El Valencia Basket, tras la ratificación el pasado lunes de Jaume Ponsarnau en su puesto, busca un triunfo ante el Bayern en la Fonteta (21 horas, DAZN) que sirva no sólo para subir la segunda victoria en su casillero de la Euroliga, son colistas con un balance de 1-6, sino para tranquilizar el ambiente de dudas con respecto a la figura del entrenador. Algo fundamental teniendo en cuenta que el de hoy será el primero de cuatro partidos en siete días en casa. Comenzar con un triunfo es fundamental para no tensar más la cuerda. Los taronja contarán con la baja de Van Rossom, recién operado de la rodilla, con lo que Ponsarnau tendrá que hacer un descarte antes del choque. Loyd arrastra molestias en el tobillo, tras una torcedura esta semana, pero ayer volvió a los entrenamientos y si no hay complicaciones estará en la lista.
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El Bayern llega a la Fonteta en busca de su primera victoria fuera de casa en la Euroliga, su balance es de 3-4, con la baja de Lessort, la duda de Djedovic y el regreso de Lucic. El serbio disputará su primer partido en Valencia desde que se marchó en 2016, tras 137 partidos defendiendo la camiseta taronja donde ganó la Eurocup de 2014. Para él será una de las ovaciones de la noche. Ponsarnau asumió en la previa que para él será diferente pero quiso hacer un llamamiento: «No espero el mejor recibimiento ni la mejor salida a la pista pero es lo que hay. Lo que toca es asumirlo, el público paga su entrada o su abono para hacer lo que quiera hacer pero sí que me gustaría que durante el partido el público esté con los jugadores porque cuanto más estén con los jugadores más oportunidades tendremos para ganar y menos oportunidades tendrá el equipo visitante para hacerse fuerte. Jugamos en casa, no queremos que nuestro público le diga de todo al otro equipo pero sí que nos animen porque eso nos ayudará y como nos ayudará sería bueno para hacernos fuertes todos juntos».
El técnico agradeció la confianza de la entidad pero es sabedor de que tienen que llegar las victorias: «Se apostó para seguir persistiendo. Eso quiere decir, de momento y hasta que se pueda, seguir confiando en mi trabajo. Es reconfortante porque en este mundo donde se valora tanto el resultado que ahora se haya valorado el trabajo que estamos haciendo entre todos lo veo positivo. Ahora tengo la responsabilidad de responder a esta confianza siguiendo trabajando al máximo para ayudar a los jugadores a encontrar su mejor juego». El de Tàrrega reconoció que «no es agradable» una situación de duda eterna «pero es parte del trabajo de ser entrenador profesional. Es algo que se tiene que asumir y llevar». Hoy toca reválida.
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