La Conselleria de Agricultura tiene desde hace más de un año un denso Plan Integral Citrícola que el anterior equipo del departamento agrario del Botánico (PSPV-Compromís) encargó a una empresa externa y luego no lo puso en marcha, como tampoco lo activan los ... actuales responsables (Vox), que lo mantienen guardado en el cajón.
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El plan fue confiado a una consultoría especializada, cuyo equipo de expertos lidera Paco Borrás, quien fue director comercial de Anecoop. Costó 73.000 euros más el 21% de IVA: un total de 88.330 euros que hasta el momento no se han rentabilizado en absoluto, puesto que sus conclusiones y postulados se mantienen en hibernación. Se basó en un largo trabajo en el que se entrevistó a más de cien profesionales y técnicos del sector.
Las prisas iniciales, que motivaron el encargo, surgieron en momentos de crisis del sector citrícola, cuando emerge, periódicamente, cierto apremio por 'hacer algo' y se remueven conciencias y voluntades en tal sentido. También influía la proximidad de elecciones autonómicas, lo que hacía recomendable que el Consell se pusiera manos a la obra para ofrecer alguna respuesta.
Sin embargo, conforme suele suceder, a un tiempo de malos precios que remueven pesimismos e inquietudes siguió otro de cierta bonanza aparente en el que imperó una inesperada tranquilidad 'social'. Las bases citrícolas quedaron más sosegadas al recuperarse mejores niveles de compras y cotizaciones, lo que impuso una tregua y restó las urgencias que habían animado el plan. Al menos de momento. No se había resuelto nada por arte de magia, simplemente mejoraron un poco los precios porque descendió la producción, pero los problemas estructurales de fondo, las serias deficiencias que los expertos advierten y que se incluyen en el plan, permanecían; incluso se van agravando con el paso del tiempo; pero ya no había premura, funcionaba el efecto placebo, y eso, políticamente, tiene su peso. Por tanto, se decidió esperar. También debió ocurrir que la propuesta de plan, lo que entregaron sus redactores en enero de 2023, entró en la 'cocina' de la conselleria para revisar aspectos y corregir lo que no acabara de gustar.
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En marzo de 2023 se editó al fin una 'Redacción Final' de dicho Plan que tuvo una circulación limitadísima. Y nada más. Todo quedó a la espera de otros tiempos, de posibles exigencias venideras, y desde luego de las elecciones que tendrían lugar en mayo, cuando se produjo un vuelco y pasó a gobernar el Consell la coalición PP-Vox. Carlos Mazón ocupó la presidencia de la Generalitat y en el pacto de gobierno cedió la Conselleria de Agricultura a Vox, que puso al frente a José Luis Aguirre. Y el Plan Integral Citrícola sigue durmiendo en su lugar, porque, como suele ocurrir, los que llegan de nuevo querrán mirarlo todo de otra forma y sin prisas, aunque, se mire como se mire, es fácil deducir iguales conclusiones y los problemas se van agrandando. O es que no le han visto aún oportunidad política al asunto.
Porque aquel giro al optimismo, por la mejoría de precios al caer la producción, se ha mantenido en la primera parte de la actual temporada. Continuó reinando el efecto placebo que elimina urgencias. Y no era previsible en absoluto que cambiaran las tornas. Tranquilidad absoluta que, de repente, se ha torcido sin que nadie acierte a explicarlo. La alegría se ha tornado de nuevo en pesimismo. Vuelven los miedos conocidos conforme se evidencian las carencias, la deficiencias en todos los órdenes, la dependencia de una exportación que tiene que competir cada vez más con quienes no puede competir, y encima se evidencia una mayor caída de la demanda que es fruto del descenso del consumo y ocasiona la actual atonía comercial. ¿Qué está pasando? Pues lo sabe todo el mundo, y lo pone bien claro ese Plan que mantienen dormido: deficientes estructuras productivas, en cierto modo también comerciales, altos costes productivos, envejecimiento general, anquilosamiento, ausencia total de campañas inteligentes de promoción y publicidad... ¿Qué quieren? Nadie vende hoy si no puede competir y sin anunciarse con eficacia. ¿Quién se pone al timón? La política no sólo es hacer leyes y más leyes, prohibir, regular, controlar y poner trabas burocráticas. También es liderar proyectos eficaces que ilusionen y contribuyan a salir del atolladero.
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