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Á. M.
Miércoles, 6 de febrero 2019, 00:56
Valencia. La retirada de Reino Unido de la Unión Europea tiene un daño colateral para la producción agrícola valenciana. Aunque ahora centra la preocupación del sector el pulso que mantiene con las importaciones a Europa de cítricos del Norte de África, lo cierto es que el abandono del club europeo permitirá a ese país no someterse a las restricciones comunitarias en la importación de productos agrarios.
A pesar de las carencias que se denuncian, las autoridades comunitarias impiden la libre entrada de la producción de países como Egipto, Turquía o Marruecos para que no revienten el mercado con sus precios más bajos, haciendo imposible la supervivencia de la producción continental, concentrada especialmente en España e Italia.
Como los británicos importan la práctica totalidad de la fruta que consumen y un altísimo porcentaje de la verdura, desde el sector agrario se duda de que Londres entienda como un beneficio mantener este trato preferencial al campo europeo en unos futuros acuerdos bilaterales cuando la contrapartida que obtiene es mínima, si no se vincula a otros activos que se transacciona a través del Canal de la Mancha.
Esto significaría la pérdida de un alto porcentaje de lo que ahora se lleva allí, llegando a cifrarse en un 10%, según fuentes agrarias. El pasado año, la exportación agrícola a territorio británico se situó en 2.288 millones de euros, un 13% del total exportado por la Comunitat, que se sitúa 298.110 millones. La cantidad se mueve en esta horquilla, a pesar de la devaluación de la libra en hasta un 19%, lo que ha encarecido para los bolsillos de aquel país el coste de la producción extranjera. Así, mientras que el año en el que se decisión el 'Brexit' (2016) se cerró el año con un magro 11,5% del negocio total; en 2017 se aumentó hasta el 13,3%.
Pero esto no debe llevar a engaño: entre ambos ejercicios las ventas allí cayeron un 11,5% y, entre los dos últimos ejercicios, otro 11,5%, quedando un desplome a lo largo del proceso de negociación de un 21,7%. En función de estos y otros hechos que confluyen, el responsable de Derecho Alimentario de AINIA, José María Ferrer apunta que «existen cuestiones clave cuyo análisis detenido debería llevar a realizar todos los esfuerzos posibles por llegar a puntos de consenso. De lo contrario, podríamos retroceder en cuestiones que estaban bien resueltas y funcionaban». Por una parte, la Unión Europea exigirá a los productos del Reino Unido el cumplimiento de sus límites en residuos de plaguicidas, contaminantes, parámetros microbiológicos... Y, por la otra parte, Reino Unido puede plantear sus propias exigencias dando lugar a un enfrentamiento comercial a cuenta de los parámetros que se exijan a un lado y otro del Canal de la Mancha. También se podría vulnerar la protección de las denominaciones de origen y cambios en el etiquetado de producto que confundan a la industria y a la ciudadano.
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