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El nuevo despegue de la aviación valenciana

El nuevo despegue de la aviación valenciana

La aerolínea regional acusó la crisis pero fue capaz de reinventarse con fuertes ajustes entre 2009 y 2013 y ha dejado atrás los números rojos

INÉS HERRERO

Domingo, 8 de mayo 2016, 22:03

La aerolínea Air Nostrum atraviesa un buen momento, con dos años consecutivos en beneficios y la mirada puesta en reforzar su actividad internacional. A finales de 2014, la franquiciada de Iberia para vuelos regionales conmemoró el veinte aniversario de su primer vuelo y, además, marcó un punto de inflexión después de tres ejercicios en los que acumuló unas pérdidas de 64,2 millones de euros, provocadas por una crisis que golpeó con especial virulencia a la aviación regional por sus elevados costes por asiento. Esos números rojos conllevaron un severo ajuste de estructura y de costes y, posteriormente, se produjo una ampliación de capital que dio un vuelco a su estructura accionarial.

En marzo de 2014, el entonces consejero delegado, Carlos Bertomeu, tomó el control de la compañía con el respaldo económico de Antonio Pellicer y José Remohí, propietarios del Grupo IVI. Esa operación puso fin a cerca de un año de incertidumbre, desde que la familia Serratosa decidió desinvertir en la empresa y encomendó a Bertomeu encontrar un nuevo dueño.

«Vinieron fondos con muchos nombres de pájaro... y ninguno era bonito», reconoce el propio Bertomeu cuando recuerda ese proceso, en el que comprobó con disgusto las intenciones de distintos fondos de inversión de hacerse con la aerolínea para proceder a su despiece.

Eso le llevó a decidirse a dar el gran salto y a presentar una de las cuatro ofertas que la prestigiosa consultora Seabury sometió al consejo, la ganadora, que fue elegida por los accionistas de la empresa como «la mejor forma de garantizar la continuidad de la aerolínea», con sello valenciano y una inyección de 25,8 millones de euros entre capital y deuda.

Desde entonces, la aerolínea ha dejado atrás los números rojos, con unos beneficios de 3,7 millones de euros en 2014 y de 11,3 millones un año después, acercándose así a los 13,2 millones que ganó en 2008.

En 2009 su resultado se desplomó hasta unas pérdidas de 16,2 millones, nueve de ellos correspondientes a la salida de trabajadores y al inicio de su estrategia de sustitución de su flota de 50 plazas por nuevos reactores de mayor capacidad, CRJ1000 de 100 plazas, para reducir en un 32% el coste del asiento.

Ese primer plan de choque de Air Nostrum generó un ahorro de 34 millones, con un recorte de la producción en un 24% tras eliminar frecuencias y rutas no rentables, la salida de once aviones y unos 400 trabajadores, cerca de un centenar mediante un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) y el resto por no renovación de temporales, la venta del excedente de repuestos y la reducción del servicio a bordo y del gasto de marketing y oficinas.

En 2010 la aerolínea volvió a beneficios pero, a partir de ese año, acusó los efectos de la crisis provocada por el deterioro de la economía española y la nueva configuración del sector, en forma de unas pérdidas de 10,8 millones en 2011, de 29,1 en 2012 y de 24,3 en el año 2013.

Plan de reestructuración

A finales de 2012, la aerolínea anunció un plan de reestructuración, sin despidos, para bajar salarios entre un 25% y un 50%, alquilar aviones y retirar los coches de empresa para directivos. Su objetivo era volver a beneficios en 2015, según anunció el entonces consejero delegado de la empresa y actualmente presidente y máximo accionista.

Esa reinvención «para hacer una Air Nostrum competitiva en un entorno en el que el factor precio ha pasado a ser determinante», resultó decisiva y los beneficios llegaron un año antes de lo previsto, en 2014.

Su apuesta por reducir el exceso de capacidad y potenciar la conectividad con Iberia en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas le permitió remontar el vuelo y consolidarse en el nuevo escenario de tarifas bajas. En 2015 aprovechó oportunidades generadas por la llegada del AVE con rutas como Madrid-Alicante o Madrid-Málaga, además de dedicar esfuerzos en mercados nicho como Melilla o las rutas interbaleares y recuperar su posición como operador regional en Europa.

También participó en la creación de la regional Amaszonas del Paraguay y, como socio tecnológico, en SOL Líneas Aéreas, de la que salió a raíz de las consecuencias del cambio de gobierno en Argentina, y creó en Paraguay su primer taller de mantenimiento fuera de España.

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