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En una semana marcada en rojo en el calendario para las grandes cadenas por el inicio de las compras navideñas, el pequeño comercio valenciano trata de recuperarse del desastre. En la zona afectada los negocios no quieren oír hablar del Black Friday, como se ... conoce a esta tradición importada de los Estados Unidos que marca el arranque de la campaña de Navidad, ya que todavía siguen tratando de reponerse de la barrancada que la tarde del 29 de octubre arrasó con todo lo que encontró a su paso, aunque sí que miran con cierta esperanza al horizonte. Faltan tres semanas para la Navidad y ese es el objetivo.
Una vez limpiado el fango, los pequeños y medianos empresarios afrontan la segunda fase de la recuperación con la vista puesta en las ayudas anunciadas tanto por el Consell como por el Gobierno de España. Cada caso tiene sus particularidades, pero la reclamación es común: agilidad en las ayudas para reactivar la economía cuanto antes.
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Rafael Torres, presidente de la patronal del pequeño y mediano comercio, Confecomerç, considera que el ritmo de la recuperación depende en buena medida de la eficacia de los mecanismos de compensanción de los que debe hacerse cargo el Consorcio de Compensación de Seguros: «Cuanto más eficaz sea el apoyo económico, más rápida será la recuperación», defiende Torres.
Una idea que comparte Mauro Lorenzo, presidente de la Federación de Gremios i Asociaciones del Comercio Valenciano, Unió Gremial, que también se ha visto afectado en primera persona por la catástrofe. Lorenzo considera que la principal solución de cara a una campaña tan importante como es la navideña es la puesta en marcha de paquetes de ayudas que, además de ágiles, sean fáciles de recibir para los negocios afectados. «Queremos una Navidad lo más normal posible. Podemos hacer una campaña digna si se reactiva la economía», consideran desde Unió Gremial. No obstante, Lorenzo considera que la reactivación del consumo es un desafío «bastante complicado, pero se puede intentar».
De hecho, muchas de las tiendas arrasadas por la riada «están haciendo un gran esfuerzo» para abrir lo antes posible con el objetivo de ser un servicio para los consumidores. «Se lo plantean como una oportunidad para dar oferta a sus clientes que están necesitados», explica el presidente de la patronal gremial.
Los consumidores son la otra parte a tener muy en cuenta en la carrera hacia la reactivación económica del sector, que no solo pasa por la vuelta a la actividad de los negocios, sino también por la recuperación económica de la clientela. El portavoz de Confecomerç explica que el impacto de las inundaciones «no solo se traduce en pérdidas materiales», sino que también supone una importante disminución de los ingresos de los clientes habituales de ese pequeño y mediano comercio, que se puede prolongar «durante los próximos meses hasta que se reactive la actividad comercial y se alcance la normalidad».
En ese sentido, desde Unió Gremial solicitan a la Administración la puesta en marcha de bonos de comercio «similares a los que se sacaron tras la pandemia», con el propósito de ofrecer un beneficio tanto al comprador, necesitado tras la DANA, como al vendedor, cuyo negocio ha quedado destruido por el agua.
Asimismo, Rafael Torres incide en la necesidad de apoyar a las pymes, micropymes y autónomos del comercio al considerar que son «fundamentales para el buen funcionamiento de la economía de nuestra región» .
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