Irene Garí, a la izquierda, celebra con Esther Díaz y Begoña Pallardó el ascenso del Valencia Basket a la Liga Femenina de 2018. MIGUEL ÁNGEL POLO
Irene Garí, experta en ascensos
HISTORIAS DEL BASKET ·
La alero valenciana consiguió unas horas antes del título de la Eurocup Women taronja una plaza en la Liga Femenina con el BAXI Ferrol | La jugadora de Oliva ha tenido que reinventarse tras su última temporada en la Fonteta: «Había perdido toda mi esencia y la he vuelto a recuperar»
Ascender dos veces con dos equipos diferentes en cuatro temporadas tiene muchas aristas. Algunas de ellas apuntan a volver a reinventarse. Es lo que le ha sucedido a Irene Garí (Oliva, 1994). La alero valenciana volvió a sentir ese cosquilleo especial que da un ascenso a la Liga Femenina el pasado domingo tras ganar con el BAXI Ferrol el duelo directo al Ardoi (81-72), después de haber ascendido con el Valencia Basket en la Fonteta en 2018. Una horas antes de que el Valencia Basket conquistara la Eurocup Women en Hungría. Son los giros de guión que te pone la vida por delante. «Me siento todavía parte del Valencia Basket porque la conexión que tengo con las jugadoras y los trabajadores es directa. Cada día hablo con Queralt (Casas) y la amistad que me une a ella es genial. Lo disfruté como una más al igual que sufrí como una más en la Copa de la Reina. Viví esos dos últimos tiros libres desde el autobús haciendo fuerza para que entraran. Hablé con ellas ese mismo día y te das cuenta que formas parte porque es el final de un trabajo de los últimos años.», reconoce Garí a LAS PROVINCIAS.
Tanto es así que el Valencia Basket invitó a la de Oliva a la celebración del ascenso en la Fonteta aunque, como es obvio, las restricciones de movilidad por la pandemia lo impidieron: «Todas las jugadoras valencianas que hemos pasado por Dorna, el Ros Casares o por el Valencia Basket nos sentimos parte del éxito porque lo somos. Cada pequeña pieza, cada entrenador que ayudó, para que el baloncesto femenino valenciano haya existido y siga existiendo forman parte de este éxito. Así nos sentimos. Es un orgullo formar parte de algo así, todas somos Campeonas de Europa».
Garí no puede ocultar el orgullo de ese segundo ascenso tras tener que poner el freno y asumir que debía dejar el proyecto taronja en el mejor momento, cuando empezaban a asomar las finales en el horizonte: «Es aquello de bajar al barro para conquistar el cielo. He vivido una etapa muy intensa en el Valencia Basket, desde la Liga Femenina 2 a debutar en la Eurocup, y cuando estaba allí arriba de repente tuve que volver a empezar. De vez en cuando es bueno dar un paso atrás para coger impulso y eso es lo que vine a buscar en Ferrol, volver a encontrarme como jugadora. Sé lo que tengo dentro de mí y en mi última temporada en Valencia había perdido totalmente mi esencia. La he vuelto a recuperar».
A sus 26 años, la valenciana tiene claro que ese crecimiento como jugadora de su etapa en la Fonteta sí que le va a servir a corto plazo (aún no tiene contrato con ningún equipo para la temporada 2021-2022): «Cuando la gente me pregunta en Ferrol por mi etapa en Valencia siempre sigo que aprendí mucho aunque no jugara en mi última temporada. Defender cada día a Queralt Casas en un entrenamiento o ver en los partidos cómo lo gestiona todo es un aprendizaje que me ha servido para crecer como jugadora».
Garí se detiene en la figura de la MVP de la final de la Eurocup, Querat Casas: «Es una persona súper competitiva y eso le hace muy sentimental en ese aspecto. La rabia que tenía después de la Copa de la Fonteta la recuerdo perfectamente porque estuvimos hablando por teléfono un buen rato después de perder la final. Le dije que iba a servir para que en un mes levantara la Eurocup Women. No da ningún partido por perdido, sea contra quien sea. Admiro de ella su competitividad».
¿La presión de sentir desde septiembre que sólo vale ascender al ser el gran favorito cómo se gestiona? «Esa presión es dura. En Valencia la viví más porque durante la temporada tuvimos tres derrotas y eso nos generó dudas. En el entorno se generó más esa presión. En Ferrol durante la competición no nos costó tanto y llegamos con mucha confianza a la Fase de Ascenso. En 2018 perdimos el primer partido de la Fase en la Fonteta. Esa presión de ser favorito existe, se siente pero te hace estar más preparada para el partido clave». Para la de Oliva, la presión fue mayor porque a tres semanas para la Fase tuvo una microrotura de un centímetro y medio en el gemelo y existieron dudas de si podía llegar, cuando dos semanas antes «iba coja y el primer partido fue mi primer entrenamiento cinco por cinco», reconoce la que ha sido pieza clave (tercera máxima anotadora del equipo) esta temporada.
Garí apunta a una de las imágenes de la celebración del título del Valencia Basket en la Fonteta, la del pasillo de los chicos a las chicas, como un símbolo de un pasito más en la lucha por la igualdad en el deporte: «Confío que este tipo de acciones que antes no se hacían, era impensable ver a un equipo masculino hacer pasillo a un equipo femenino, no se queden en eso. Están ayudando a que poco a poco se active un cambio de mentalidad y se normalice todo. La realidad sigue diciendo que nosotras jugamos en una Liga que no es profesional y la de ellos (ACB) sí lo es. Ojalá en un futuro cambie, estamos en el camino. Que el Valencia Basket sea un ejemplo es un orgullo y es bueno que más equipos se sumen».
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