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Víctor Claver entrega a Oliver acbphoto/ a.baulde

Oliver, un jugador mágico al que la generación de oro camufló

historias del baloncesto ·

El base ha colgado las botas como segundo deportista más veterano en disputar la ACB, con 44 años, y para debutar con España tuvo que esperar a cumplir 39

Jueves, 9 de junio 2022, 01:34

Albert Oliver Campos (Terrassa, 1978) colgó las botas a pocos meses de arrebatar el récord de Middleton como jugador más veterano en disputar un partido ... en la ACB. Algo que no quita que haya tenido, con 44 años, una carrera dilatada al máximo. «Debuté con la Penya en Badalona contra el Pamesa de Rodilla, Swinson o Berni Álvarez», evoca. Era la temporada 97-98, en la que el equipo de Vukovic ganó la Copa. Todos esos jugadores ya llevan mucho tiempo retirados. El último partido de su carrera, cosas del destino, también fue contra el Valencia Basket. En el banquillo taronja estaba Peñarroya, con el que también jugó. Oliver paró su contador en 675 partidos, el séptimo de toda la historia de la Liga, y su apodo de 'magic' le coloca como el cuarto que más asistencias ha repartido, sólo por detrás de Laso, Huertas y Azofra. Es, además, el jugador con una carrera más larga en la Liga Endesa, 25 años entre el primer y último partido, superando a Joan Creus.

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Otro de los símbolos de su larga carrera es que en la foto de su último partido no aparece con dos hijos pequeños sino con dos adolescentes, Marc de 14 años (que nació en su etapa en Valencia) y Aina, de 17. Su familia vive en Gran Canaria desde que llegaron a Las Palmas en 2013 y esa distancia fue uno de los detonantes de la decisión de retirarse del baloncesto en activo: «Mi hija y mi hijo eran los primeros que me decían que aguantara para superar el récord de Middleton pero hay que ser honesto. Veía que había partidos que no iba ni convocado. Sumar no competir al estar alejado de la familia era muy duro. Ahí tomé la decisión, no valía la pena seguir sin jugar».

Oliver y Rafa Martínez son los dos mejores ejemplos de jugadores de grandísimo nivel, sus compañeros tienen claro que son leyendas de nuestro baloncesto, que tuvieron la mala suerte de coincidir con las generaciones de oro en España. El base tuvo el acceso vetado a la selección por Raúl López, Calderón, Sergio Rodríguez o Ricky Rubio. «Tener a todos esos jugadores delante fue como un reto para mejorar cada día. Creo que para Rafa Martínez fue más injusto porque durante unos veranos siempre era citado para ser el último descarte. Es cierto que hemos vivido una época donde para una serie de jugadores nos ha sido imposible dar el salto a la selección», confiesa. La vida, eso sí, le tenía reservada una oportunidad. En noviembre de 2017, con 39 años, debutó con España en las ventanas FIBA: «La gente dudaba mucho de nosotros. Ganamos en Montenegro y en casa a Eslovenia y la cosa se calmó. Esa prueba demostró el nivel competitivo que tenemos en España». Su próximo paso es sacarse el título de entrenador superior y de su etapa en Valencia, donde llegó a ser capitán, guarda un buen recuerdo pese a reconocer que tras el primer año «nos faltó química dentro de la plantilla, entre los jugadores y de los jugadores con el entrenador» y que su salida en 2009 tuvo mucho ruido: «Mi primera opción era seguir pero el club me ofreció solo un año. Hablé con Manuel Llorente y Spahija y me dieron vía libre para negociar con otros equipos. Cuando llegué a un acuerdo con Estudiantes, Llorente se había marchado al Valencia. La palabra que me dieron la tiraron atrás. No me gustó salir así pero quise cumplir mi palabra».

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