![75 años de cerveza con toque valenciano](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/06/22/heineken-RgScmxYlQXzdhhfbj0jSPJO-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Aunque muchos lo puedan ignorar, Valencia también es una buena tierra para la cerveza. No sólo para beberla, sino para elaborarla y comercializarla. Así lo vieron los responsables de El Águila –que fue fundada por el valenciano Augusto Comas y Blanco– cuando decidieron abrir en el barrio del Cabanyal la que sería la segunda fábrica de la empresa, instalada en Madrid. Pero, desde entonces, ha llovido mucho. En estos 75 años, El Águila fue adquirida por Heineken y trasladó su producción en 1975 a Quart de Poblet, que es donde actualmente concentra una parte importante de la actividad de la empresa en España y Europa.
A día de hoy, la firma neerlandesa es una de las que ha dejado huella en la Comunitat Valenciana. En los últimos cuatro años, la mercantil ha invertido cerca de 430 millones de euros en la economía valenciana, según explica Pablo Mazo, director regional de Relaciones Institucionales, a LAS PROVINCIAS durante una visita a la planta cervecera. «No sólo hemos aportado en compras a proveedores de la Comunitat, sino también en la apuesta por los diversos canales», explica.
Actualmente, la factoría emplea a 300 personas y genera más de 12.000 empleos indirectos. Pero no sólo presume de impacto económico, también de posición dentro del grupo a nivel europeo, tal y como cuenta el director de la planta, Manuel García: «La factoría en Valencia es una apuesta a nivel estratégico. Se está potenciando mucho y se le está dando mucho valor. De hecho, hay un algo que de lo que nos sentimos muy orgullosos y es que somos la planta más mejorada de Europa en ratios de eficiencia y ratios energéticos». Este reconocimiento, además, se suma a que la de Quart de Poblet está entre las 10 fábricas con mayor volumen de producción en el continente y cuenta con un maestro cervecero que se ha convertido en una referencia para las 54 fábricas de Heineken en Europa.
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Pero, más allá de la propia planta, Heineken no tendría el alcance que tiene a día de hoy en la Comunitat si no fuera por su potente sector hostelero. «A los hosteleros les consideramos partners de nuestro negocio, son socios estratégicos porque al final de ellos depende en grandísima medida que los consumidores puedan consumir Amstel», cuenta Mazo. Entre 2020 y 2023, la compañía ha inyectado 91 millones de euros al impulso de la restauración y 248 millones de euros a proveedores locales.
«Como más valor aportamos a la hostelería es con formación en gestión y con tecnología que les permite reducir sus consumos eléctricos. Por ejemplo, con nuestra tecnología de frío abaratan su factura de eléctrica», agrega el director regional de Relaciones Institucionales. Buena cuenta de esta vinculación con el sector la dan las cifras de venta de la marca Amstel, una de las que elabora y envasa la planta valenciana junto a Heineken, El Águila y Desperados.
«El Águila dio el testigo en Valencia a Amstel y ésta es la líder del mercado por volumen de ventas en la Comunitat Valenciana», señala Mazo, que destaca la elevada penetración de las diversas marcas en la región. «Estamos en más de la mitad de los locales de bares y restaurantes de la Comunitat y en todos los distribuidores de comercio», indica. En concreto, las enseñas cerveceras de la firma se venden en cerca de 22.000 bares y restaurantes entre Valencia, Alicante y Castellón, así como en los comercios, supermercados e hipermercados con más presencia en la región.
La demanda artesanal
El fenómeno de las cervezas craft que tan fuerte pisa desde hace años, lejos de suponer una amenaza de la competencia, para Heineken ha sido una tendencia que ha jugado a su favor. «Estamos encantados con la existencia esta competencia porque ha traído beneficios para los consumidores y para los productores», explica Mazo, quien destaca que la marca Águila resurgió con esa idea de ofrecer un producto artesanal. «Esta tendencia ha hecho que nos pongamos las pilas todos. El proceso de producción de una cerveza industrial es el mismo que una artesanal, sólo cambia la escala. No hay ninguna diferencia en el producto final, que pasa por un proceso natural de fermentación», explica.
La clave está, según García, en el toque diferenciador que dé cada maestro cervecero, influido por muchos factores del proceso de producción. Otro aspecto positivo de esta demanda, según Mazo, es que se ha generado mucha una cultura de la cerveza en España que es muy beneficiosa para todo el sector. «Eso es muy bueno. Es algo que ya tenía el vino y nosotros no lo teníamos tanto», apostilla.
La cerveza que se elabora en Quart de Poblet ha tratado, además, de convertirse en elemento indispensable de las tradiciones valencianas. Esto explica parte del éxito de la compañía en la Comunitat, que ha hecho especial hincapié en organizar actividades y eventos. Es el caso de las campañas de Fallas desde hace cuarenta años o los Premis Cacau d'Or, además de su promoción de la declaración del 16 de marzo como el Día Oficial de l'Esmorzà en colaboración con el Ayuntamiento de Valencia y las instituciones falleras.
Su apuesta por el territorio también se materializa con las hogueras en Alicante y las fiesta de la Magdalena en Castellón. «Y, por supuesto, todos los certámenes donde la gastronomía valenciana es la protagonista», concluye Mazo.
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