Manifestación para pedir más ayudas por la sequía en el campo. EP

El campo valenciano, al borde de la ruina

Las dos millones de hectáreas afectadas por la sequía se suman al aumento de costes de producción y los destrozos causados por el temporal

Gonzalo Escrig Molina

Valencia

Domingo, 9 de julio 2023, 19:42

Un «año negro» para la agricultura. Así describía la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) el pasado año 2022 y las perspectivas para 2023 tampoco son muy alentadoras. La sequía marcó el comienzo de este año, según la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos ( ... COAG), causando una pérdida del 80% en la superficie destinada a los cereales, con más de cinco millones de hectáreas afectadas en toda España, superando las dos millones de hectáreas de secano en la Comunitat.

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Es esta situación de desolación la que ha llevado a más de un centenar de agricultores a manifestarse este miércoles delante del Ministerio de Agricultura, en Madrid. A través de esta tractorada, han querido reclamar más ayudas ante la situación de ruina del campo español.

En la Comunitat , los principales problemas en los cultivos de regadío, según COAG, se derivaron del alto coste del agua, que actualmente se encuentra a 0,22 euros por metro cúbico, y en el caso de los acuíferos, de su alta salinidad. Las áreas de pastoreo también se vieron afectadas, ya que la sequía agostó por completo los campos, dejando escasos alimentos para los animales y secando las cuencas donde se abastecen.

Asimismo, la excesiva sequedad de los montes ha originado el desplazamiento de fauna salvaje, como los jabalíes, hacia las zonas de cultivo en busca de agua y comida, creando aún más problemas como plagas de garrapatas. Estas manadas, cada vez más numerosas, entran en los campos en busca de comida y acaban alimentándose de sandías y melones.

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Aumento de costes

La escasez de agua ha ocasionado la pérdida de cosechas y la disminución en la producción de alimentos, lo que inevitablemente ha provocado un aumento en su precio debido a la falta de oferta. En comarcas como la de Utiel-Requena, los costes de producción de vinos tintos se han encarecido un 30%. Esto ha provocado que, a unos meses para la próxima vendimia, todavía queden altas cantidades de reservas de botellas en las bodegas.

La falta de pasto está obligando a los ganaderos a afrontar gastos adicionales en la adquisición de piensos y forrajes, los cuales han incrementado sus precios más de un 65% debido a diversos problemas logísticos derivados de la pandemia, la guerra en Ucrania y la sequía.

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En el caso de la pandemia, se ha observado una reducción en el gasto promedio de las familias en relación con sus compras habituales. En 2022 los españoles redujeron su volumen de compra un 11% respecto el 2021, limitando el número de productos de su cesta de la compra. Por otro lado, el conflicto en Ucrania ha afectado al aumento en los precios de las materias primas y la escasez de productos esenciales como el maíz y otros cereales, que han elevado su precio un 80% respecto el año pasado.

Azotados por el temporal

En lo que va de año, el sector agrario valenciano lleva contabilizados al menos cinco temporales de pedrisco y las previsiones meteorológicas no descartan más tormentas en las siguientes fechas. Las intensas lluvias que han azotado la Comunitat han traído consigo un sabor agridulce para el campo valenciano. Si bien se han considerado como esperadas y beneficiosas en líneas generales para la agricultura y la ganadería después de varios meses de sequía, también han causado numerosos estragos.

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A finales de junio, más de 1.000 hectáreas de cultivo de la comarca de Utiel-Requena se vieron afectadas por pedriscos, con un valor en pérdidas superior al millón de euros. Las aldeas de Las Cuevas y La Torre llegaron a perder el 100% de su producción.

Cultivos dañados en un campo de Montesa por la granizada . LP

Estas granizadas sólo han hecho que sumarse a los efectos causados por las altas temperaturas, que han llegado a elevarse 11,2 grados, que en su momento impidieron que las flores de los árboles se abriesen por completo, reduciendo así la cantidad de fruta, como los cítricos, que cayeron un 20% en la cosecha de primavera. De hecho, durante el mes de abril, una masa de aire africana dañó seriamente cultivos de patata y alcachofa en l'Horta Nord.

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Ayudas insuficientes

La Unión de Uniones estima que las ayudas aprobadas por el Gobierno sólo serán suficientes para cubrir un 3% de las pérdidas actuales. Por eso, exigen al ministro de Agricultura que tome medidas más contundentes y asuma una mayor responsabilidad. El ministerio ha anunciado ayudas por un total de 712,7 millones de euros, pero los profesionales del sector consideran que llegan demasiado tarde.

A la sequía se le suman las reiteradas quejas por la implementación del cuaderno digital que el Gobierno pretende imponer a partir del 1 de septiembre de 2023 en todas las explotaciones agrarias con más de 30 hectáreas, para convertirse en el primer país de la Unión Europea en hacerlo.

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No obstante, la Unió de Llauradors considera que el margen de implementación no tiene en cuenta la falta de técnicos especializados, el envejecimiento del sector y la lentitud de digitalización de la industria.

«El principal problema que van a tener son los plazos que requiere», asegura Joaquim Aguilella, decano del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Levante, «porque lo normal hasta que todo se engrase es que reine la incertidumbre».

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Importaciones de terceros

La Unió ha expresado una fuerte crítica hacia la Unión Europea debido a su permisividad en la importación de productos de terceros países que contienen insecticidas perjudiciales para la salud. Como resultado, la organización ha instado al Ministerio de Agricultura a tomar medidas y «presionar a Bruselas» al respecto.

Un estudio interno de la ogranización asegura que se han registrado casi 400 alertas por la presencia de insecticidas contaminantes en productos procedentes de países externos a la Unión Europea, como Egipto o Marruecos, en el periodo comprendido entre mayo de 2021 y mayo de 2023.

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Carles Peris, secretario general de la organización, sostiene que a estos países se les deberían aplicar las mismas normas y regulaciones exigidas a los agricultores españoles. «No es justo que estos países tengan más facilidades que nosotros para importar sus productos a la Unión Europea. Deben ser mucho más coherentes con sus políticas», insiste.

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