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Paco Huguet
Sábado, 27 de junio 2015, 00:03
Hubo un tiempo no hace mucho, el siglo XIX, en el que prácticamente todo lo que se movía en una ciudad o región dependía de unos pocos. En el caso de Valencia son Campo, Navarro Reverter, Amorós, Dotres y algunos otros hombres polifacéticos.
Sería imposible entender el siglo XIX en Valencia sin conocer una figura que sobresale sobre las demás: José Campo Pérez (1814-1889). Político, financiero, empresario, editor del diario La Opinión. Este hombre de negocios creó bancos, navieras, ferrocarriles, compañías de gas y agua, escuelas.
Con 29 años fue designado alcalde de Valencia, cargo que abandona en 1847 para centrarse del todo en sus negocios, aunque fue diputado o senador durante siete legislaturas. En 1846 erige la Sociedad Valenciana de Fomento, un banco refundado en 1957 con el nombre de Crédito y Fomento, un banco «pionero y moderno», considerado el primer banco comercial o de inversiones de España, según destaca el decano de la Facultad de Economía de la Universitat de València, Vicent Soler.
Más tarde impulsó la Sociedad Central Española de Crédito y ya en los 80 el Banco Peninsular Ultramarino, para apoyar sus negocios en América. Mientras tanto, en 1877 y 78, intervino en primera línea en promover la Caja de Ahorros de Valencia. José Campo se ofreció a «suscribir la totalidad de acciones, incluso el doble, o en su defecto aquellas que tras el plazo que se considera oportuno no fueran suscritas por los valencianos».
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Desarrolló la Sociedad de Conducción de Aguas Potables, al alumbrado de la ciudad a través de gas y el adoquinado de Valencia. En 1850 se adentró en el negocio del ferrocarril, al adquirir los derechos de la línea del Mar a Xàtiva y constituyó la Sociedad de Ferrocarriles del Grao en la que será la primera línea valenciana. También se asoció con capital catalán para otras líneas de hierro.
Su apoyo a la Restauración borbónica le valió en 1874 la concesión del título de marqués de Campo por Alfonso XII. «No hubo en toda España nadie que lograra reunir un grupo tan fuerte a su alrededor. Ni siquiera el marqués de Salamanca en Madrid», subraya Vicent Soler.
José Campo estuvo presente en todo acontecimiento importante de la Valencia del XIX, pero no lo hizo solo. Contó con importantes apoyos. En su vertiente de financiero, la figura más importante que estuvo a su lado fue Juan Navarro Reverter (1844-1924). «Era un genio, admirable de cabeza», resume la catedrática de Economía Clementina Ródenas.
Con apenas 33 años, en 1877, Navarro Reverter se encargó de reimpulsar en Valencia una caja de ahorros, o reactivar la de 1842, según los expertos, desde la Sociedad Económica.
Lo hizo de la mano de grandes apoyos, como Eduardo Pérez Pujol y José Campo, a quien hacía de administrador y asesor en algunos negocios, y del gobernador civil Cirilo Amorós, al que muchos consideran el intermediario perfecto con Madrid para cualquier tipo de negocio y empresa, en sentido amplio.
Navarro Reverter fue ministro de Hacienda en cuatro etapas y de Estado en otra, con Cánovas y Canalejas y otros tres presidentes, con la regente María Cristina y con el rey Alfonso XIII. Como empresario y financiero, fundó la compañía de gas de Alcoy, dirigió la fábrica de gas de Valencia y construyó el ferrocarril Carcaixent-Gandia-Dénia. Fue director de la Sociedad Valenciana de Crédito y Fomento, de José Campo; de la Sociedad Valenciana de Tranvías, y gerente del Banco Peninsular Ultramarino, también del marqués. Incluso fue autor de diversas obras literarias como 'Del Turia al Danubio'.
El cargo clave de Cirilo Amorós Pastor (1830-1887) fue el de gobernador civil, aunque fue diputado en Cortes por Llíria y por Xàtiva. Tuvo un papel clave en el derribo de las murallas y el ensanche de Valencia, y como empresario y 'hombre de Campo' (al que hacía de letrado) fue socio de la Compañía de Ferrocarriles de Almansa a Valencia y Tarragona. También decano del Colegio de Abogados de Valencia y fundador y presidente de Lo Rat Penat, además de cabeza visible del pronunciamiento del general Martínez Campos para la Restauración (1874).
Tan poderoso fue el grupo de influencia liderado por José Campo que resulta algo complicado hallar referencias a empresarios de otras tendencias de la misma época. En lo económico hay poco escrito de la rivalidad de los Dómine y Sister con algunos negocios de Campo y Trénor. En el ámbito financiero, el único hombre que compitió con el marqués fue Gaspar Dotres (1798-1872), fundador de la Sociedad de Crédito Valenciano, contrapunto de la Sociedad Valenciana de Crédito y Fomento.
Dotres, que había acumulado capital con la industria y el comercio textil y sedero, orientó su banco a la ampliación del puerto, pero la incapacidad económica de la Diputación para la empresa acabó por hundir la entidad. Dotres, de apellido francés, nacido en Blanes y afincado muy joven en Valencia, también se opuso en lo político al grupo de Campo y comulgó con progresistas y demócratas.
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