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La aprobación este verano por parte de la Unión Europea (UE) del tratamiento en frío a los cítricos procedentes de Sudáfrica –y otros países– ... no ha traído consigo el fin del problema de las plagas importadas. El pasado mes de octubre, Europa interceptó 35 envíos con organismos nocivos, de los que 30 proceden de Sudáfrica y Argentina. Brasil también tiene dos rechazos por plagas y Zimbaue, Honduras y Vietnam uno cada uno.
La Unió Llauradora califica estas cifras de «escandalosas» y asegura que octubre es el mes con mayor detección de plagas en la UE en lo que va de año. Según el secretario general de la organización valenciana, Carles Peris, esto se debe a que «o no se está llevando a cabo el tratamiento de frío o se está haciendo mal».
En concreto, Argentina acumula durante octubre un total de 16 interceptaciones, todas ellas de Phyllosctita citricarpa, el hongo que provoca la temida enfermedad de la Mancha Negra de los cítricos y Sudáfrica 14, 13 de ellas de Phyllosctita citricarpa y 1 de Thaumatotibia leucotreta –la 'falsa polilla'–.
Ante esta situación, La Unió prepara un escrito para pedir a la Comisión Europea la suspensión automática de las importaciones procedentes de aquellos países terceros que no puedan garantizar la seguridad fitosanitaria de sus envíos.
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Del mismo modo la organización reclama la implantación de un sistema de frío unificado para todas las importaciones y que las autoridades comunitarias tengan un único criterio estandarizado para todos. Cabe recordar que el campo valenciano lleva tiempo exigiendo que este tratamiento no sólo se aplique en naranjas, sino también en mandarinas y pomelos.
Además, desde La Unió se reclama un aumento de las exigencias y los controles en origen, ya que se están disparando las detecciones por la Mancha Negra según indican. «Lo que demuestra una vez más que no cumple con sus compromisos y falta al respeto a las autoridades comunitarias, como tampoco cumplen Argentina y Brasil, países de Mercosur», agrega.
«Todo lo que sean acuerdos sin reciprocidad en los estándares de producción o en el uso de materias activas es volver a incurrir en los mismos errores de siempre que causan un enorme impacto negativo al sector europeo», señala Peris.
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