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La Comunitat Valenciana logró un nuevo récord de consumo de gas en 2021. El aumento de la actividad industrial encabezado por la industria azulejera tan potente en la provincia de Castellón propició uno de los datos más altos de los últimos años. El consumo de gas natural en la autonomía fue de 39,7 TWh, un 8% mas que en 2020. De esta cantidad 29,6 TWh fue de consumo industrial, un 17% más que en 2020.
Estas cifras, facilitadas a raíz del último informe anual de Enagás, estuvieron impulsadas por una recuperación económica que, a diferencia de otros sectores, sí que llego a muchas industrias con alta demanda de gas, entre ellas la azulejera. El problema que surge es que esta recuperación se pone en duda por el incremento del precio y la guerra de Ucrania.
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El auge del coste de esta materia prima fundamental para un sinfín de empresas empezó a finales de 2021 pero, tal y como evidencian los datos, no tuvo ningún impacto significativo. Pero el problema se ha acrecentado en el inicio de 2022 y, en especial, con la invasión rusa de Ucrania, que ha tensionado el mercado.
El informe de Enagas tan solo hace referencia al gas natural que llega por gaseoductos y que, pese a ser el mayoritario, no es la única vía de acceso a esta materia prima. El gas natural licuado que llega en forma líquida a través de buques metaneros también se ha incrementado. Una parte significativa del mismo llega a través del puerto de Sagunto, que cuenta con la infraestructura necesaria para transformarlo y que ha aumentado su carga de trabajo de manera significativa. Su actividad repuntó en 2021 nada menos que un 25%.
Las dudas ahora están en si se podrá mantener un consumo de gas industrial similar al del pasado ejercicio. Con unos precios disparados que ya multiplican casi por diez los de hace un año se antoja difícil que se puedan asumir esos costes. Ya no solo se plantean subir los precios de los productos finales como ha hecho Pamesa sino también parar la producción en determinados momentos y, por tanto, reducir la fabricación.
En este contexto se antoja imprescindible que la promesa del Gobierno para limitar la escalada de precios de la energía sea una realidad en el corto plazo y que el precio del gas pueda ser asequible para esas empresas y así evitar ERTE e incluso despidos en un momento más que delicado para la economía. De momento la industria resiste al ser competitiva pero los problemas se multiplican y hay miedo de que si se alarga la situación sea insostenible.
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