El coronavirus pone a prueba los hábitos más enraizados en la cultura mediterránea y es capaz de invertir tendencias como el creciente protagonismo del alquiler turístico en Valencia y otras grandes ciudades por su mayor rentabilidad en relación al arrendamiento tradicional, el de uso residencial.
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Desde mediados de marzo, cuando se decretó en España el estado de alarma para frenar la expansión del coronavirus, el 16,5% de los inmuebles que se alquilaban con fines turísticos figuran como arrendamientos residenciales al cierre de mayo, según datos del portal pisos.com.
Se trata de una consecuencia de la crisis del Covid-19 y el cierre generalizado de fronteras, que obligó a los propietarios de viviendas en alquiler, tanto empresas como particulares, a reinventarse ante el desplome de los ingresos que obtenían del turismo.
Un porcentaje notable de propietarios busca garantizar así sus ingresos mediante el arrendamiento tradicional de su vivienda, aunque implique renunciar a la mayor rentabilidad que les ofrecería alquilarla a turistas que quizá este año no lleguen a venir.
Tanto Alicante como Valencia figuran entre las provincias con mayor trasvase de alquiler turístico a residencial desde marzo, junto a Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas, Almería, Tarragona, Barcelona, Cádiz, Málaga, Girona, Granada, Baleares y Murcia.
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Según Ferran Font, director de Estudios de pisos.com, «los propietarios no tendrán problemas para alquilar su vivienda a largo plazo y seguir rentabilizando su patrimonio inmobiliario sin depender de los vaivenes de esta crisis», en un contexto en el que uno de los grandes retos es «aumentar la oferta de alquiler y hacer más asequibles los precios».
16,5% de la vivienda turística en toda España cambió a residencial desde marzo, según pisos.com
15% de la oferta vacacional en el centro de Valencia pasó a larga estancia, según OC Habitat
12-18 pisos céntricos salen de media al día para alquiler tradicional
20% cayó el precio en el Carmen, La Seu o Sant Francesc al inicio de ese trasvase, apuntan desde Olivares Consultores
La presidenta de la Federación Asociaciones Inmobiliarias (FAI) y de la valenciana Asicval, Nora García, constata que «muchos alquileres que se gestionaban como turísticos en Valencia han pasado a corta estancia o residencial». Sobre todo, en el centro y en barrios como Ruzafa o El Cabanyal.
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A su juicio, «es positivo, porque hay más pisos, pero provoca un encarecimiento ficticio al sacar cientos en pocos días a precios muy altos». Según explica, «hay gente que facturaba 2.000 euros al mes en turístico y lo oferta a mil para perder otros mil, pero se alquilará por 600 o 700».
Para García, es «un parche» ante la escasez de oferta, que podría alargarse en el caso de los particulares porque «habrá quien prefiera quedarse con alquileres de larga estancia y olvidarse de problemas», aunque vuelvan los turistas. «A los que tenían un piso o dos ya no les compensaba tanto el alquiler turístico», apunta.
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Según Juanjo Álvarez Nieto, director de Alquiler en OC Habitat, un 15% de la oferta turística en el Carmen, La Seu o Sant Francesc ha pasado a larga estancia, a un ritmo de entre doce y dieciocho pisos al día que hundió los precios «entre un 15% y un 20%», tendencia que se moderará pero continuará hasta final de año. En primer término, ese fenómeno benefició a quienes se mudan unos meses por trabajo y, a medida que se permita viajar, habrá quien regrese al alquiler turístico en busca de mayor rentabilidad y quien prime la estabilidad.
Otra de las consecuencias de la pandemia en el mercado inmobiliario es la cancelación de adquisiciones por parte de quienes se decantan ahora por alquilar inmuebles con características que parecen pensadas para hacer más llevadero un confinamiento como el vivido en España desde mediados de marzo.
«Teníamos clientes pendientes de formalizar la compra que han decidido alquilar porque ahora quieren una casa con jardín y piscina, si puede ser privada, mejor, o un ático en Valencia y alrededores», explica Juanjo Álvarez Nieto, director de Alquiler en OC Habitat.
Con lo aprendido durante la crisis del coronavirus y los ahorros para convertirse en propietario, hay quien opta así por «alquilar una buena casa» con las comodidades que echó en falta en esta etapa. Desde Olivares Consultores también auguran mudanzas de quienes «han visto fallos de su casa, como no tener balcón ni terraza, y quieren cambiarse», dispuestos a irse del centro a una urbanización con zonas comunes.
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