir el factor Dimitrijevic. «El club es el que decide. Si cuentan conmigo perfecto, siempre iré a muerte con el Valencia Basket y si piensan que el equipo va a ser mejor sin mí pues lo respetaré y daré las gracias al club por cómo me tratado todos estos años», confesó antes de afrontar su primera paternidad y dejar claro que también quiere seguir en el Valencia Basket: «Ellos saben que estoy muy a gusto aquí y me encuentro cómodo. No es una decisión mía, es del club y no tengo nada que hacer. Decidirán lo mejor para ellos, para el proyecto. Como no depende de mí, veremos».
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