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El Valencia Basket abandonó ayer a las 10 de la mañana el hotel de concentración de Torremolinos aún con la herida abierta del fuerte golpe recibido en la semifinal de la Copa del Rey frente al Real Madrid donde más allá de la derrota por 91-68 la sensación más frustrante fue la de no haber competido en ningún momento por intentar asaltar la sexta final copera de su historia. La Copa tiene sus reglas, sus códigos y uno de ellos es que los siete perdedores, sólo uno sale con el confeti y la gloria, tienen que somatizar su derrota para levantar la cara. Los taronja tienen en el horizonte un objetivo tan ambicioso, el playoff de la Euroliga, que sería ilógico no levantar el ánimo al instante para centrarse en la actual Copa de Europa. Con las ventanas FIBA que dejarán sin ACB el próximo fin de semana los siguientes dos partidos para los de Ponsarnau serán en la competición continental.
Antes de volver al trabajo conviene cerrar la herida dejada por el duro golpe ante el Real Madrid reconociendo lo ocurrido frente al conjunto de Laso. Es lo que hizo antes de abandonar Málaga uno de los pilares del vestuario, Fernando San Emeterio. Sin poner ninguna tirita: «Nos pasaron por encima y no fuimos capaces de entrar en el partido en ningún momento ni encontrar nuestro ritmo. De principio a fin fue una victoria merecida para el Real Madrid. Es una pena pero las cosas vienen como vienen. Jugaron al nivel que suelen estar estos partidos y nosotros no estuvimos a la altura».
El cántabro reconoció que cuando sobre un parquet se da una realidad tan contundente, con el ejemplo de un jugador como Campazzo dominado el ataque y la defensa de manera insultante, «te siente impotente, en esos momentos estás cabreado y frustrado porque es una semifinal de la Copa del Rey y quieres llegar a la final. No estuvimos listos para jugar una semifinal contra el Real Madrid». Punto y final a la Copa. San Emeterio quiso hacer un llamamiento a la afición taronja puesto que el calendario deja claro que por el recinto de Hermanos Maristas pasan buena parte de las opciones del Valencia Basket de asaltar los cuartos de final europeos: «Estamos en situación de pelear por el Top 8 de la Euroliga. Que sea un objetivo es algo a por lo que tenemos que ir pero sabiendo que es una dificultad extrema meternos entre los ocho primeros de la Euroliga. Tal como estamos nos hemos ganado pelear hasta el final por intentar clasificarnos para el playoff«.
Cuando el AVE en el que viajaba el Valencia Basket llegó a la estación de Joaquín Sorolla a las 16 horas, en la mente del cuerpo técnico liderado por Ponsarnau ya sólo estaba planificar las próximas dos semanas donde el foco estará íntegramente puesto en la Euroliga ya que el siguiente encuentro en la ACB no llegará hasta el domingo 1 de marzo donde los taronja recibirán en la Fonteta al San Pablo Burgos.
En esa horquilla de dos semanas pasarán por la Fonteta el Maccabi y el Fenerbahce. Dos partidos clave para afrontar el último tramo de ocho partidos de la competición. Dos clásicos para levantar la cabeza y olvidarse del golpe anímico ante el Real Madrid, donde no hay que olvidar que el conjunto turco liderado por Obradovic en el banquillo y De Colo en la pista está ahora mismo por detrás de los valencianos en la clasificación, con una victoria menos y un balance de 11-13. La horquilla clave para centrar el tiro del Top 8 se extiende a los siguientes dos partidos, la visita al Asvel y otro partido en la Fonteta frente al Armani de Sergio Rodríguez, el actual perseguidor del Valencia Basket en la octava plaza. Tres partidos de cuatro en la Fonteta para marcar el rumbo en el ambicioso objetivo que hasta el sábado nadie se había atrevido a verbalizar en público dentro de la entidad. Lo hizo el máximo accionista y mecenas del club, en declaraciones a Intereconomía Valencia. Un mensaje que llegó al vestuario. El jefe ya ha marcado el rumbo por si alguien tenía alguna duda de cual es la competición prioritaria. La que da el premio de la Euroliga.
Para luchar por el reto Ponsarnau tiene que recuperar jugadores. El equipo descansará hoy para volver mañana al trabajo. Será clave la evolución en la semana de Vives y Van Rossom. Los dos nombres que coparon todos los focos en las horas previas de la semifinal. El catalán forzó para ayudar al equipo y seguirá un tratamiento de fisioterapia para superar el fuerte golpe sufrido en los cuartos de final. El belga ya fue dado de alta con lo que entrenará a partir de mañana con el equipo para decidir si el viernes está en condiciones de regresar en el partido ante el Maccabi.
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