![¿Por qué ha aumentado la pinyolà?](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/05/20/191082572--1200x840.jpg)
![¿Por qué ha aumentado la pinyolà?](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/05/20/191082572--1200x840.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
El término 'pinyolà' se acuñó hace casi cuatro décadas para definir la aparición indeseada de pepitas (semillas, 'pinyols' en valenciano) en frutos de clementinas y otras mandarinas que, de normal, cultivadas aisladamente, están libres de esos molestos 'tropezones' que disuaden al consumidor cuando los ... encuentra y, en consecuencia, constituyen un grave problema comercial, porque a raíz de ello se desploman las exportaciones y los precios en el campo.
La produciión citrícola valenciana y española se viene distinguiendo por ofrecer un servicio integral y la mejor calidad, que se ve truncada con la presencia de semillas en abundancia.
La selección permanente a cargo de infinidad de pequeños agricultores -al menos esta virtud del minifundismo-, atentos a ocasionales mutaciones en los campos, permitió seleccionar lo mejor para multiplicarlo y contar con un abanico de las más sabrosas clementinas; todas sin semillas, por supuesto. De ahí el prestigio y la distinción de la nuestra oferta.
Sin embargo, la buena racha comenzó a truncarse de forma inconsciente cuando a principios de los años 80 irrumpió en el campo valenciano la Clemenvilla o Nova.
A partir de ahí ocurrió lo inesperado: clementinas sin problemas, y no sólo la mayoritaria Clemenules, empezaron a tenerlos, con profusión de frutos llenos de semillas; y por igual, Clemenvillas con el mismo problema. Un defecto que a continuación se incrementó con la Fortune, Ortanique, Afourer-Nadorcott)...
Los investigadores concluyeron que aquel grave problema que amenazaba el futuro de nuestra citricultura, la 'pinyolà', tenía que ver con la polinización cruzada. Un carácter recesivo (la presencia de semillas) se hace dominante con la polinización cruzada que multiplica esa carga genética y se manifiesta.
Del mismo modo se determinó que este polen no viaja con el viento, como en otros casos, porque es pesado, sino que son los insectos polinizadores (principalmente las abejas) quienes lo esparcen sin querer, al transitar de unos árboles a otros, de unas flores a otras en busca de néctar.
La solución se hacía evidente: alejar al máximo la ubicación de colmenas de abejas de las zonas citrícolas potencialmente problemáticas y, en la medida de lo posinble, tender a eliminar o cambiar las plantaciones que puedan sufrir o causar esta cuestión.
Cada año, la Conselleria de Agricultura promulga una controvertida norma que obliga a los apicultores a alejarse kilómetros de áreas citrícolas conflictivas y se habla de la conveniencia de realizar un completo mapa varietal, pero no se ha hecho.
Entre tanto, la 'pinyolà' ha estallado de nuevo a lo grande y de forma inopinada, cuando cabría esperar que siguiera descendiendo, porque, entre otras cosas, hay menos plantaciones contiguas problemáticas y han proliferado las de otras mandarinas de 'club' (con royalties) que se presentaron como totalmente libres del riesgo de semillas y, sorprendentemente, también aparecen.
De modo que la situación se puede sintetizar en estas preguntas de orden general:
¿Por qué vuelve a haber 'pinyolà' donde ya no se padecía, sin colmenas cerca ni híbridos polinizadores en los aledaños?
¿Cómo se explica que de repente haya 'piyolà' en el centro de plantaciones de clementina, donde nunca la hubo?
¿Por qué han aparecido semillas en variedades como Tango u Orri, que teóricamente deben estar libres de tal contingencia en cualquier situación?
La buena noticia es que hay investigadores valencianos que están encima del asunto, como nos ha confirmado Mª Ángeles Forner, del IVIA, quien advierte que esto debe ser prioritario, porque nos jugamos el futuro, y ha avanzado algunas líneas e hipótesis, citando así mismo que otros compañeros trabajan igualmente en ello, como Pablo Aleza (también del IVIA) y Carlos Mesejo (Universidad Politécnica).
Mª Ángeles Forner apunta algunos conceptos novedosos y líneas de trabajo necesarias. Las respuestas no pueden quedarse sólo en lo habitual hasta ahora: las abejas, tapar con mallas los campos de algunas variedades, mapa de variedades conflictivas, planes de reconversión, ayudas públicas... Todo ello es conveniente, pero por encima de todo es preciso conocer qué está pasando, investigar qué influye, además de lo conocido o supuesto hasta ahora, para determinar tal estallido de la 'pinyolà' a estas alturas, cuando cabría presumir que íbamos en el sentido contrario, el de reducir al máximo este defecto.
Según explica Mª Ángeles Forner, hay cuestiones que pueden influir, como un crecimiento más rápido del tubo polínico de las flores en situaciones de fuerte calor, como en abril del año pasado. Así mismo puede producirse un aumento de los óvulos viables, «pero no se ha estudiado el motivo y queremos saberlo», advierte. A grandes rasgos, esto puede determinar cambios importantes para hacer que variedades que se tienen normalmente por autoincompatibles (con su propio polen no generan semillas), pasen a ser ocasionalmente autocompatibles y aparezcan 'pinyols'. Llegado el caso se podría resolver con tratamientos hormonales, pero hay que investigar todo ello.
Las abejas de los apicultores no son la única población de insectos polinizadores existente en los campos. Además se han multiplicado los polinizadores espontáneos (incluidas las abejas silvestres) con la proliferación de campos abandonados y la actual tendencia de favorecer las cubiertas vegetales en los huertos cultivados. Esas cubiertas se supone que favorece a la 'fauna útil', la que puede controlar plagas, pero también a la 'inútil', y eso no se ha estudiado, como tampoco la competencia hídrica de la vegetación espontánea o sembrada con el propio cultivo, como tampoco su incidencia sobre manchas y fisiopatías en los frutos.
La multiplicación de campos abandonados genera de forma espontánea la existencia de multitud de árboles y rebrotes de patrones que florecen y acaban componiendo focos que expanden de forma silenciosa la diabólica polinización cruzada. El polen de la mayoría de los patrones provoca también la aparición de 'pinyols' y esto no se está teniendo en cuenta hasta hoy. En cualquier campo sin cultivar, con los árboles ya casi muertos, si llueve rebrotan por la parte más resistente de los patrones y florecen. Más aún en cualquier rincón donde se escapa algo de agua de acequias o tuberías, lo que mantiene vegetando algunos ejemplares aquí y allá. De igual manera, en infinidad de campos, cuando se muere un árbol o se ve muy debilitado, se corta a ras de suelo y es fácil que luego rebrote por el patrón, lo que genera igual incidencia. Y también ocurre que en algunos árboles sanos surgen rebrotes del patrón, no siempre se descubren a hora para cortarlos, crecen y mantienen sin querer ese inóculo de potencial polinización cruzada de manera inopinada.
Todo ello corrobora la necesidad de que el sector citrícola y las autoridades destinen los medios necesarios para potenciar las investigaciones, tanto en el IVIA como en la Politécnica y donde se pueda aportar algo nuevo y positivo, porque urge encontrar soluciones, ya que, como indica Mª Ángeles Forner, esto es prioritario.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.