El cultivo de kiwis se sigue extendiendo en tierras valencianas

La buena rentabilidad del kiwi sigue animando nuevas inversiones en este cultivo en tierras valencianas, pese al elevado importe de las instalaciones necesarias en estructuras de sujeción y mallas de sombreo, que también protegen contra vendavales y pedriscos.

Las condiciones meteorológicas y de suelo que predominan en zonas citrícolas suelen ser bastante idóneas para implantar kiwis, aunque hace falta invertir en protecciones adicionales frente a inclemencias ambientales. Las temperaturas medias propician buenas producciones y de mucha calidad, pero conviene reducir algo la insolación y proteger frente a fuertes vientos y tormentas de granizo, que resultan fatales para estas plantas al aire libre. Esto obliga a situar mallas de plástico (blancas o a veces de otros colores para filtrar radiaciones solares específicas) a varios metros de altura, lo que se realiza mediante la colocación de innumerables postes y una red mallada de cables y tensores, lo que al mismo tiempo sirve para sujetar las ramas de los kiwis, al estilo de parrales, facilitando así labores de aclareo, tratamientos y mejores rendimientos.

El desarrollo y afianzamiento de las técnicas de cultivo más adecuadas ha llevado a un alto grado de especialización que propicia además la introducción de nuevas variedades. Junto a la más típica de frutos verdes, que sigue siendo la más abundante, poco a poco se van introduciendo otras rojas y amarillas. De igual modo se despliegan pautas más profesionalizadas en labores de poda, aclareo de brotes y flores o el uso de colonias de insectos polinizadores (abejorros criados ex profeso para ello) para garantizar producciones elevadas y rentables.