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No hay partido más peligroso, para un equipo que es favorito a ganar algo, que el que abre un torneo corto en el primer turno. El Valencia Basket supo sufrir contra el Estudiantes, sabedor que su momento en el partido llegaría, para abortar la idea de las madrileñas de dar la gran campanada en los cuartos de final. Desde la defensa, las jugadoras de Burgos lograron quitarse la tensión de encima para asegurar el billete para su cuarta semifinal copera consecutiva. Tras el 32-35 al descanso, las valencianas dejaron al conjunto estudiantil en 10 puntos en los primeros 14 minutos de la segunda parte. Ahí, con el 55-45, el triunfo comenzó a estar encarrilado. Burgos, aprovechando un tiempo muerto de Gallego, aprovechó para felicitar a sus jugadoras: «Muy bien atrás porque estáis participando todas».
A nivel grupal, no fue una mala noticia que el Valencia Basket amarrara la victoria en un partido donde una de sus grandes armas esta temporada, los tiros abiertos de Cox y Gülich, no funcionaron. Entre las dos, sumaron un 2 de 6 y los lanzamientos anotados llegaron en la segunda parte cuando el viento soplaba de cara. El gran momento de Romero, Carrera y el paso al frente de Ouviña fueron clave para seguir siendo la bestia negra del Estudiantes, que aún no saben lo que es ganar a las taronja en un partido oficial.
El 10-2 inicial para las taronja no fue el avance, ni mucho menos, de un partido plácido para las de Burgos. El Estudiantes, tras calmarse después de un tiempo muerto, contestó con un parcial de 0-7 (10-9) que hizo bueno, dando el mejor aviso a las valencianas, un triple de Billie Massey sobre la bocina del primer cuarto para poner por delante a las madrileñas (17-18). Aunque Ouviña, con ocho puntos, intentó que ese buen momento del Estudiantes no tuviera continuidad, la cadencia llevó el marcador a la máxima renta para las de David Gallego (24-29 con parcial abierto para su equipo de 14-27 desde el gran arranque taronja). Ahí, aunque en ese momento nadie fuera consciente, comenzó a ganarse el billete a semifinales el Valencia Basket. Las valencianas fueron conscientes de que hasta el descanso les tocaba sufrir y que no tocaba intentar remontar de forma rápida, con malos tiros. El 32-35 tras el final del segundo cuarto, con las de Burgos en un 13 de 28 en tiros de campo, no era un mal resultado. Como así se acabó demostrando.
Cuando Ouviña –recuperar su mejor versión puede ser el fichaje de la Copa– puso la máxima renta con un triple (64-47) fue el momento en el que saber gestionar los esfuerzos sin que la victoria se pusiera en peligro. Esos detalles, en un torneo copero que llega más tarde que nunca, pueden ser claves para el gran objetivo que no es otro que levantar el trofeo el domingo en el Príncipe Felipe. Esa es la gran ilusión de la quinta Copa taronja. Ahora, que el foco volverá a apuntar a las de la Fonteta, es importante no cargar con más presión de la necesaria. «Tenemos que aprovechar el día de descanso para poder recuperar mejor», dejó claro Rubén Burgos tras el partido. Ouviña, una de las mejores jugadoras taronja, sí que se quitó un peso de encima puesto que reconoció que no llegaba al torneo con las mejores sensaciones. «Es un torneo especial», recordó.
Valencia Basket: Romero (12), Casas (6), Torrens (7), Carrera (10) y Gülich (3) -cinco inicial- Ouviña (14), Buenavida (4), Salvadores (4), Cox (9) y Burdick (-).
Estudiantes: Gretter (2), Mollenhauer (2), Becky Massey (8), Erauncetamurgil (-) y Fingall (13) -cinco inicial- Méndez (9), Espin (-), De Mier (-), Conde (2), Saravia (-) y Billie Massey (20).
Parciales: 17-18,15-17,18-10 y 19-11
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