Los jabalíes han hozado alrededor de este plantón de naranjo y han dejado sus raíces al aire. LL

Los daños de jabalíes se desbordan y obligan a poner señales en carreteras

Los agricultores dejan de trabajar fincas muy afectadas al no poder frenar las graves pérdidas que causa la avalancha de fauna salvaje

Vicente Lladró

Valencia

Lunes, 27 de mayo 2024, 00:46

Una nueva señal de tráfico ha empezado a verse en carreteras valencianas. Es triangular con el borde rojo, y sobre el fondo blanco figura un jabalí con colmillos. Lo que indica a los conductores que deben redoblar su precaución al pasar por ese tramo, porque ... pueden encontrarse con jabalíes en la calzada. En la terminología oficial es la señal 'P-24a' y su significado literal es: «¡Peligro, jabalíes!»

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Hasta ahora estábamos familiarizados con señales similares en las que figura un ciervo, o bien un toro, o también un erizo. En el caso del erizo se supone que no hay especial riesgo para vehículos y ocupantes, por su escaso tamaño, pero se pide extremar el cuidado para no atropellar a este simpático animal de paso tan lento. Con el toro nos advierten de que podemos encontrarnos con algún ganado que cruce, y con el ciervo es evidente igual aviso sobre la existencia de fauna silvestre.

La Conselleria de Agricultura retrasa las anunciadas ayudas para compensar parte de los perjuicios

Sin embargo, la enorme proliferación de jabalíes en los últimos tiempos, y la consiguiente multiplicación de los accidentes que causan, ha hecho que la Dirección General de Tráfico tome partido para extender avisos específicos sobre la existencia particular de piaras de esta especie que se presentan de repente en la vía publica, bien cruzándola o bien deambulando por la cuneta o por el mismo centro de la calzada, apareciendo de improviso ante el conductor al salir de una curva.

La Diputación de Valencia consolida la tendencia de confiar a los cazadores las acciones para reducir poblaciones conflictivas

Pero estas situaciones de peligro en la vía pública, que se extienden sin parar, no son más que una parte de los graves problemas que está ocasionando la alarmante multiplicación de poblaciones de fauna silvestre en la mayoría de los ámbitos agrícolas; y no sólo jabalíes, también corzos, cabra montés, conejos... Los daños se extienden e intensifican de forma exponencial ante la pasividad de las autoridades competentes en la materia, que se limitan a capear el temporal con reiteradas promesas y escasas medida que no paran la grave evolución del asunto. Entre tanto, miles de agricultores afectados e imposibilitados de hacer algo efectivo para parar tal avalancha, comienzan a dejar de cultivar parcelas donde es imposible seguir ante la envergadura de estas plagas imbatibles. Es un elemento más de agravio y ruina que empuja al abandono. Ese abandono que marca la despoblación y que todos dicen querer remediar.

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Frente a tal problemón, la Conselleria de Agricultura está retrasando sus anunciadas ayudas para tratar de compensar mínimamente los perjuicios causadas por la fauna salvaje. Era poco dinero el que anunció, pero todo sería empezar. Tal vez se barrunten innumerables solicitudes que desborden todo lo previsto. O que no se atine en cómo darle forma a todo y de dónde sacar más dinero.

Por otro lado, la Diputación de Valencia consolida la tendencia oficial de confiar a la Federación de Caza las acciones consecuentes para reducir poblaciones conflictivas. ¿Cuántas decenas de miles de ejemplares habrá que abatir y gestionar cada año para conseguir resultados efectivos?

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