La Fonteta también juega. Que se lo digan a las húngaras del Atomeromu. Cuando anotaron para colocar el 48-58 a nueve minutos del final, el partido parecía finiquitado. No sólo por el resultado, sino porque habían castigado a las taronja sobre la bocina tras una defensa perfecta de las de Rubén Burgos. El entrenador de Riba-roja paró el partido. La última arenga. Había que anotar, recuperar la confianza y olvidarse del marcador. Y transmitir esa fe a la grada. Se consiguió y el público hizo de sexta jugadora. Esto sólo es el tercer partido de la Euroleague Women -segunda victoria-, pero ese parcial 26-0 desde que el técnico paró el partido merece entrar en la antología de las principales gestas del club. Que en cierto modo el encuentro se recordará.
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Para empezar, como el día en el que se reconoció a Queralt Casas por su condición de máxima anotadora histórica del equipo. Pero ni ella ni sus compañeras estaban inspiradas en ataque. El 6-12 con el que terminó el primer cuarto resume perfectamente todo: las taronjas estaban negadas cuando miraban al aro de un rival que tampoco lo bordó.
Raquel Carrera fallando dos tiros libres consecutivos fue también sintomático. ¿De qué? De que había llegado el momento. Ahora o nunca. Con el alta médica bajo el brazo, correspondía a Rubén Burgos decidir cuándo hacía debutar a Alba Torrens, esa jugadora que ha sido diferencial durante toda su carrera y que ha venido a serlo también a Valencia. Aún no había debutado por una lesión que invita también a racionarla.
Y para empezar, seis minutos de Alba Torrens fueron suficientes. Aunque en el segundo cuarto no lo pareciera. La alero, eso sí, convocó la fiesta. Capitaneó a un equipo negado, que no anotaba de ninguna de las maneras. Ella se arremangó y en seis minutos se convirtió en la máxima realizadora de las valencianas: diez puntos que metían al Valencia Basket en el partido (32-35). Se marchó cojeando levemente bajo su primera gran ovación como taronja. Pero aún debe coger la forma. Sólo así puede explicarse que participase únicamente cuatro minutos más y en el tercer cuarto.
En un periodo en el que el Atomeromu pareció cavar la fosa del Valencia Basket. Las húngaras venían de ganar al Fenerbahce y en su segunda participación en el torneo no quieren ser una comparsa. Pero lo acabaron siendo cuando, tras ese tiempo muerto de Rubén Burgos, Salvadores cogió la batuta. Un triple suyo generó la hemorragia de dudas en las magiares, que ya fue incontrolable cuando Leticia Romero puso a uno a las taronjas. La Fonteta había olido la sangre antes que el propio equipo y entró en ebullición. No se sabe si animaba más al ataque o cuando el Valencia Basket defendía.
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El técnico visitante lo paró, pero a renglón seguido, Salvadores puso por delante por primera vez a las de casa (59-58) y a partir de ese momento se vivió una fiesta inesperada. La asturiana fue la incuestionable maestra de ceremonias pero se alió con una inspiradísima Cox, que anotó el triple que noqueó definitivamente a las magiares. Un partido que parecía perdido acabó con un tiempo muerto de Rubén Burgos para preparar un ataque con nueve décimas... ¡por si es necesario el basketaverage! Y a todas estas, la mejor noticia es el debut de Torrens y que Ouviña, que se dejó las manos aplaudiendo, está a punto de reaparecer.
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