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El Ministerio de Agricultura ha autorizado por fin la «liberación al medio natural» del insecto 'Anagyrus aberiae', que es el depredador del 'cotonet' de Sudáfrica, la nueva plaga que se ha extendido por la citricultura valenciana en los últimos años y que está ocasionando graves pérdidas de cosecha en naranjas y mandarinas.
El propio ministerio reconoce que «la tramitación y resolución de este expediente se ha realizado con la mayor celeridad, dada la gravedad de los daños y ante la limitación de la lucha química tradicional» para controlar esta plaga.
La ausencia de insecticidas eficaces, tras la desaparición del 'metil clorpirifos', y la falta de alternativas han multiplicado la expansión de este 'cotonet' importado y ha intensificado el porcentaje de pérdidas, lo que ha motivado que en los últimos meses haya subido la presión de los citricultores, reclamando alguna solución. Todo ello ha motivado que se aceleraran los trámites administrativos hasta permitir la suelta masiva del 'Anagyrus', cuando en principio se temían largos plazos, dadas las prevenciones medioambientales que se habían transmitido desde la Administración central, más dispuesta a velar con rigor por la biodiversidad, antes que atender la lucha contra tan dañina plaga.
Previamente se han realizado sueltas controladas de unos centenares de estos parasitoides en parcelas de La Plana y Camp de Morvedre, comprobándose que su eficacia es muy alta, lo que ha servido para aumentar la esperanza en que, al realizarse sueltas sistemáticas por toda la geografía citrícola, en poco tiempo se expanda el insecto beneficioso y sea capaz de mantener a raya al 'cotonet'.
En paralelo a esta estrategia, el Ministerio de Agricultura ya autorizó el uso de una feromona de confusión sexual para promover la captura masiva del 'cotonet' con trampas.
Al mismo tiempo, desde abril pasado se viene realizando la cría sistemática de cientos de miles de 'Anagyrus' en los insectarios de la Conselleria de Agricultura, que a partir de ahora se podrán soltar ya por los campos de manera organizada.
El agricultor interesado debe saber que los daños de este año ya son irremediables, porque este 'cotonet' deforma los frutos cuando son pequeños, hasta dos centímetros de diámetro más o menos. De manera que las naranjas y clementinas deformes ya no tienen solución y las demás no van a sufrir igual deterioro. Lo que corresponde ahora es prepararse para el año que viene, y ahí tienen que concretarse y divulgarse estrategias específicas mediante el uso selectivo de insecticidas permitidos, aunque de eficacia media ante este problema, pero que aplicados en momentos cruciales pueden servir para rebajar la población, de modo que la acción del parasitoide y de las trampas con feromonas terminen de rematar un trabajo eficiente para minimizar de verdad el problema.
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