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Durante años, el caqui 'Rojo Brillante' ha sido la auténtica estrella del campo valenciano. Desde que se puso a punto el tratamiento en cámaras de C02, o mediante su rociado con alcohol alimentario, para eliminar la astringencia natural de esta fruta cuando está en el árbol y recién cogida, no ha dejado de conquistar nuevos consumidores y de crecer su penetración comercial en mercados distantes. Y en paralelo con el aumento de la demanda, se convirtió en alternativa a otros cultivos y se multiplicaron las plantaciones, hasta alcanzar niveles preocupantes que empezaron a encender alertas.
Desde hace varias campañas parecía como si los mayores agoreros, quienes se desgañitaban en advertir que el caqui tocaría pronto techo o que ya había de sobra, estuvieran deseosos de que llegara cuanto antes la crisis que auguraban.
Este año, por fin, los hechos les han acabado dando la razón. Los precios del caqui han caído. Aunque en los últimos días se han recuperado bastante, en consonancia con la limitación de la oferta en la parte final de la temporada, lo cierto es que los mercados han dado muestras de saturación, hasta el punto de que, durante algunas semanas de octubre, las cooperativas exportadoras de La Ribera trabajaron a base de conformarse con recuperar el 'forfait', es decir, los costes de recolección y confección. Para el campo no quedaba nada, según ha reconocido Cirilo Arnandis, presidente de la cooperativa Virgen del Oreto de L'Alcùdia y de la DO 'Kaki de la Ribera del Xúquer'.
La gran estrella del campo valenciano durante las últimas dos décadas sufre un eclipse y los miles de familias que dependen de ella esperan que sea pasajero, que haya recuperación, como ocurre con frecuencia en el campo, dependiendo de cómo evolucionen diversas causas que confluyen en la materia y, desde luego, de cómo pueda reaccionar el propio sector.
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¿Está 'muerto' el caqui?, como presagian algunos acostumbrados derrotistas de oficio. En absoluto. Esta es una clara crisis de crecimiento y descontrol en una gran parte de la producción y de la comercialización. Por muchas comarcas valencianas se ven campos de caquis por recolectar, que en muchos casos se acabarán cayendo al suelo sin posibilidad de venta. Lo mismo pasa en otras zonas de Murcia, Andalucía y también en puntos de Lleida y Huesca, donde se plantó sin ton ni son, al albur de los altos precios de esta fruta en años pasados. Pero la extensión arriesgada de grandes inversiones que apostaron por el caqui donde quizás no se debía poner, y además sin conocer dónde se colocaría después la fruta, está pasando factura a todos. Unos ya están arrancando, otros resisten mejor porque saben que tienen más calidad y están en las áreas idóneas para este cultivo. Estos últimos son los agricultores de la Ribera del Júcar, en su mayoría integrados en la Denominación de Origen. Aquí es donde surgió la variedad 'Rojo Brillante' y donde empezó a crecer la producción, sustituyendo a cítricos, hortalizas y frutas de verano que padecían crisis anteriores, porque vieron que se reunían las condiciones adecuadas para obtener altos rendimientos con una fruta de gran calidad.
Para darse una idea de la rápida evolución del cultivo, baste recordar que en menos de dos décadas se ha multiplicado la producción por cien. En 2000 se cosecharon sólamente 4.000 toneladas, todas ellas en la comarca de la Ribera y alrededor de las cooperativas 'fundacionales'. Diecinueve años después se estima una cosecha de unas 400.000. De ellas, casi la mitad está en la DO, que ya ha terminado de recolectar; ahora se guarda en cámaras frigoríficas lo que irá saliendo hasta final de enero o primeros de febrero. Los precios, que empezaron con 15 o 18 céntimos el kilo para el campo, y llegaron después a cero, se han van recuperando al final, con unos 40 o 45 céntimos, lo que abre esperanzas ante el futuro: haciendo las cosas bien, el panorama puede mejorar; sufrirá seguramente más apuros quien está fuera del circuito comercial y no ofrezca una calidad equiparable a la de la DO, que resiste mejor gracias a las campañas de promoción con su marca 'Persimon'.
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