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Era febrero de 2020 y aunque la vida en Europa continuaba con normalidad cada vez llegaban desde China informaciones más preocupantes sobre el nuevo coronavirus, que no solo mataba personas sino que había comenzado a tener un impacto en la economía con la reducción de productos en el mercado. En ese momento se empezaba a notar la falta de suministros de todo tipo y conforme la pandemia se extendió la situación empeoró ya que no solo había un déficit de componentes y materias primas para las fábricas sino también de mascarillas y respiradores tan necesarios para hacer frente a la enfermedad. Tanto políticos como la patronal valenciana hicieron un llamamiento a medio plazo para comprar menos de los productos chinos y se instó a llevar a cabo planes para relocalizar la producción pero los datos evidencian que un año después la Comunitat Valenciana se ha quedado lejos de ese objetivo ya que la dependencia comercial de China se ha mantenido durante todo este tiempo.
Los datos de exportaciones del ministerio de Industria reflejan que en 2020 se importó casi el mismo volumen de productos que el año anterior desde el gigante asiático hasta alcanzar la cifra de 3.673 millones de euros, lo que supone un 14,5% de las compras extranjeras totales en la Comunitat Valenciana. Esta cifra apenas ha disminuido un 1,3% respecto al 2019 mientras el comercio internacional se ha hundido, lo que implica que incluso en valores absolutos haya una mayor dependencia ya que en ese ejercicio las importaciones chinas representaban un 12,8% del total. Se evidencia así el fracaso de una propuesta que aunque estaba claro que era a medio plazo apenas se han dado los primeros pasos.
Los datos desglosados del comercio exterior para la Comunitat Valenciana evidencian el mejor comportamiento de la mayor parte de los productos chinos respecto a las importaciones totales. En ningún sector la reducción del país es mayor que la del conjunto y en algunos mientras decae de media se crece. El de mayor importancia son las manufacturas de consumo, que representan uno de cada tres productos adquiridos al gigante asiático en términos absolutos. La compra valenciana de los mismos creció nada menos que un 17,25% hasta alcanzar la cifra de 1.347 millones mientras que los mundiales cayeron dos puntos. El segundo de mayor importancia, los bienes de equipo, aumentaron un 3,7% mientras disminuían casi un cuarto a nivel global hasta situarse en la cifra de 930 millones. Los bienes de equipo, que en general representan la maquinaria, mantuvieron los número e incluso crecieron algo mientras que en el total se redujeron casi un cuarto.
Esta situación lleva a que la balanza comercial valenciana con China esté muy descompensada y arroje resultados negativos de 3.268 millones ya que se importa diez veces más de lo que se exporta.
José Vicente Morata, presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, admite que un año después del inicio de la pandemia la dependencia comercial de China es aún muy alta y remarca que eso puede entrañar riesgos ya que cree que es mejor tener las compras diversificadas. «Una infinidad de cadenas de suministros dependen del país asiático«, indica Morata, que pide a los diferentes gobiernos estrategias para relocalizar empresas que aunque no sean tan rentables puedan ser estratégicas.
El representante de la Cámara de Valencia apunta que ahora mismo hay un problema con los proveedores de metales manipulados y otro tipo de materias primas o con algún tipo de tratamiento que ahora mismo apenas se producen en los países del entorno. A estos productos hay que sumar otros mucho más específicos como microchips de la industria del automóvil, de los cuales también hay una escasez mundial que han contribuido a ralentizar la ya tocada producción de una factoría de la importancia de Ford Almussafes.
Aún así, Morata apunta que hay algunos sectores en los que se empiezan a ver resultados y aunque son muy específicos marcan el camino a seguir. El más destacado es el textil, ubicado en gran parte en la comarca de la Vall d'Albaida y la ciudad de Ontinyent, que durante estos meses ha realizado un esfuerzo para pasar de fabricar textil hogar a mascarillas y otros equipos de protección que no solo suministran a los municipios valencianos sino con los que también se puede comerciar. De hecho, esta transformación ha llevado a que la producción industrial de su división en la Comunitat Valenciana haya crecido cuatro décimas en 2020 mientras que la general ha caído un 5,8%. El otro ejemplo es el sector químico, que vuelve a producir todo tipo de productos de higiene y desinfectantes que tan necesarios son ahora.
Para el futuro, el responsable de la Cámara de Valencia propone intensificar la producción local pero tambiéndepender de un mayor número de países. En concreto, cita a Turquía, un estado que puede proveer a la Comunitat Valenciana muchos bienes a bajo coste como lo hace en la actualidad China.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Leticia Aróstegui, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández y Mikel Labastida
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