La plantilla del Valencia Basket posa en 2013 con una camiseta conmemorativa de los 25 años del ascenso a la ACB. VBC

Treinta y tres años del ascenso a la División de Honor

El Pamesa Valencia entró en el universo de la ACB tras el histórico partido del 4 de mayo de 1988 donde ganó al Santa Coloma de Andreu Casadevall por 95-88

Domingo, 9 de mayo 2021, 11:36

El 4 de mayo de 1988 el Pamesa Valencia logró el histórico ascenso a la ACB al superar, en una Fonteta que no tiene nada que ver con la de ahora, al Santa Coloma de Andreu Casadevall (que actualmente está en la estructura ... taronja como responsable de la cantera masculina de L'Alqueria) por 95-88. En la histórica imagen donde cientos de aficionados saltaron como un resorte hacia el centro de la pista para abrazarse a sus jugadores, mientras ondeaban al viento decenas de senyeras, un cántico fue el dominante en aquellos primeros minutos de locura: ¡Som, som, som de la Divisió D´Honor!. El pasado martes se cumplieron treinta y tres años desde aquel día y la realidad del actual Valencia Basket es que tiene en construcción la que va a ser su nueva casa desde 2023, con capacidad para 15.600 espectadores, y que en su techo cuelgan ocho banderas de campeón; siete del equipo masculino (la Copa del Rey de 1999, la ULEB Cup de 2003, las Eurocups de 2010, 2014 y 2019, la Liga ACB de 2017 y la Supercopa ACB de 2017) y una del equipo femenino (la Eurocup Women de 2021). La construcción de L'Alqueria del Basket, la mejor Ciudad Deportiva de baloncesto de Europa, y la creación de un club global de baloncesto, sin distinción entre hombres y mujeres, es la mejor fotografía de la evolución de la entidad de Juan Roig.

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Si hay una imagen icónica de aquel ascenso de 1988 fue el mate de espaldas de Jerry Herranz a pocos segundos del final, que encendió si cabe aún más a unas gradas ya enloquecidas porque en ese momento ya estaba claro que su Pamesa iba a subir de categoría. «El partido lo vi en una de las gradas supletorias que pusieron casi a final de temporada detrás de una de las canastas. Recuerdo la tensión que vivimos ese día y la sorpresa de ver la Fonteta prácticamente llena porque durante esa temporada al principio no íbamos muchos, pero ver la Fonteta llena nunca la habíamos visto. Creo que al final casi todos saltamos a la cancha porque no había tanta seguridad como ahora» reflexiona Domingo Sebastián, uno de los aficionados presentes aquella noche del 4 de mayo en el recinto de Hermanos Maristas.

La hemeroteca, caprichosa, hizo que casi treinta años después se repitiera una nueva invasión de pista en la Fonteta pero en este caso para celebrar un título de Liga. Algo inimaginable aquella noche del ascenso contra el Santa Coloma. Como si de un espejo se tratara, el título de la ACB llegó con otro mate al límite para el delirio en la misma canasta (de Joan Sastre) y en la pista se produjeron fotografía de abrazos de mitos como una de Herranz y Philips en 1988 que casi calcaron Rafa Martínez y San Emeterio en 2017.

Fueron muchos los abonados históricos que pueden presumir de haber estado en esos dos momentos mágicos. Uno de ellos es Julio Amorós Juan. «El día del ascenso ante el Santa Coloma tenía 20 años. Casi estábamos a pie de pista. Recuerdo que el blanco y las senyeras predominaban y a Coterón haciendo una canasta inverosímil», recuerda el que entonces era miembro entonces de la Penya Arrós Caldós, antes evocar ese momento de locura: «Empezamos a empujarnos segundos antes del final y sin cortarnos saltamos a pista. La policía se vio desbordada. Me fui hacia Solsona y Coterón porque les tenía aprecio y todos buscábamos abrazar a gente. Fue una locura».

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La historia para Julio es especial. Su hermano David Amorós, otro aficionado histórico del Valencia Basket y entrenador de baloncesto que pasó por la cantera del Pamesa, falleció en enero de 2017 tras dirigir un partido del Logos Sedaví. Por cinco meses no pudo disfrutar de la Liga de Pedro Martínez. Su hermana, Pilar, es una de las oficiales de mesa con más años en la Fonteta. «Cuando se certificó el título de Liga miré a mi hermana y había explotado a llorar. Nos abrazamos y miramos al cielo. Pilar llevaba el acta digital y tenía que meterse al vestuario con los árbitros. No vio cuando Rafa y Sam alzaron la copa. Los árbitros le preguntaron qué pasaba y ella les contó lo de David. Le contestaron que dejara el acta y que saliera a celebrarlo. Cuando ya pasó todo, le regalaron una camiseta naranja de los árbitros firmada y dedicada», recuerda Julio.

Juan Julián Bosch, protagonista esta temporada del cierre de la Fonteta de un reportaje en las redes oficiales del Valencia Basket, es otro de los abonados que estuvo en aquella entrada a la División de Honor: «El partido del ascenso fue el primero que vi en directo en un pabellón. Junto a mi hermano. Aunque por entonces no teníamos dentro al Pamesa, fuimos como tantos otros que iban por primera vez. Desde entonces mi hermano y yo hemos ido siempre juntos a todos los partidos».

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«Como recuerdos del ascenso tengo un casco de cava Torre Oria, un trozo de la red y un poco más tarde aprovechando el cambio de parquet, una lama pequeña», desvela Javier Vega. Otro clásico del Pamesa, que llegó a estar dos temporadas en la cantera y ayudó a todo tipo de trabajos «desde preparar las gradas en ese mismo partido del ascenso hasta ir a poner carteles de madrugada». El 'druida', como le llamaban los jugadores de aquella época, llegó a ser utillero en la 92-93. Ahora que la temporada 2020-2021 está cerca de su conclusión, el deseo de todos es que la Fonteta recupere lo antes posible a toda su gente y que, ya sea con el equipo masculino o femenino, se vuelva a repetir una imagen de euforia como aquella del 4 de mayo de 1988. Son ya treinta y dos años en la División de Honor (hay que estar al ascenso la temporada vivida en la Liga EBA)... y los que quedan por delante.

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