![Guillem Ferrando, el orgullo de Benifairó](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202002/22/media/cortadas/1422763828-RASjHupPLS8k2WOS3uSBphJ-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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Guillem Ferrando Porro (Benifairó de la Valldigna, 2002) estaba predestinado a ser jugador de baloncesto o músico de orquesta. Desde pequeño ha escuchado en casa el sonido acompasado del balón naranja junto a las notas de la trompeta de César, su hermano mayor. Le llamó más otro sonido, el de la Fonteta donde como socio del Valencia Basket ha vivido grandes noches de gloria como el título de la Liga Endesa de 2017. Guillem se emociona cuando fantasea con triunfar en el primer equipo. Así lo cuentan los que le conocen bien. Un sentimiento que le une a sus dos ídolos que han vestido el taronja mientras él iba creciendo en la cantera del club, Bojan Dubljevic y Rafa Martínez. Cuando el valenciano de Montenegro le dio su habitual abrazo previo a los partidos el pasado viernes en la Fonteta es cuando se creyó de verdad que formaba parte del róster en un partido de Euroliga.
El de Ferrando ante el Maccabi no fue un debut al uso. Con las bajas por lesión de Van Rossom y Vives estaba inscrito para dar algún relevo de nivel. El desgaste de Colom le hizo saltar a la pista a 5:42 para el descanso. En su rotación, de 4:20, dejó claro que le sobra aplomo para intentar el asalto al baloncesto profesional. Le queda mucho camino por recorrer pero ante el Maccabi no le faltó ni descaro ni arrojo. Lanzó cuando lo tuvo que hacer, sin acierto, asistió a Ndour, capturó un rebote y no se arrugó en la defensa de dos estrellas como Wilbekin y Jackson. Sfairopoulos mandó presionar la subida de balón del dorsal 45 y el orgullo de Benifairó respondió con solvencia. La cerrada ovación de la Fonteta fue su mejor premio. No era el aplauso a un debut festivo con el partido ganado. Fue el primer tributo de su carrera a un buen trabajo en la pista.
La mejor manera de que no entren pajaritos en la cabeza es volver a la realidad. Ayer, tras su debut en el primer equipo, Guillem volvió a picar piedra en la Liga EBA, contribuyendo con 15 puntos y 4 asistencias a la victoria del Valencia Basket sobre el Gandía (101-83). Al volver a casa volvió a sonar el balón. Ese que comenzó botar su padre César Ferrando, jugador y entrenador, que continuó con sus tíos y su hermano mayor, jugador entre otros del Almàssera o el Maristas, y que continúa su hermano pequeño Marc, que de los tres es el único que no ha abandonado los estudios de música y que en el conservatorio afina su talento con la tuba. Si Guillem se animara a volver a sacar brillo a la trompa podrían formar una orquesta.
La familia es muy importante para el valenciano. Alicia, su madre, le lleva todos los días en coche desde Benifairó hasta L'Alqueria. 60 kilómetros hasta la fábrica de talento. El orgullo de los 1.580 habitantes de la localidad de La Safor. El talento del base, la palabra no está cogida al azar puesto que le define como jugador, se está moldeando en el Valencia Basket desde hace cinco años. Como infantil ya comenzó a mostrar ese instinto para jugar al basket. «Tiene un don especial, que tiene el gen del baloncesto en sus venas. Es un base de la vieja escuela, cerebral, que sabe como tiene que jugar y que le gusta tener el dominio del partido». Las palabras son de Andreu Casadevall, el coordinador masculino de L'Alqueria. A Ferrando no le ha hecho falta tener el brazalete de capitán para ser uno de los líderes del junior taronja, que tocó el cielo el pasado curso clasificándose para la Final Eight de la Euroliga en Vitoria. El base, que luce con orgullo la plata con España en el Eurobasket U16 en 2018, está en el camino de soñar con el profesionalismo. Así lo ve Casadevall: «Es un jugador que no se arruga. Se habla mucho de su físico o su altura pero tiene talento para intentar ese camino. Tiene cualidades que otros no tienen y hay jugadores en la ACB con menos físico. Tiene que tener paciencia porque el camino es largo y no se le puede subir el éxito a la cabeza. Tiene que trabajar con humildad». En ese camino seguirá emocionándose al soñar con triunfar en la Fonteta.
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