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Circulación de vehículos en la avenida Ausiàs March de Valencia. IVÁN ARLANDIS

El precio de los coches se dispara en 6.000 euros en tres años

La pandemia, la falta de chips, el bloqueo en el canal de Suez, la guerra de Ucrania y el caos del transporte revolucionan el sector

Lunes, 20 de febrero 2023, 01:08

La compra de un coche se ha convertido en toda una odisea en los últimos años. Un esfuerzo económico cada vez mayor, listas de ... espera escandalosas, incertidumbre sobre el método de propulsión más adecuado en los tiempos que corren... Un mar de dudas. Pero la mayor preocupación pasa por el ostensible incremento de los precios experimentado a partir de la pandemia. La irrupción del coronavirus marcó un antes y un después en el sector del automóvil por la crisis de los microchips, aunque existen otros factores como la guerra de Ucrania, la inflación y el desarrollo de los vehículos eléctricos por parte de las marcas. Un cóctel explosivo que arroja un aumento medio del 24,40 por ciento en el importe de los automóviles nuevos desde 2019. Las ventas caen en medio de la confusión.

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Las políticas medioambientales destinadas a la reducción de las emisiones obligan a la industria de la automoción a plantearse nuevos retos. «El incremento del precio de los vehículos a la que estamos asistiendo desde hace unos años se debe sobre todo al esfuerzo en los desarrollos que están llevando a cabo los fabricantes para avanzar hacia la descarbonización del parque, con modelos cada vez más eficientes y, lógicamente, por el desarrollo del propio vehículo eléctrico», explican desde Faconauto (Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción).

Ahora, cuando un cliente cruza la puerta de un concesionario, puede tirarse de los pelos al recordar el precio que lucía el coche deseado hace menos de tres años. Exactamente el mismo modelo y una diferencia que, en varios automóviles de gama media, oscila entre los 4.000 y los 6.000 euros. Estas circunstancias obligan a numerosos compradores a bajar sus aspiraciones. Y el origen de esta subida no hay que buscarlo únicamente en el proceso de electrificación que están llevando a cabo las marcas con tal de adecuar sus productos a las exigencias gubernamentales.

Ha habido una tormenta perfecta. «Tras la pandemia, esta situación se ha acentuado por la crisis de los semiconductores y el incremento en el precio de las materias primas, particularmente a raíz de la guerra de Ucrania», añaden desde la patronal de concesionarios. El bloqueo marítimo en el canal de Suez en 2021 fue otra de las circunstancias que jugó en contra del mercado automovilístico, ya que varios buques quedaron atrapados.

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La oferta de vehículos se ha desplomado. Las líneas de producción se han llegado a ver paralizadas por la falta de suministros. Concretamente, de semiconductores procedentes de Asia. Cada coche contiene entre 3.000 y 5.000 microchips. La electrónica gana terreno a la mecánica en el mundo de las cuatro ruedas. A raíz del confinamiento por el coronavirus, las fábricas de estas piezas alteraron sus prioridades para atender el salto en la venta de dispositivos como ordenadores, tablets, móviles, videoconsolas... Poca calle y mucha casa.

Al dejar atrás las restricciones por el coronavirus, los fabricantes de semiconductores sufrieron un colapso al no poder satisfacer la recuperación de la demanda de vehículos. Un cuello de botella que persiste actualmente. Hay marcas con miles de automóviles pendientes de salir al mercado pese a estar prácticamente terminados por un simple motivo: falta algún chip en concreto. Así, las fábricas realizan paradas de producción, optan por los ERTE… Y recurren a campas y puertos para almacenar los coches que se encuentran a la espera de alguna pequeña pieza para nacer.

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Posteriormente, la guerra de Ucrania y la crisis energética han desembocado en una inflación que, lógicamente, ha pasado factura a las fábricas en su actividad diaria. Y también ha influido en el coste del transporte de los coches, el último gran problema que se ha sumado al caos automovilístico. La puntilla. La flota de camiones que se encargaba de trasladar los vehículos en España se ha visto mermada en un 25 por ciento aproximadamente a partir de la pandemia.

Los costes crecen y el precio de los vehículos todavía más, mientras que los problemas de fabricación y entrega impiden atender la demanda. Según los datos de ANFAC (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones), las matriculaciones de turismos y todoterreno en la Comunitat Valenciana no son nada halagüeñas. En enero sólo se llevaron a cabo 5.515, la quinta cifra más baja de los últimos 12 meses.

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Un panorama inquietante, tal y como reconoce Fernando Móner, presidente de la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios. «Todos los problemas que empezaron con la pandemia, el cierre de puertos, el canal que se quedó bloqueado y los retrasos, el colapso de os puertos del Sudeste Asiático…. Todo eso ha hecho que se retrasaran cada vez más la entrega de los vehículos nuevos y por tanto incrementa la demanda del mercado de segunda mano y con ello el precio. Todo esto, añadido a las normativas que van a limitar la venta de cierto tipo de vehículos, los de diésel y gasolina, en los próximos años. Ahora mismo el consumidor está muy confuso», explica.

Faconauto ofrece un balance sobre la evolución de los precios en los últimos tres años y la curva resulta evidente. El pasado mes de enero, el precio medio de los coches nuevos ascendió a 34.205 euros. Un 24,40 por ciento superior al promedio acumulado durante 2019, que fue de 27.497. No ha dejado de subir. Según algunas marcas consultadas, un SUV que en marzo de 2020 costaba 23.000 euros, ahora tiene un precio cercano a los 29.000. Exactamente el mismo modelo, con el mismo motor y el mismo acabado. En turismos y todoterreno de gama media existen incrementos próximos a los 6.000 euros, mientras que en las furgonetas pueden rondar los 8.000. Eso sí, hay compañías con desfases inferiores.

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En los últimos tres años, el IPC ha subido un 13 por ciento aproximadamente. De esta forma, si se realiza el recorte correspondiente sobre el 24,40%, el aumento neto de los precios es superior al 11%. Los concesionarios y las fábricas han multiplicado sus beneficios al modificar su táctica dentro del mercado, ya que han apostado fuerte por cerrar menos ventas pero más caras. Una estrategia rentable.

Ya no existen los voluminosos y atractivos descuentos que ofrecían los concesionarios cada vez que aparecía un posible comprador antes de la pandemia. Había rebajas de 4.000 euros por un turismo. Entonces, el objetivo consistía en vender la mayor cantidad posible de vehículos asumiendo un margen de beneficios ligero. En ocasiones, mínimo. Ahora las tornas han cambiado. Hay más demanda que oferta y, con la fabricación limitada por varias circunstancias, las marcas obtienen unas ganancias mayores en cada operación.

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En las últimas semanas, se ha producido una moderación en la subida de los precios. Sin embargo, hay otro dilema en el horizonte: el EURO 7. La nueva normativa de contaminación aprobada por el Parlamento Europeo, que plantea una reducción drástica del número de emisiones para los vehículos diésel y gasolina, entrará en vigor el 1 de julio de 2025. Incluye la prohibición de la venta de turismos y furgonetas que funcionen con motor de combustión a partir de 2035.

Precisamente, el pasado miércoles, se produjo en Almussafes una cumbre de grandes compañías automovilísticas para establecer sinergias ante el escenario que se avecina. Fue el Primer Encuentro Nacional de Municipios del Sector Automoción y Componentes. El objetivo consiste en diseñar estrategias que permitan adaptarse al marco de la sostenibilidad, ya que los motores de combustión se acercan a su final.

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Las marcas están obligadas a adaptarse al desarrollo sostenible y concebir vehículos más respetuosos con el medioambiente. Un futuro con interrogantes, tal y como advierte Fernando Móner: «Los vehículos eléctricos tienen límites y los residuos que pueden llegar a generar dudas en un futuro. Y por supuesto, el precio. Las familias han perdido mucho poder adquisitivo y tienen que hacer un esfuerzo para ir a por un coche eléctrico. Entonces buscan alternativas como el renting y leasing». Al mismo tiempo, teniendo en cuenta también los extensos plazos de entrega de los automóviles nuevos, numerosos usuarios se lanzan al mercado de segunda mano, cuya cotización también se ha disparado.

Silvia Huerta, delegada de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en la Comunitat Valenciana, profundiza en la electrificación del parque automovilístico y subraya el encarecimiento de estos modelos alternativos: «De los datos que tenemos de 2021 a 2022 los automóviles eléctricos han aumentado el precio este último año. La cantidad depende del modelo y en algunos casos supera ampliamente el IPC. Como los precios de partida ya eran altos en estos vehículos, estos incrementos suponen un desembolso importante para el comprador incluso con las ayudas del plan MOVES III. No es lo que se esperaba hace unos meses cuando se pensaba que el precio de los coches eléctricos se estancaría o incluso podría llegar a bajar. Ha habido subidas de hasta un 16 por ciento en un año».

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Sin embargo, su conclusión está clara: «Según los estudios que hemos realizado, a la larga sigue compensando adquirir un vehículo eléctrico dado que también se ha producido un aumento en los precios de automóviles de motor térmico y el precio de la electricidad sigue siendo pese a todo menor que el de los derivados del petróleo. Según los cálculos que hemos realizado el coche eléctrico se amortizaría con unos 115.000 kilómetros. El plazo de amortización sería incluso más corto si tienes acceso a las ayudas del plan MOVES III».

Al margen del precio, hay otras inquietudes expuestas por Móner: «La preocupación deriva de las informaciones no definitivas que hablan de prohibiciones y lugares de las ciudades donde no se va a poder circular con según qué tipo de vehículos por su etiqueta energética. El consumidor no tiene claro hacia dónde tirar ni tiene poder adquisitivo para tomar posiblemente la mejor decisión. No sabe qué camino tomar el consumidor. Hay marcas que ofertan hasta cinco tipos de motor en el mismo vehículo».

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Al margen de los tradicionales diésel y gasolina, el mercado de la automoción ofrece numerosas opciones de energía alternativa: eléctricos, híbridos convencionales, híbridos enchufables, híbridos ligeros, de gas (GLP o GNC) e incluso de hidrógeno. El abanico es amplio. Incluso desconcertante por momentos.

Según las estadísticas de ANFAC, de las 5.515 matriculaciones sumadas en la Comunitat Valenciana durante el pasado mes de enero, la mayor parte han sido de coches de propulsión alternativa. Concretamente, 2.644. En cambio, 2.426 corresponden a unidades gasolina y 445, a diésel. El sector avanza hacia la movilidad verde, mientras que los vehículos de combustión se aproximan a su ocaso. En medio de esta transición y de la inflación, las carteras de los compradores sufren.

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