Una confusión mundial amenaza a la industria valenciana de la algarroba

El problema de diversas partidas de helados que han sido retiradas del mercado, al encontrar trazas indebidas de óxido de etileno, ha sembrado la inquietud entre los empresarios valencianos de la algarroba, porque su producto estrella es la 'goma de garrofín', que técnicamente es el aditivo natural E-410 en el código alimentario, y éste es el producto que, injustamente, ha aparecido relacionado en algunas informaciones para explicar el supuesto origen de la cuestión. En algún caso, la relación entre unas cosas y otras se efectúa de una forma tan sesgada que a los industriales del sector les hace sospechar que pueda haber detrás maniobras de interés comercial.

Vayamos por partes. El óxido de etileno es un potente desinfectante que desde finales del siglo pasado está prohibido en la UE, salvo en casos muy restrictivos y exigentes, como en quirófanos y otros usos quirúrgicos. Fuera de la UE se sigue empleando, por lo que se ve, de forma amplia en usos agroalimentarios, por su poder desinfectante en el almacenamiento de materias.

La 'goma de garrofín' o E-410 se emplea desde hace muchas décadas como espesante y gelificante en la elaboración de sopas y otras comidas preparadas, helados, etc., y es un producto mundialmente muy apreciado por su calidad y capacidad para lo que se le requiere, siendo que es totalmente natural, sin sufrir alteraciones químicas en su proceso de preparación. Sencillamente es el contenido de la semilla de la algarroba (garrofín) convertido en harina tras separar la cutícula y el germen.

Hay otras sustancias en el mercado que compiten con la goma de garrofín, como la goma de guar, el alga agar-agar y últimamente el producto sintético gellan, cuyos fabricantes están redoblando esfuerzos para introducirlo en el mercado. Pese a todo, la goma de garrofín no ha parado de subir de precio en los últimos meses, duplicándose su cotización (12-14 euros el kilo) frente a la que tenía en febrero-marzo.

El problema del óxido de etileno que motivó la alerta en la UE se detectó en unas partidas de sésamo de la India y en goma de garrofín de Turquía que además estaba mezclada con guar.

Enrique Pérez, de la empresa Pedro Pérez de Bugarra, una de las firmas líderes del sector, ha explicado a LAS PROVINCIAS que desde el primer momento se preocuparon de informar adecuadamente a las autoridades para que se deslindasen con claridad responsabilidades. La cuestión inicial saltó en mayo pasado. Sorprendentemente aparece dos meses después una réplica. Es posible que se deba también a que productos elaborados entonces con aquel producto turco -como helados- se acaben distribuyendo tiempo después.

De cualquier forma, los industriales de derivados de la algarroba insisten en que sus productos no tienen nada que ver y están exentos de cualquier problema, que aquí no se emplea el óxido de etileno salvo en usos restringidos en hospitales) desde hace décadas, que la alerta fue motivada por artículos importados, que ya se retiraron todas las partidas sospechosas, y que por tanto debe quedar restablecida la total confianza en los suministradores españoles, a la vez que advierten que esta incidencia debe servir para que las autoridades de la UE incrementen los controles sobre las importaciones alimentarias de países terceros, entre las que aparecen crecientes problemas como éste.

Entre tanto, la confusión mundial generada por informaciones erróneas (muchas de ellas difundidas por internet) respecto al E-410 han sembrado la alarma entre los industriales valencianos y, por extensión, entre los agricultores de este cultivo, ya que siempre pende la duda de que sucesos así deriven sin fundamento en un retraimiento de la demanda, lo que haría bajar los precios. Precisamente en un año en el que se espera batir récords de cotizaciones para la algarroba en el campo. En puertas de abrir campaña se habla de alrededor de un euro por kilo, lo que significa recuperar la rentabilidad al cultivo.