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VICENTE LLADRÓ
Lunes, 27 de junio 2016, 02:06
La Confederación Hidrográfica del Júcar está procediendo a clausurar pozos de riego que considera sin uso actualmente, lo que motiva gran descontento entre los agricultores perjudicados, quienes alegan que se trata de instalaciones propias que mantienen como reserva, para cuando fallan otros recursos de agua.
Fuentes de la Asociación Valenciana de Pozos de Riego (ligada a AVA-Asaja) han señalado la gran contrariedad que existe entre los regantes afectados, al sentir que les expolian un bien que pueden necesitar, y han mostrado su apoyo a que se mantengan dichos pozos tal como están ahora, puesto que no existen perjuicios a terceros ni a la causa pública.
Pepe Campos, letrado de dicha asociación, ha indicado que las actuaciones de la Administración se ciñen a lo que especifica la legislación en esta materia: se considera que una concesión o asignación de caudales de agua queda concluida si permanece un tiempo sin ser utilizada, y por tanto se procede oficialmente a su clausura. Sin embargo recuerda las especiales circunstancias de estos casos y la conveniencia general de preservar en buen uso unas perforaciones que, «dada la situación general de grave sequía, puede que sea necesario volver a utilizar este verano».
La mayoría de los pozos cuestionados se hicieron en su día mediante iniciativas e inversiones privadas, en ocasiones con algún tipo de subvención oficial que ayudó a perforarlos. En esta situación se encuentran, por ejemplo, decenas de pozos que se hicieron en la Huerta de Valencia en los años 80, cuando una de las más duras sequías dejó muy en precario los embalses y el suministro de riego mediante las acequias tradicionales. Para superarlo, la Conselleria de Agricultura ayudó a la apertura de pozos que después, cuando volvieron a llenarse los pantanos, dejaron de usarse salvo en casos excepcionales. Pero siguen ahí por si hicieran falta, y a nadie se le ocurre regar su campo dos veces en un día, no cabe duplicidad de uso de caudal, por lo que no tiene sentido que se cuestione su existencia de reserva. Máxime cuando desde la propia Administración se proyecta la construcción de nuevos pozos de sequía con dinero público. ¿Para qué dejar perder los que ya existen por si acaso?
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