El cambio en el modelo energético para lograr uno más sostenible se erige como uno de los grandes fracasos del Consell del Botánico que comparten PSPV, Compromís y Unidas Podemos. El sonado tapón en la instalación de renovables cuyos proyectos se han comenzado a ... desbloquear al final de la legislatura se ha traducido en una dependencia de una energía que ha sido muy criticada por los partidos de izquierda, la nuclear.
Publicidad
La última actualización de Red Eléctrica de España confirma que, desde que Ximo Puig accedió a la presidencia de la Generalitat en 2015, la producción de la central de Cofrentes ha aumentado. Ha pasado de representar el 39,8% de la generación valenciana al 43,9% en todo el 2022, lo que se traduce en 8.317.333 de 18.937.069 megavatios (MW). Unos datos que reflejan que algo menos de la mitad de la energía autonómica proviene de una fuente que, pese a ser mal vista, no se le ha encontrado ningún sustituto durante dos legislaturas.
Durante este tiempo apenas se han conectado a la red plantas solares fotovoltaicas. La potencia instalada ha pasado de 348 MW a 419. Un avance muy tímido que sólo ha conllevado que la producción solar haya pasado de representar el 2,8% del total a rozar el 3%. Por su parte, la eólica también ha escalado poco, de 1.193 MW a 1.243. El punto positivo es que el gran despliegue de principios de siglo sigue presente y contribuye a que el 10,5% de la producción tenga este origen. En este último caso la generación ha sido menor en términos absolutos debido a las condiciones meteorológicas, que hacen variar la productividad de esta y las demás renovables.
Se espera que en los próximos ejercicios se pueda al fin dar un verdadero empuje a estas dos tecnologías renovables después de que, después de años de bloqueo, las diferentes consellerias hayan dado el visto bueno a 61 proyectos. Cinco corresponden a plantas eólicas –con 188 megavatios (MW) de potencia presentada– y 56 a parques fotovoltaicos, con una potencia que alcanza los 1.168 MW. El reto está ahora en gestionar la construcción de los mismos, que se alargará en el tiempo. Además, en algunos casos ha habido una fuerte contestación social.
Publicidad
Esta situación ha llevado a que colectivos de peso como el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales de Valencia (Cogiti Valencia) hayan levantado la voz en favor de la nuclear. No solo recuerdan que la Unión Europea la considere una energía 'verde' al no emitir gases de efecto invernadero sino que reivindican que sin ella, en plena crisis energética por la guerra de Ucrania, los precios se habrían disparado aún más.
Noticia Relacionada
Elísabeth Rodríguez
Por ello, consideran precipitado que se tenga decidido que la central de Cofrentes sea cerrada en 2030. El despliegue de las renovables podría no llegar a tiempo o ser insuficiente para sustituir toda esa energía que, además, irá en aumento con la extensión de los coches eléctricos y los diferentes procesos de descarbonización.
Publicidad
PSPV, Compromís y Podemos ya impulsaron en 2017 una moción (que era más un posicionamiento político que una decisión) que proponía clausurar la central nuclear valenciana en 2021 y no admitir una prórroga que más tarde fue confirmada por el Gobierno. Y los mismos partidos siguen criticando esta fuente de energía y defienden ahora su cierre en 2030 mientras, hoy por hoy, las renovables siguen aportando casi la misma energía que cuando llegaron al Consell.
Los esfuerzos del Ejecutivo valenciano se han centrado más en el autoconsumo que ha despuntado tanto en hogares como en empresas. Muchos particulares se han subido a esta ola en plena escalada de precios debido a la crisis derivada de la guerra de Ucrania. Pero los expertos tienen claro que sólo con estas medidas no se puede realizar una transición real.
Publicidad
Es una realidad que la Comunitat Valenciana no ha sido la única que ha tenido un tapón administrativo con este tipo de proyectos renovables que también ha afectado al Gobierno de España, que debe dar el visto bueno a los parques más grandes. Sin embargo, había margen de maniobra, tal y como han evidenciado varias autonomías vecinas.
La vecina Castilla-La Mancha es uno de los ejemplos más claros. Su producción pasó de 21.586 gigavatios (GWh) en 2015 a 25.506 en 2022 y las renovables estuvieron detrás de estos buenos registros. Sólo la energía solar fotovoltaica vio incrementada su potencia instalada de 923 MW a 4.048 MW. Es decir, aumentó en este período un 338% frente al 20% de la Comunitat Valenciana.
Publicidad
Más allá de la nuclear y las renovables más clásicas, en 2022 se dio una gran utilidad al bombeo. Esta fuente de energía tiene su máximo exponente en la instalación Cortes-La Muela. Cuando hay una gran cantidad de viento por la noche y la oferta sobrepasa a la demanda se dedica a llevar el agua a un embalse superior para, cuando haya mucha solicitud, con la misma volver a producir energía al caer al compartimento inferior.
Por su parte, el ciclo combinado que tiene al solicitado gas como materia prima supuso una generación de casi un cuarto del total pese al encarecimiento de los precios y la cogeneración, que también lo utiliza, casi un 6%.
Noticia Patrocinada
Una de las particularidades de la Comunitat Valenciana que se mantuvo durante 2022 es la gran diferencia existente entre producción y consumo de energía, que obliga a importar electricidad de otras autonomías. En las tres provincias se utilizaron 27.126 GWh durante todo el ejercicio, mientras que la generación fue de 18.937 GWh. La brecha se acorta, pero muy poco, ya que la demanda aumentó un 1% y la producción un 5,6%.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.